martes, 11 de septiembre de 2012

Nacionalismo asiático en el mar


Nacionalismo asiático en el mar

CAMBRIDGE – ¿Estallará la guerra en los mares del este de Asia? Después de que nacionalistas tanto chinos como japoneses ocuparon las tierras desérticas a las que China se refiere como las Islas Diaoyu y Japón llama las Islas Senkaku, manifestantes enfurecidos en la ciudad china de Chengdu, al sudoeste del país, entonaron "Debemos matar a todos los japoneses".
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Illustration by Dean Rohrer
En la misma sintonía, un enfrentamiento entre buques chinos y filipinos en los arrecifes de Scarborough en el Mar de China Meridional derivó en protestas en Manila. Y un paso adelante en materia de cooperación entre Corea del Sur y Japón, que se venía planeando desde hacía mucho tiempo, fue torpedeado con la visita del presidente surcoreano a la isla desértica que Corea llama Dokdo, Japón llama Takeshima y Estados Unidos llama Liancourt Rocks.

No deberíamos ser demasiado alarmistas. Estados Unidos declaró que las Islas Senkaku (administradas por la Prefectura de Okinawa cuando fueron devueltas a Japón en 1972) están cubiertas por el tratado de seguridad entre Estados Unidos y Japón. Mientras tanto, el enfrentamiento por los arrecifes de Scarborough se calmó y, si bien Japón retiró a su embajador de Corea del Sur por el incidente de Dokdo, es improbable que los dos países entren en una contienda.
Sin embargo, vale la pena recordar que China utilizó fuerza letal para expulsar a los vietnamitas de las Islas Paracel en 1974 y 1988. Y China se impuso al anfitrión camboyano de la cumbre de ASEAN de este año y logró que se bloqueara un comunicado final que habría reclamado un código de conducta en el Mar de China Meridional -la primera vez en sus cuarenta años de historia que la asociación compuesta por diez miembros no pudo emitir un comunicado. 
El reavivamiento del nacionalismo extremo en el este de Asia es preocupante y entendible. En Europa, aunque los griegos renieguen de los términos del respaldo alemán a un financiamiento de emergencia, el período transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial ha visto un enorme progreso en cuanto a la unión de los países. Nada similar sucedió en Asia, y cuestiones que se remontan a los años 1930 y 1940 siguen sin dirimir -un problema exacerbado por políticas gubernamentales y libros de texto sesgados.
El Partido Comunista chino ya no es muy comunista. Más bien, basa su legitimidad en el rápido crecimiento económico y en el nacionalismo étnico Han. Los recuerdos de la Guerra Sino-Japonesa de 1894-1895 y la agresión japonesa en los años 1930 son útiles en términos políticos y encajan en el marco más amplio de la victimización china por parte de las fuerzas imperialistas.
Algunos analistas de defensa norteamericanos consideran que la estrategia marítima de China es claramente agresiva. Señalan los crecientes gastos en defensa y el desarrollo de tecnología de misiles y submarina destinada a acordonar los mares que se extienden desde la costa de China hasta "la primera cadena de islas" de Taiwán y Japón.
Otros, en cambio, ven una estrategia china confusa, contradictoria y paralizada por intereses burocráticos enfrentados. Señalan los resultados negativos de las políticas más enérgicas de China desde la crisis económica de 2008. De hecho, las políticas de China dañaron sus relaciones prácticamente con todos sus vecinos.
Consideremos el incidente de Senkaku en 2010 cuando, después de que Japón arrestó a la tripulación de un buque pesquero chino que había embestido a un barco guardacostas japonés, China incrementó sus represalias económicas. El resultado, al decir de un analista japonés, fue que "China se hizo un gol en contra", revirtiendo de un plumazo lo que había sido una tendencia favorable en las relaciones bilaterales bajo el gobernante Partido Democrático de Japón. En términos más generales, mientras China gasta miles de millones de renminbi en esfuerzos por aumentar su poder blando en Asia, su comportamiento en el Mar de China Meridional contradice su propio mensaje.
Les pregunté a amigos y funcionarios chinos por qué China lleva adelante una estrategia tan contraproducente. La primera respuesta formal es que China heredó reclamos territoriales históricos, incluyendo un mapa del período nacionalista que traza una "línea de nueve segmentos" que abarca prácticamente todo el Mar de China Meridional. Hoy en día, cuando la tecnología permite que los recursos submarinos y pesqueros sean más explotables en la zona, es imposible abandonar este patrimonio. En 2009-2010, algunos funcionarios de mediano rango y comentaristas incluso se referían al Mar de China Meridional como un "interés central" soberano al igual que Taiwán o Tíbet.
Pero los líderes de China nunca fueron claros respecto de la ubicación exacta de la "línea de nueve segmentos" o sobre si sus reclamos se refieren únicamente a ciertas porciones de tierra, o también a plataformas y mares continentales más extensos. Ante la pregunta de por qué no clarifican sus reclamos, mis interlocutores chinos suelen decir que para eso harían falta concesiones políticas y burocráticas difíciles que provocarían a los nacionalistas domésticos.
Es más, en ocasiones dicen que no quieren ceder una baza de manera prematura. En 1995, y nuevamente en 2010, Estados Unidos declaró que las aguas del Mar de China Meridional debían estar gobernadas por la Ley del Tratado del Mar de las Naciones Unidas de 1982 (que, irónicamente, Estados Unidos aún no ha ratificado), pero que Estados Unidos no asume ninguna postura respecto de los reclamos territoriales. En cambio, Estados Unidos instó a que los reclamos enfrentados se resolvieran a través de una negociación.
En 2002, China y ASEAN llegaron a un acuerdo sobre un código de conducta legalmente no vinculante para manejar este tipo de disputas pero, al ser una potencia grande, China cree que ganará más en negociaciones bilaterales que multilaterales con pequeños países. Esa idea estaba detrás de la presión de China a Camboya para bloquear el comunicado final de la ASEAN este verano.
Pero es una estrategia equivocada. Al ser una gran potencia, China tendrá un peso importante en cualquier circunstancia, y puede reducir el daño auto-infligido si acuerda sobre un código de conducta.
En cuanto a las islas Senkaku/Diaoyu, la mejor propuesta proviene de The Economist. China debería abstenerse de mandar buques oficiales a aguas japonesas, y utilizar una línea de acceso directo con Japón para manejar las crisis generadas por "pillos" nacionalistas. Al mismo tiempo, los dos países deberían revivir un marco de 2008 para el desarrollo conjunto de campos de gas en disputa en el Mar del Este de China, y el gobierno central de Japón debería comprar las islas desérticas a su propietario privado y declararlas un área marítima internacional protegida.
Es hora de que todos los países del este de Asia recuerden el famoso consejo de Winston Churchill: "Siempre es mejor dialogar que ir a la guerra".

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