La misma noria
Fernando Escalante Gonzalbo
Fernando Savater dijo alguna vez que “suele ser mucho más fácil combatir la influencia social perniciosa de un sofisma complejo y sutil que la de un dogma panfletario, simple como el pedo de un asno”.
Precisamente porque los dogmas ramplones no piden ninguna clase de razonamientos —son pegadizos, rotundos, indiscutibles. Por ejemplo, que el PRI compró los votos en la pasada elección presidencial.
Fernando Escalante Gonzalbo
Fernando Savater dijo alguna vez que “suele ser mucho más fácil combatir la influencia social perniciosa de un sofisma complejo y sutil que la de un dogma panfletario, simple como el pedo de un asno”.
Precisamente porque los dogmas ramplones no piden ninguna clase de razonamientos —son pegadizos, rotundos, indiscutibles. Por ejemplo, que el PRI compró los votos en la pasada elección presidencial.
Leo en una entrevista con el coordinador del PAN en la cámara de diputados, Luis Alberto Villarreal. El titular ocupa un tercio de la página: “Reformas para que las elecciones se ganen, no se compren”. Y efectivamente dice eso, o algo parecido:
“Lo he dicho fuerte y quedito, las elecciones se ganan, no se compran”.
El desplante llama la atención, pero no tiene mucho misterio. Sencillamente, el señor Villarreal quiere aprovechar el tirón publicitario del obradorismo, acreditarse como opositor intransigente, colgarse del tema de moda, airear su beligerancia frente al PRI, ponerse al lado de los alegres muchachos del 132.
Y de paso, ahorrarse dar explicaciones por la derrota electoral de su partido. Es el mismo error que han venido cometiendo los dirigentes del PAN desde hace seis años: reducir su política al antipriismo, y jugar con las cartas del PRD.
Digo yo que es un error, porque no han ganado nada. Pero me queda claro que es asunto suyo. El problema no son los resultados que eso pueda darle al PAN, sino las consecuencias que vaya a tener para el trabajo legislativo. El diputado Villarreal quiere “que el PAN enarbole las causas ciudadanas”, y dice que no les darán la espalda a sus votantes.
Pero lo que tiene que ofrecer, en congruencia con su preocupación porque se haya “comprado” la elección presidencial, es de una pobreza alarmante:
“Promoveremos propuestas en materia de reforma política y electoral”, como la segunda vuelta, la reelección de legisladores y alcaldes, mayores exigencias respecto a los gastos de campaña, regulación de las encuestadoras...… “para evitar que ocurran cosas como las que vimos en el pasado proceso electoral”.
Imagino que eso que vimos son los mandiles, las cubetas, las tarjetas de Soriana y el chivo. En todo caso, ya hay programa para toda la legislatura, para ir de la mano con el PRD, y tratar de contentar a Morena.
O sea, que el PAN nos propone seguir de momento otros tres años dándole vueltas a la misma noria de hace treinta años, enfrascados en la discusión de la legislación electoral: plurinominales, reelección, campañas, partidos, candidatos, el IFE y la tele. Y con la cantaleta de la compra de votos en calidad de gran causa ciudadana.
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