miércoles, 14 de marzo de 2012

Libertarismo en una sola frase

David Bergland ofreció una vez el Libertarismo en una lección. Me gustaría ofrecer el libertarismo en una sola frase. La formulación más concisa del libertarismo que se me ocurre es la siguiente:


Otras personas no son tu propiedad. En otras palabras: no son tuyos para que les mandes. Sus vidas no son tuyas para microgestionarlas. Los frutos de sus trabajos no son tuyos para disponerlos. No importa lo inteligente o maravilloso o útil que sería lo que sea que quieras que otras personas hagan. No es asunto tuyo si usan cinturones de seguridad, rinden culto al dios correcto, tienen relaciones sexuales con las personas equivocadas, o participan en transacciones de mercado que te irritan. Sus opciones no son tuyas para dirigirlas. Son seres humanos como tú, tus iguales bajo la ley natural. No posees autoridad legítima alguna sobre ellos. Mientras ellos no crucen la línea y empiecen a tratar a otras personas como su propiedad, no tienes ningún fundamento moral para iniciar la violencia contra ellos, ni para autorizar a cualquier otra persona que lo haga en tu nombre. El principio básico de las relaciones sociales civilizadas fue enunciado en 1646 por Richard Overton:
Para cada individuo en la naturaleza es dada una propiedad sobre él mismo, y de esto ninguna persona puede pretender privar a alguien sin violación manifiesta y afrenta a los principios mismos de la naturaleza y de las normas de equidad y justicia entre hombre y hombre… Ningún hombre tiene poder sobre mis derechos y libertades, ni yo sobre los de ningún hombre. Puedo ser un individuo, disfrutando de mí mismo y mi auto-propiedad y no puedo hablar en nombre de nadie más que de mí mismo, o presumir más que de eso; si lo hago, soy un usurpador y un invasor del derecho de otro hombre… todo hombre, por naturaleza, siendo rey, sacerdote y profeta en su propio circuito natural y brújula, de los cuales no pueden otra persona participar sino por delegación, comisión, y el consentimiento libre suyo, cuyo natural derecho y libertad es.
Tampoco es este requisito dispensado meramente porque casualmente eres un oficial de la policía, o un legislador electo, o un miembro de la mayoría de los ciudadanos que emiten su voto. Como Voltairine de Cleyre señaló en 1890:
[Un] cuerpo de votantes no puede encargarte ningún derecho sino sus propios; por ningún malabarismo posible de la lógica pueden delegar el ejercicio de cualquier función que ellos mismos no controlan. Si cualquier persona en la tierra tiene derecho a delegar sus poderes a quien él elija, entonces cualquier otro individuo tiene igual derecho; y si cada uno tiene el mismo derecho, entonces nadie puede elegir a un agente por otra persona, sin el consentimiento de esa otra persona. Por lo tanto, si el poder del gobierno reside en el pueblo todo, y de ese todo, todos menos uno te eligió como su agente, todavía no tendrías autoridad alguna para actuar en nombre de ese uno. Los individuos que forman la minoría que no te nombró a un cargo tienen exactamente los mismos derechos y poderes que aquellos que componen la mayoría que sí lo hizo; y si ellos prefieren no delegarlos en absoluto, entonces ni usted, ni nadie, tiene autoridad alguna para obligar a ellos que te acepten a vos, o cualquiera, como su agente…
Sugiero que la frase “Otras personas no son tu propiedad” y sus variantes, pueda ser una herramienta más útil de debate intelectual que algunos de los slogans que usamos con mayor frecuencia. ¿Por qué no responder a cada nueva propuesta de obligar a la gente a hacer esto o aquello con la protesta “pero no te pertenecen”, “Pero no son tu propiedad”? Al menos esto reduciría la cuestión a su esencia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario