martes, 11 de septiembre de 2012
Andrés, el virtuoso
Andrés, el virtuoso
Pablo Hiriart
Qué gran patriota y virtuoso de la política: armó un incendio y luego fue capaz de apagarlo.
Le aplauden que haya “dado cauce” a la inconformidad con el resultado de las elecciones y en lugar de tomar calles o aeropuertos anunciara la creación de un partido político.
Eso no tiene nada de admirable. Son las viejas maromas que aprendieron los priistas del pleistoceno y que hoy militan en lo que llaman izquierda: prende un fuego, así lograrás que te llamen para apagarlo.
Fue el propio López Obrador quien esparció la mentira de que las elecciones habían sido un fraude. Él y su aparato de propaganda, consistente en tres partidos políticos, conductores de radio y periódicos de circulación nacional le dieron vuelo a la falsedad.
Por supuesto que con una maquinaria de ese tamaño hubo quienes se tragaron por completo la historia del fraude y de que cinco millones de personas vendieron su voto.
Cuando se dio el fallo unánime de los magistrados del Tribunal Electoral insultó a esos magistrados, a los que acusó de haberse puesto al servicio de una minoría propietaria del país.
Después reunió a los suyos en el Zócalo y anunció que se va del PRD, partido que le dio dos veces la candidatura presidencial, y esbozó la creación de un nuevo partido.
¿Y le aplauden por eso?
¿Lo llaman un político responsable, por eso?
Sí. Pudo haber incendiado el país y no lo hizo. Qué generoso. Gracias, don Andrés Manuel, por no habernos achicharrado.
Demasiada hipocresía. La realidad no es esa y faltan las explicaciones sustanciales.
A pesar del enorme aparato de propaganda de López Obrador, la “indignación” por los resultados de las elecciones no era de una magnitud importante. O al menos no como hace seis años.
Esta vez perdió por más de tres millones 200 mil votos y el veredicto del Tribunal fue unánime.
La faramalla del fraude que ameritaba anular la elección la montó para mantenerse vigente.
Nos debe —sí, nos, a todos— una explicación de los motivos por los cuales se fue del PRD. Y no porque lo lamentemos, sino porque los partidos son entidades de interés público, subsidiados con recursos del erario.
Ocupó los más altos cargos y tomó las mayores oportunidades que puede brindar un partido político a un militante, y se fue sin dar las explicaciones de por qué ya no quería estar ahí.
¿Cómo que nada nos debemos y estamos en paz? Hasta ahora sólo hay valores entendidos, señales, frases crípticas, y cero claridad acerca de por qué se fue del PRD.
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