Joseph S. Nye
Joseph S. Nye, a former US assistant secretary of defense and chairman of the US National Intelligence Council, is University Professor at Harvard University and one of the world’s foremost scholar…Full profile
Nacionalismo asiático en el mar
CAMBRIDGE – ¿Estallará la
guerra en los mares del este de Asia? Después de que nacionalistas tanto
chinos como japoneses ocuparon las tierras desérticas a las que China
se refiere como las Islas Diaoyu y Japón llama las Islas Senkaku,
manifestantes enfurecidos en la ciudad china de Chengdu, al sudoeste del
país, entonaron "Debemos matar a todos los japoneses".
En
la misma sintonía, un enfrentamiento entre buques chinos y filipinos en
los arrecifes de Scarborough en el Mar de China Meridional derivó en
protestas en Manila. Y un paso adelante en materia de cooperación entre
Corea del Sur y Japón, que se venía planeando desde hacía mucho tiempo,
fue torpedeado con la visita del presidente surcoreano a la isla
desértica que Corea llama Dokdo, Japón llama Takeshima y Estados Unidos
llama Liancourt Rocks.
No
deberíamos ser demasiado alarmistas. Estados Unidos declaró que las
Islas Senkaku (administradas por la Prefectura de Okinawa cuando fueron
devueltas a Japón en 1972) están cubiertas por el tratado de seguridad
entre Estados Unidos y Japón. Mientras tanto, el enfrentamiento por los
arrecifes de Scarborough se calmó y, si bien Japón retiró a su embajador
de Corea del Sur por el incidente de Dokdo, es improbable que los dos
países entren en una contienda.
Sin
embargo, vale la pena recordar que China utilizó fuerza letal para
expulsar a los vietnamitas de las Islas Paracel en 1974 y 1988. Y China
se impuso al anfitrión camboyano de la cumbre de ASEAN de este año y
logró que se bloqueara un comunicado final que habría reclamado un
código de conducta en el Mar de China Meridional -la primera vez en sus
cuarenta años de historia que la asociación compuesta por diez miembros
no pudo emitir un comunicado.
El
reavivamiento del nacionalismo extremo en el este de Asia es
preocupante y entendible. En Europa, aunque los griegos renieguen de los
términos del respaldo alemán a un financiamiento de emergencia, el
período transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial ha visto un enorme
progreso en cuanto a la unión de los países. Nada similar sucedió en
Asia, y cuestiones que se remontan a los años 1930 y 1940 siguen sin
dirimir -un problema exacerbado por políticas gubernamentales y libros
de texto sesgados.
El
Partido Comunista chino ya no es muy comunista. Más bien, basa su
legitimidad en el rápido crecimiento económico y en el nacionalismo
étnico Han. Los recuerdos de la Guerra Sino-Japonesa de 1894-1895 y la
agresión japonesa en los años 1930 son útiles en términos políticos y
encajan en el marco más amplio de la victimización china por parte de
las fuerzas imperialistas.
Algunos
analistas de defensa norteamericanos consideran que la estrategia
marítima de China es claramente agresiva. Señalan los crecientes gastos
en defensa y el desarrollo de tecnología de misiles y submarina
destinada a acordonar los mares que se extienden desde la costa de China
hasta "la primera cadena de islas" de Taiwán y Japón.
Otros,
en cambio, ven una estrategia china confusa, contradictoria y
paralizada por intereses burocráticos enfrentados. Señalan los
resultados negativos de las políticas más enérgicas de China desde la
crisis económica de 2008. De hecho, las políticas de China dañaron sus
relaciones prácticamente con todos sus vecinos.
Consideremos el
incidente de Senkaku en 2010 cuando, después de que Japón arrestó a la
tripulación de un buque pesquero chino que había embestido a un barco
guardacostas japonés, China incrementó sus represalias económicas. El
resultado, al decir de un analista japonés, fue que "China se hizo un
gol en contra", revirtiendo de un plumazo lo que había sido una
tendencia favorable en las relaciones bilaterales bajo el gobernante
Partido Democrático de Japón. En términos más generales, mientras China
gasta miles de millones de renminbi en esfuerzos por aumentar su poder
blando en Asia, su comportamiento en el Mar de China Meridional
contradice su propio mensaje.
Les
pregunté a amigos y funcionarios chinos por qué China lleva adelante
una estrategia tan contraproducente. La primera respuesta formal es que
China heredó reclamos territoriales históricos, incluyendo un mapa del
período nacionalista que traza una "línea de nueve segmentos" que abarca
prácticamente todo el Mar de China Meridional. Hoy en día, cuando la
tecnología permite que los recursos submarinos y pesqueros sean más
explotables en la zona, es imposible abandonar este patrimonio. En
2009-2010, algunos funcionarios de mediano rango y comentaristas incluso
se referían al Mar de China Meridional como un "interés central"
soberano al igual que Taiwán o Tíbet.
Pero
los líderes de China nunca fueron claros respecto de la ubicación
exacta de la "línea de nueve segmentos" o sobre si sus reclamos se
refieren únicamente a ciertas porciones de tierra, o también a
plataformas y mares continentales más extensos. Ante la pregunta de por
qué no clarifican sus reclamos, mis interlocutores chinos suelen decir
que para eso harían falta concesiones políticas y burocráticas difíciles
que provocarían a los nacionalistas domésticos.
Es
más, en ocasiones dicen que no quieren ceder una baza de manera
prematura. En 1995, y nuevamente en 2010, Estados Unidos declaró que las
aguas del Mar de China Meridional debían estar gobernadas por la Ley
del Tratado del Mar de las Naciones Unidas de 1982 (que, irónicamente,
Estados Unidos aún no ha ratificado), pero que Estados Unidos no asume
ninguna postura respecto de los reclamos territoriales. En cambio,
Estados Unidos instó a que los reclamos enfrentados se resolvieran a
través de una negociación.
En
2002, China y ASEAN llegaron a un acuerdo sobre un código de conducta
legalmente no vinculante para manejar este tipo de disputas pero, al ser
una potencia grande, China cree que ganará más en negociaciones
bilaterales que multilaterales con pequeños países. Esa idea estaba
detrás de la presión de China a Camboya para bloquear el comunicado
final de la ASEAN este verano.
Pero
es una estrategia equivocada. Al ser una gran potencia, China tendrá un
peso importante en cualquier circunstancia, y puede reducir el daño
auto-infligido si acuerda sobre un código de conducta.
En cuanto a las islas Senkaku/Diaoyu, la mejor propuesta proviene de The Economist.
China debería abstenerse de mandar buques oficiales a aguas japonesas, y
utilizar una línea de acceso directo con Japón para manejar las crisis
generadas por "pillos" nacionalistas. Al mismo tiempo, los dos países
deberían revivir un marco de 2008 para el desarrollo conjunto de campos
de gas en disputa en el Mar del Este de China, y el gobierno central de
Japón debería comprar las islas desérticas a su propietario privado y
declararlas un área marítima internacional protegida.
Es
hora de que todos los países del este de Asia recuerden el famoso
consejo de Winston Churchill: "Siempre es mejor dialogar que ir a la
guerra".
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