La modernización militar china gana fuerza. Dean Cheng
El discurso pronunciado ayer por el líder chino Hu Jintao, que es jefe de la poderosa Comisión Militar Central que dirige el Ejército Popular de Liberación de China (PLA, por sus siglas en inglés), ha concitado una gran atención.
La última encarnación de Barack Obama. Mike Brownfield
Si había alguna duda sobre dónde está el corazón ideológico del presidente Barack Obama, ayer lo dio a conocer alto y claro en un amplio discurso en Osawatomie, Kansas. El presidente Obama es, en el fondo, un completo progresista que ve el gobierno federal como la respuesta a todos los problemas de Estados Unidos. Y está yendo a toda máquina por el camino de la ultraizquierda hasta llegar al día de las elecciones de 2012, a pesar del total fracaso de sus políticas de Estado omnipresente y de un pueblo americano que ha rechazado tajantemente el mensaje que él está intentando vender.
El discurso del presidente Obama = El discurso del Nuevo Nacionalismo de Teddy Roosevelt. Julia Shaw
Barack Obama se convirtió el martes en el segundo presidente que utiliza un discurso en Osawatomie, Kansas como oportunidad para asumir el legado de un presidente anterior.
Pearl Harbor, la Segunda Guerra Mundial y una lección para el presente Mike Brownfield
Hace 70 años un día como hoy, el presidente Franklin D. Roosevelt se dirigió ante una sesión conjunta del Congreso y pidió una declaración de guerra contra Japón después del devastador ataque contra Pearl Harbor acaecido un día antes.
Las palabras de Roosevelt fueron difundidas por radio a toda la nación y las repercusiones de las acciones de Estados Unidos se sentirían en todo el mundo — y en la historia. Las lecciones que Estados Unidos aprendió en esos días fatídicos deben recordarse incluso hoy.
2011 supera la cifra de narcoejecuciones, ya son 11 mil 594
Ciudad de México.- Superan narcoejecuciones a 2010, actualmente ya suman 11 mil 594 y aún falta un mes para concluir este año.
De acuerdo con el conteo de la Agencia Reforma, describe que de continuar la tendencia de 35 asesinatos diarios en lo que resta de este 2011, se habrán cometido 12 mil 674 homicidios, lo que representaría un 9.4 por ciento más de los que hubo en 2010, cuando sumaron mil 583.
Según la estadística se informó que para este año los estados que figuraron como los más violentos en 2010 tienen una disminución en su incidencia, mientras que en otras entidades como Nuevo León se registran incrementos alarmantes en sus cifras, lo que ha contrarrestado las bajas.
Según la estadística se informó que para este año los estados que figuraron como los más violentos en 2010 tienen una disminución en su incidencia, mientras que en otras entidades como Nuevo León se registran incrementos alarmantes en sus cifras, lo que ha contrarrestado las bajas.
Decomisan al narco más de 100 mil armas en cinco años
MÉXICO, DF.- El decomiso de armamento por parte del Ejército tuvo un crecimiento histórico en este sexenio, en el que se han incautado a los cárteles del narcotráfico 103 mil 399 armas de fuego.
Esta cifra es cinco veces mayor a la registrada en la administración de Ernesto Zedillo y 10 veces superior a la de Vicente Fox.
Reportes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) consultados por MILENIO revelan que la cantidad de armas de fuego decomisadas corresponden con el incremento en el flujo de las mismas desde Estados Unidos.
Este ha sido un reclamo permanente del presidente Felipe Calderón, quien ha externado en diversos foros la necesidad de detener el tráfico ilegal procedente del mercado estadunidense, porque es una de las causas que ha disparado la violencia en el país.
Esta cifra es cinco veces mayor a la registrada en la administración de Ernesto Zedillo y 10 veces superior a la de Vicente Fox.
Reportes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) consultados por MILENIO revelan que la cantidad de armas de fuego decomisadas corresponden con el incremento en el flujo de las mismas desde Estados Unidos.
Este ha sido un reclamo permanente del presidente Felipe Calderón, quien ha externado en diversos foros la necesidad de detener el tráfico ilegal procedente del mercado estadunidense, porque es una de las causas que ha disparado la violencia en el país.
Narcomantas: Miguel Angel Treviño Morales Z-40 , reta al gobierno de México...
MUNDONARCO presenta algunas fotografías de las narcomantas dejadas por Miguel Angel Treviño Morales Z-40,uno de los principales líderes de esta organización criminal, retando el gobierno de México y a todas las agencias de investigacion en México.
Una fuente anonima nos envio estas fotografias de una narcomanta donde el grupo de los zetas le dice al gobierno mexicano y a las fuerzas armadas que no podran contra ellos y como ejemplo les ponen los ejecutados en jalisco y sinaloa.
Una fuente anonima nos envio estas fotografias de una narcomanta donde el grupo de los zetas le dice al gobierno mexicano y a las fuerzas armadas que no podran contra ellos y como ejemplo les ponen los ejecutados en jalisco y sinaloa.
PF: el cártel de Acapulco, próximo a desaparecer
Para la Policía Federal, el cártel independiente de Acapulco (Cida), una división de la organización delictiva que dirigía Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, está a punto de desaparecer.
“En Acapulco es el único lugar donde los estamos viendo operar. Realmente el grupo está muy disminuido. Los estamos viendo en actitudes muy desesperadas para generar recursos y es poca la droga que han logrado colocar para su distribución.
Ya que se han afectado sus canales de distribución. El Cida esta muy cercano a desaparecer”, aseguró el jefe de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal, Luis Cárdenas Palomino.
Este miércoles fueron detenidos en la colonia Sabana, en el puerto de Acapulco, seis presuntos integrantes de esa organización criminal que se dedicaban a extorsión, secuestro y homicidio.
“En Acapulco es el único lugar donde los estamos viendo operar. Realmente el grupo está muy disminuido. Los estamos viendo en actitudes muy desesperadas para generar recursos y es poca la droga que han logrado colocar para su distribución.
Ya que se han afectado sus canales de distribución. El Cida esta muy cercano a desaparecer”, aseguró el jefe de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal, Luis Cárdenas Palomino.
Este miércoles fueron detenidos en la colonia Sabana, en el puerto de Acapulco, seis presuntos integrantes de esa organización criminal que se dedicaban a extorsión, secuestro y homicidio.
Colombia: El 6 de diciembre: la respuesta a los masacradores – por Eduardo Mackenzie
Los colombianos saldrán a las calles el 6 de diciembre de 2011 para demostrar su repudio masivo, una vez más, a las Farc. Ese día, no habrá acción más noble que la de salir a las plazas y avenidas de Colombia a decir, a exteriorizar, a gritar nuestro desprecio inmenso y definitivo contra esa organización criminal que acaba de asesinar a cuatro policías y militares, rehenes indefensos y debilitados que estaban en su poder, tras más de doce años de cautividad inhumana en la selva.
Venezuela: Controles de precios en trance con algún alucinógeno – por Martha Colmenares
Cuando se dice que alguien está enfermo, lo que los occidentales entendemos es que al menos uno de sus sistemas no está funcionando bien. Pasa que en nuestra cultura, la occidental, es perfectamente aceptado entender la salud como un asunto sistémico.
Si fuéramos asiáticos, quizás privaría un entendimiento holístico, diríamos “que la persona tiene un desbalance”, y si fuéramos miembros de una tribu indígena o africana no tendríamos ese entendimiento, probablemente explicaríamos la contingencia de una enfermedad como la culpa de un espíritu maligno que se nos ha metido adentro.
Si fuéramos asiáticos, quizás privaría un entendimiento holístico, diríamos “que la persona tiene un desbalance”, y si fuéramos miembros de una tribu indígena o africana no tendríamos ese entendimiento, probablemente explicaríamos la contingencia de una enfermedad como la culpa de un espíritu maligno que se nos ha metido adentro.
Argentina: Otra vergüenza de Oyarbide – La Nacion
En su primera intervención en la causa por el desvío de fondos públicos administrados por la Fundación Madres de Plaza de Mayo para la construcción de viviendas sociales con dinero estatal, la Sala I de la Cámara Federal criticó severamente la investigación del cuestionado juez federal Norberto Oyarbide.
Tan fuerte fue la crítica de los tres camaristas que en su fallo instaron al magistrado a precisar qué investiga y quiénes son los acusados.
¡Libertad!
¡Libertad!
Debemos partir de una premisa: históricamente, tanto las clases políticas como la intelligentsia se han encargado de formar una consciencia de victimización. No es de extrañar que panfletos como Las venas abiertas de América Latina, del uruguayo sentimental Eduardo Galeano, sean objetos de culto entre intelectuales. Existe, pues, un grupo mayoritario que ha tratado de entender la identidad latinoamericana como la de un territorio oprimido desde que fue concebido como tal. De hecho, es recurrente el argumento de que las grandes potencias se han desarrollado a costa de los países tercermundistas de América Latina.
Hay a la luz de los acontecimientos un par de hechos irrefutables: la historia de Europa es una extensa tragedia que devino en democracia y progreso económico en la mayoría de los países que alguna vez fueron devastados por una guerra o una dictadura; la de América Latina es un vendaval que ha sido testigo de regímenes totalitarios a lo largo de sus años y que, aún en la actualidad, es propenso a caer en la seducción de la promesa de libertad, independencia, una identidad propia, al fin lejos de la influencia del resto del mundo. Es lógico adjudicar esta actitud latinoamericana al célebre complejo del derrotado, del oprimido. Si esto es así, entonces es difícil comprender por qué en los países de América Latina existen hoy en día numerosos ejemplos de Estados que ponen en entredicho la democracia y las libertades más básicas. Más sorprendente es que en aquellos países se hable de que su modelo de sociedad es, en realidad, uno que pretende buscar la máxima libertad e independencia. ¿Por qué los líderes de naciones como Venezuela, Bolivia o Ecuador sostienen con vehemencia que es sólo en aquellos países es donde se está construyendo un verdadero modelo alternativo que tiene como fin liberar, por fin, al pueblo y establecer la identidad legítima de la región?
No es exagerado afirmar, como ya habíamos adelantado, que un concepto inherente a la humanidad, como lo es la libertad, haya sido monopolizado por aquellos que, bajo el amparo de la ideología colectivista, buscan construir sociedades basadas en las ideas románticas que ponen por detrás de la colectividad al individuo. Los oprimidos necesitan ser víctimas de algo o de alguien, y para los líderes populistas de América Latina el victimario siempre será el exterior, lo que muchos llaman el imperio, pero también lo será el empresario, el burgués –ahora es más común hablar de la oligarquía–, el que, por alguna razón, parece no representar al verdadero latinoamericano. Habiendo analizado con cuidado ese argumento, sólo resta hacerse una pregunta: ¿y quién es ese latinoamericano legítimo?
En su lúcido ensayo, Dentro y fuera de América Latina[1], Mario Vargas Llosa afirma que «Una de las obsesiones recurrentes de la cultura latinoamericana ha sido definir su identidad»[2] y, con gran certeza, continúa con una opinión propia al respecto: «A mi juicio, se trata de una pretensión inútil, peligrosa e imposible, pues la identidad es algo que tienen los individuos y de la que carecen las colectividades»[3]. Es claro, pues, que el espíritu liberal e individualista no está del todo arraigado en la cultura de esta fracción del continente. No obstante, esto todavía no resuelve la duda que planteamos y a la que tenemos que añadir otra: ¿qué es lo que conforma la verdadera cultura latinoamericana?
La respuesta es compleja si de lo que se trata es de encontrar las raíces de esta sociedad. Hay tres explicaciones: la indigenista, la hispanista y la que, con mayor fortuna, engloba a las dos anteriores. La primera se ha cultivado últimamente en países con abundancia de indígenas, tales como México, Perú o Bolivia. La explicación hispanista nos dice que la cultura latinoamericana es esencialmente heredera de la Colonia y que, pese a las independencias, siguió presente a lo largo de todo Hispanoamérica, ya sea por el idioma, la gastronomía o la religión –y, en ese sentido, se puede afirmar que la independencia fue más bien política y que, en la mayoría de los casos, fue gestada por grupos criollos y acomodados que tenían mucho de hispanos. Es evidente que la mejor explicación es aquella que no ignora las tradiciones indígenas y que acepta que el legado hispano ha sido fundamental e incluso más notorio. Entonces, habiendo entendido esto, ya no es posible decir que el verdadero latinoamericano es aquel que, en palabras demagógicas, fue saqueado por aquellos conquistadores que sólo buscaban imponer su religión a un pueblo noble –cuando, en muchos casos, se ignora la naturaleza de imperios como el inca o el azteca. América Latina es una heterogeneidad de identidades en sí misma, inseparables la una de la otra. En el mismo sentido, con gran acierto, Johanna Losoya, en el libro Ciudades sitiadas, nos dice que «América Latina sitiada es un imaginario que para bien o para mal, tocando lo sublime o lo grotesco, invariablemente recurre a un escenario y narrativas históricos para legitimarse como idea»[4].
Por otro lado, el mundo latinoamericano del siglo XX se quedó sin el enemigo hispano y tuvo que buscar en otra nación en la cual depositar la responsabilidad de las tragedias locales. El elegido fue Estados Unidos, que después de la Primera Guerra Mundial se volvió uno de los grandes acreedores del mundo y una de las economías de mayor crecimiento. A pesar de la Gran Depresión, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos pasó a ser el así llamado imperio, la nación más poderosa en cuestión militar, cuya influencia se comenzó a expandir por todo el globo. Los acontecimientos posteriores son harto conocidos: dictaduras de derecha a lo largo del continente, intervenciones en la política interna de muchos países, el ascenso del comunismo como principal fuerza opositora de las naciones capitalistas, la recién nacida guerra fría, intelectuales que releían a Karl Marx, jóvenes idealistas que buscaban un nuevo mundo libre de toda decadencia moral, el Mayo francés de 1968, la teoría de la dependencia, entre otras cosas. Todos esos factores se conjugaron en América Latina para el auge del pensamiento socialista.
Los latinoamericanos sintieron que por fin era posible liberarse de la corrupción y violencia de los Estados. En ese sentido, el paradigma de lucha y libertad fue la revolución cubana, que dio paso a líderes como Fidel Castro y Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che Guevara. Guerrillas, partidos comunistas, colectivos estudiantiles, protestas en las calles, escritores y poetas que expandieron las fronteras culturales de Latinoamérica, principalmente en Europa, y la admiración del viejo mundo por lo que se estaba haciendo en los países tropicales. Todos esos aspectos se volvieron seductores paran naciones enteras y tomaron la forma de estandartes de la libertad, de la revolución: la nueva y auténtica independencia a la luz del siglo XX.
Esto, cuando los ánimos se sosiegan, resulta más aterrador que romántico y loable. Y lo es porque basta con analizar la naturaleza de los regímenes socialistas de América Latina y la de sus líderes para comprobar que no hay tal cosa como libertad en lo que ellos claman. Sin duda uno de los mejores ejemplos es el del Che Guevara, quien hoy en día es visto como una de las personas más nobles de todos los tiempos, un Cristo armado como muchos siguen llamándolo, parafraseando a Jean Paul Sartre. Ernesto Guevara es irónicamente el mejor promotor de ventas para el negocio de la revolución. Álvaro Vargas Llosa inicia contundentemente su artículo La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista:
¿Qué hace atractivo a este pensamiento? Karl Popper, en su obra magna La sociedad abierta y sus enemigos, ofrece una buena explicación: « ¿Por qué estas filosofías sociales se vuelven contra la civilización? (...) ¿Por qué atraen a tantos intelectuales? Personalmente me inclino a creer que la razón reside en su deseo de dar expansión a una insatisfacción profundamente arraigada, frente a un mundo que no se acerca, ni lejanamente, a nuestros ideales morales ni a nuestros sueños de perfección. La tendencia del historicismo a defender la rebelión contra la civilización puede obedecer al hecho de que el historicismo es en sí mismo, con mucho, una reacción contra el peso de nuestra civilización y su exigencia de responsabilidad personal»[7].
¿Es América Latina una historia sombría y una tragedia irresoluble? La turbulencia política después de las independencias, las constantes sucesiones presidenciales, las guerras civiles, las sociedades cerradas, la pobreza, las revoluciones, las dictaduras socialistas y las de derecha, los nuevos intentos por terminar con la frágil democracia, son factores que llevan al pesimismo. A pesar de esto, ha habido momentos lúcidos. Por ejemplo, el liberalismo en América Latina supuso la independencia del individuo frente al clero y, en cierta medida, al Estado.
Se puede pensar que las décadas de los sueños en Latinoamérica quedaron atrás y que hoy muchos países, en mayor o menor medida, están insertos en la era de la globalización y la democracia liberal. Ésta es una percepción engañosa. En la actualidad, si bien se ha aceptado la economía de mercado y los procesos democráticos tienen una continuidad que antes no tenían, existen aún varias dudas sobre el devenir de América Latina. De no ser así, ¿entonces por qué el emprendedor es estereotipado como el villano de todo el entramado de la sociedad? La respuesta que ofrece Popper parece más que convincente.
Existen, por otro lado, casos exitosos que devuelven el optimismo. Chile, como muchos otros países de la región, optó por la vía socialista. Con Salvador Allende, en cuestión de pocos años, dada la nula viabilidad económica de dicho sistema, la hiperinflación fue una constante en el país. Por otro lado, la lucha ideológica, en el marco de la guerra fría en la que la batalla entre anticomunistas y anticapitalistas era debate diario, propició el clima violento para que el general Augusto Pinochet tomara el poder mediante un golpe de estado. El resultado es bien conocido: una recuperación económica ensombrecida por miles de desaparecidos y un régimen que se olvidó de las libertades sociales. Lo que parecía otro momento perdido pasó a ser un caso de éxito: habiendo sido depuesto Augusto Pinochet por la vía democrática, las fuerzas políticas chilenas encontraron un margen de consenso que permitió al país, en cuestión de años, ser una de las economías más dinámicas y con menor cantidad de pobreza. El individuo, libre, independiente, por fin emancipado, sin necesidad de guerrillas, de dos regímenes de opresión, encontró un marco de acción que, sumados los millones de habitantes, fundamentó el despegue del país en el contexto nacional y global. No es raro que en estudios recientes, Chile sea siempre el primer lugar en libertad económica en la región y uno de los primeros diez en el mundo.[8]
La experiencia histórica ha demostrado que el individuo libre es la base de las sociedades prósperas. La actualidad exige una redefinición de conceptos tales como la independencia. Ella, en este nuevo siglo, debe implicar, ante todo, autonomía del hombre frente a grupos que inherentemente suponen coacción para explotar su capacidad emprendedora. Así pues, creer que tanto la independencia como la libertad es derrotar a un ejército enemigo, nacionalizar algunas empresas y ponerle un nombre propio al país, es reducir la cuestión a una caricatura, pecar de simplismo y vivir atados a una actitud anacrónica que requiere ser actualizada con urgencia para así enfrentar los retos del siglo que, poco a poco, se va construyendo.
El verdadero instrumento de la libertad son las ideas y en eso América Latina es especialmente vasta. Así como su adicción es imaginar, este aspecto ha sido el que ha generado las numerosas expresiones artísticas que posicionaron a Latinoamérica como una de las zonas con mayor y más interesante producción. Desde autores que, nutridos por la experiencia internacional y las culturas germánicas, como Borges, hasta escritores profundamente latinos como Mario Vargas Llosa o más recientemente Roberto Bolaño, América Latina sigue mostrándose como un territorio de imaginación que se extiende de manera infinita.
Si, entonces, Latinoamérica es abundante en ideas, haciendo uso de ellas podemos decir que independencia y libertad no son guerrilla ni un enemigo que ha alcanzado el desarrollo económico antes que nosotros; independencia y libertad son un poema, una empresa por crear, un proyecto a emprender. Es sólo así como es posible devolver la libertad a su estado primigenio, desmonopolizarla y, por fin, volverla del dominio público.
“¿Por qué la concepción de la libertad y de una independencia pasa por la imagen de un guerrillero, fusil en mano, perdido en la selva imaginando un mundo diferente? ¿Es así como se legitima un proyecto que de libertario no tiene nada y de autoritario tiene mucho?”
Krishna Avendaño
El presente texto es el ensayo ganador del primer lugar en el segundo concurso Caminos de la Libertad organizado por Fundación Azteca y Grupo Salinas.
Si de libertad se trata, mal empezamos si en la habitación donde se lee este ensayo hay un afiche del Che Guevara en alguna de las paredes. No hay que llevarse las manos a la cabeza en señal de vergüenza. La culpa puede ser circunstancial y no intencionada: en este mundo, donde unos cuantos han monopolizado la palabra libertad –los mismos que ostentan términos como independencia, las garras del imperio, explotación capitalista, neoliberalismo salvaje, proletariado, etc.–, es difícil escapar a las imágenes que para los latinoamericanos son la representación única y legítima de la liberación. ¿Cuál es su atractivo? ¿Por qué la concepción de la libertad y de una independencia pasa por la imagen de un guerrillero, fusil en mano, perdido en la selva imaginando un mundo diferente?Debemos partir de una premisa: históricamente, tanto las clases políticas como la intelligentsia se han encargado de formar una consciencia de victimización. No es de extrañar que panfletos como Las venas abiertas de América Latina, del uruguayo sentimental Eduardo Galeano, sean objetos de culto entre intelectuales. Existe, pues, un grupo mayoritario que ha tratado de entender la identidad latinoamericana como la de un territorio oprimido desde que fue concebido como tal. De hecho, es recurrente el argumento de que las grandes potencias se han desarrollado a costa de los países tercermundistas de América Latina.
Hay a la luz de los acontecimientos un par de hechos irrefutables: la historia de Europa es una extensa tragedia que devino en democracia y progreso económico en la mayoría de los países que alguna vez fueron devastados por una guerra o una dictadura; la de América Latina es un vendaval que ha sido testigo de regímenes totalitarios a lo largo de sus años y que, aún en la actualidad, es propenso a caer en la seducción de la promesa de libertad, independencia, una identidad propia, al fin lejos de la influencia del resto del mundo. Es lógico adjudicar esta actitud latinoamericana al célebre complejo del derrotado, del oprimido. Si esto es así, entonces es difícil comprender por qué en los países de América Latina existen hoy en día numerosos ejemplos de Estados que ponen en entredicho la democracia y las libertades más básicas. Más sorprendente es que en aquellos países se hable de que su modelo de sociedad es, en realidad, uno que pretende buscar la máxima libertad e independencia. ¿Por qué los líderes de naciones como Venezuela, Bolivia o Ecuador sostienen con vehemencia que es sólo en aquellos países es donde se está construyendo un verdadero modelo alternativo que tiene como fin liberar, por fin, al pueblo y establecer la identidad legítima de la región?
No es exagerado afirmar, como ya habíamos adelantado, que un concepto inherente a la humanidad, como lo es la libertad, haya sido monopolizado por aquellos que, bajo el amparo de la ideología colectivista, buscan construir sociedades basadas en las ideas románticas que ponen por detrás de la colectividad al individuo. Los oprimidos necesitan ser víctimas de algo o de alguien, y para los líderes populistas de América Latina el victimario siempre será el exterior, lo que muchos llaman el imperio, pero también lo será el empresario, el burgués –ahora es más común hablar de la oligarquía–, el que, por alguna razón, parece no representar al verdadero latinoamericano. Habiendo analizado con cuidado ese argumento, sólo resta hacerse una pregunta: ¿y quién es ese latinoamericano legítimo?
En su lúcido ensayo, Dentro y fuera de América Latina[1], Mario Vargas Llosa afirma que «Una de las obsesiones recurrentes de la cultura latinoamericana ha sido definir su identidad»[2] y, con gran certeza, continúa con una opinión propia al respecto: «A mi juicio, se trata de una pretensión inútil, peligrosa e imposible, pues la identidad es algo que tienen los individuos y de la que carecen las colectividades»[3]. Es claro, pues, que el espíritu liberal e individualista no está del todo arraigado en la cultura de esta fracción del continente. No obstante, esto todavía no resuelve la duda que planteamos y a la que tenemos que añadir otra: ¿qué es lo que conforma la verdadera cultura latinoamericana?
La respuesta es compleja si de lo que se trata es de encontrar las raíces de esta sociedad. Hay tres explicaciones: la indigenista, la hispanista y la que, con mayor fortuna, engloba a las dos anteriores. La primera se ha cultivado últimamente en países con abundancia de indígenas, tales como México, Perú o Bolivia. La explicación hispanista nos dice que la cultura latinoamericana es esencialmente heredera de la Colonia y que, pese a las independencias, siguió presente a lo largo de todo Hispanoamérica, ya sea por el idioma, la gastronomía o la religión –y, en ese sentido, se puede afirmar que la independencia fue más bien política y que, en la mayoría de los casos, fue gestada por grupos criollos y acomodados que tenían mucho de hispanos. Es evidente que la mejor explicación es aquella que no ignora las tradiciones indígenas y que acepta que el legado hispano ha sido fundamental e incluso más notorio. Entonces, habiendo entendido esto, ya no es posible decir que el verdadero latinoamericano es aquel que, en palabras demagógicas, fue saqueado por aquellos conquistadores que sólo buscaban imponer su religión a un pueblo noble –cuando, en muchos casos, se ignora la naturaleza de imperios como el inca o el azteca. América Latina es una heterogeneidad de identidades en sí misma, inseparables la una de la otra. En el mismo sentido, con gran acierto, Johanna Losoya, en el libro Ciudades sitiadas, nos dice que «América Latina sitiada es un imaginario que para bien o para mal, tocando lo sublime o lo grotesco, invariablemente recurre a un escenario y narrativas históricos para legitimarse como idea»[4].
Por otro lado, el mundo latinoamericano del siglo XX se quedó sin el enemigo hispano y tuvo que buscar en otra nación en la cual depositar la responsabilidad de las tragedias locales. El elegido fue Estados Unidos, que después de la Primera Guerra Mundial se volvió uno de los grandes acreedores del mundo y una de las economías de mayor crecimiento. A pesar de la Gran Depresión, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos pasó a ser el así llamado imperio, la nación más poderosa en cuestión militar, cuya influencia se comenzó a expandir por todo el globo. Los acontecimientos posteriores son harto conocidos: dictaduras de derecha a lo largo del continente, intervenciones en la política interna de muchos países, el ascenso del comunismo como principal fuerza opositora de las naciones capitalistas, la recién nacida guerra fría, intelectuales que releían a Karl Marx, jóvenes idealistas que buscaban un nuevo mundo libre de toda decadencia moral, el Mayo francés de 1968, la teoría de la dependencia, entre otras cosas. Todos esos factores se conjugaron en América Latina para el auge del pensamiento socialista.
Los latinoamericanos sintieron que por fin era posible liberarse de la corrupción y violencia de los Estados. En ese sentido, el paradigma de lucha y libertad fue la revolución cubana, que dio paso a líderes como Fidel Castro y Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che Guevara. Guerrillas, partidos comunistas, colectivos estudiantiles, protestas en las calles, escritores y poetas que expandieron las fronteras culturales de Latinoamérica, principalmente en Europa, y la admiración del viejo mundo por lo que se estaba haciendo en los países tropicales. Todos esos aspectos se volvieron seductores paran naciones enteras y tomaron la forma de estandartes de la libertad, de la revolución: la nueva y auténtica independencia a la luz del siglo XX.
Esto, cuando los ánimos se sosiegan, resulta más aterrador que romántico y loable. Y lo es porque basta con analizar la naturaleza de los regímenes socialistas de América Latina y la de sus líderes para comprobar que no hay tal cosa como libertad en lo que ellos claman. Sin duda uno de los mejores ejemplos es el del Che Guevara, quien hoy en día es visto como una de las personas más nobles de todos los tiempos, un Cristo armado como muchos siguen llamándolo, parafraseando a Jean Paul Sartre. Ernesto Guevara es irónicamente el mejor promotor de ventas para el negocio de la revolución. Álvaro Vargas Llosa inicia contundentemente su artículo La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista:
El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O'Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan "El Che lava más blanco."[5]Es tanta la atracción que genera el Che, que es riesgoso intentar sacar a la luz lo totalitario de su pensamiento. Ernesto Guevara es en realidad el paradigma de la afrenta que el socialismo significó para la libertad en América Latina: dictaduras tropicales que sumieron a muchos países en la pobreza, reformas agrarias que, como en el caso de Perú durante el régimen del general Velasco Alvarado, sólo colapsaron la productividad en el campo; control de los medios de comunicación, y lo que es más grave, la apropiación y posterior monopolización de las ideas de libertad e independencia. Durante los primeros años del régimen de Fidel Castro, el Che fue designado director de la prisión de La Cabaña, donde, según testimonios de sobrevivientes, los fusilamientos eran recurrentes. Álvaro Vargas Llosa nos dice lo siguiente: « ¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago, un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179 nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en Cuba»[6]. Para 1959 y hasta 1961, el Che fue el encargado del Banco Nacional, y a él se deben el racionamiento y el colapso de la producción de azúcar tras aplicar diversas medidas de planificación central. Más tarde es conocida su fallida incursión militar en el Congo, de donde fue expulsado por ser considerado una persona non grata por los mismos pobladores. A pesar de estos antecedentes, y de los asesinatos que él mismo confiesa en sus diarios haber perpetrado, el Che Guevara sigue siendo el símbolo de toda una generación. Pero sobre todo, aquellos que hoy ostentan la autoridad moral sobre temas de libertad son los mismos que descienden de una tradición violenta y de un modelo que, tras ser aplicado en la realidad, supone la coacción e incluso el terror.
¿Qué hace atractivo a este pensamiento? Karl Popper, en su obra magna La sociedad abierta y sus enemigos, ofrece una buena explicación: « ¿Por qué estas filosofías sociales se vuelven contra la civilización? (...) ¿Por qué atraen a tantos intelectuales? Personalmente me inclino a creer que la razón reside en su deseo de dar expansión a una insatisfacción profundamente arraigada, frente a un mundo que no se acerca, ni lejanamente, a nuestros ideales morales ni a nuestros sueños de perfección. La tendencia del historicismo a defender la rebelión contra la civilización puede obedecer al hecho de que el historicismo es en sí mismo, con mucho, una reacción contra el peso de nuestra civilización y su exigencia de responsabilidad personal»[7].
¿Es América Latina una historia sombría y una tragedia irresoluble? La turbulencia política después de las independencias, las constantes sucesiones presidenciales, las guerras civiles, las sociedades cerradas, la pobreza, las revoluciones, las dictaduras socialistas y las de derecha, los nuevos intentos por terminar con la frágil democracia, son factores que llevan al pesimismo. A pesar de esto, ha habido momentos lúcidos. Por ejemplo, el liberalismo en América Latina supuso la independencia del individuo frente al clero y, en cierta medida, al Estado.
Se puede pensar que las décadas de los sueños en Latinoamérica quedaron atrás y que hoy muchos países, en mayor o menor medida, están insertos en la era de la globalización y la democracia liberal. Ésta es una percepción engañosa. En la actualidad, si bien se ha aceptado la economía de mercado y los procesos democráticos tienen una continuidad que antes no tenían, existen aún varias dudas sobre el devenir de América Latina. De no ser así, ¿entonces por qué el emprendedor es estereotipado como el villano de todo el entramado de la sociedad? La respuesta que ofrece Popper parece más que convincente.
Existen, por otro lado, casos exitosos que devuelven el optimismo. Chile, como muchos otros países de la región, optó por la vía socialista. Con Salvador Allende, en cuestión de pocos años, dada la nula viabilidad económica de dicho sistema, la hiperinflación fue una constante en el país. Por otro lado, la lucha ideológica, en el marco de la guerra fría en la que la batalla entre anticomunistas y anticapitalistas era debate diario, propició el clima violento para que el general Augusto Pinochet tomara el poder mediante un golpe de estado. El resultado es bien conocido: una recuperación económica ensombrecida por miles de desaparecidos y un régimen que se olvidó de las libertades sociales. Lo que parecía otro momento perdido pasó a ser un caso de éxito: habiendo sido depuesto Augusto Pinochet por la vía democrática, las fuerzas políticas chilenas encontraron un margen de consenso que permitió al país, en cuestión de años, ser una de las economías más dinámicas y con menor cantidad de pobreza. El individuo, libre, independiente, por fin emancipado, sin necesidad de guerrillas, de dos regímenes de opresión, encontró un marco de acción que, sumados los millones de habitantes, fundamentó el despegue del país en el contexto nacional y global. No es raro que en estudios recientes, Chile sea siempre el primer lugar en libertad económica en la región y uno de los primeros diez en el mundo.[8]
La experiencia histórica ha demostrado que el individuo libre es la base de las sociedades prósperas. La actualidad exige una redefinición de conceptos tales como la independencia. Ella, en este nuevo siglo, debe implicar, ante todo, autonomía del hombre frente a grupos que inherentemente suponen coacción para explotar su capacidad emprendedora. Así pues, creer que tanto la independencia como la libertad es derrotar a un ejército enemigo, nacionalizar algunas empresas y ponerle un nombre propio al país, es reducir la cuestión a una caricatura, pecar de simplismo y vivir atados a una actitud anacrónica que requiere ser actualizada con urgencia para así enfrentar los retos del siglo que, poco a poco, se va construyendo.
El verdadero instrumento de la libertad son las ideas y en eso América Latina es especialmente vasta. Así como su adicción es imaginar, este aspecto ha sido el que ha generado las numerosas expresiones artísticas que posicionaron a Latinoamérica como una de las zonas con mayor y más interesante producción. Desde autores que, nutridos por la experiencia internacional y las culturas germánicas, como Borges, hasta escritores profundamente latinos como Mario Vargas Llosa o más recientemente Roberto Bolaño, América Latina sigue mostrándose como un territorio de imaginación que se extiende de manera infinita.
Si, entonces, Latinoamérica es abundante en ideas, haciendo uso de ellas podemos decir que independencia y libertad no son guerrilla ni un enemigo que ha alcanzado el desarrollo económico antes que nosotros; independencia y libertad son un poema, una empresa por crear, un proyecto a emprender. Es sólo así como es posible devolver la libertad a su estado primigenio, desmonopolizarla y, por fin, volverla del dominio público.
México confundido (I)
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“¿Hacia dónde nos dirigimos? Ya experimentamos con socialismo, mercantilismo, estatismo, el nacionalismo de Echeverría, el club neoliberal de Salinas. La revolución mexicana probó haber sido un fracaso; entonces, ¿hacia dónde vamos? O mejor ¿hacia dónde nos llevan? ¿A dónde queremos ir? ¿Cómo?”
Ricardo Valenzuela
MIÉRCOLES, 7 DE DICIEMBRE DE 2011 17 Comments and 0 Reactions
Navegando hacia su tercera elección democrática, México enfrenta una encrucijada: ¿hacia dónde nos dirigimos? Ya experimentamos con socialismo, mercantilismo, estatismo, el nacionalismo de Echeverría, el club neoliberal de Salinas. La revolución mexicana probó haber sido un fracaso; entonces, ¿hacia dónde vamos? O mejor ¿hacia dónde nos llevan? ¿A dónde queremos ir? ¿Cómo?
En primer lugar, para definir el rumbo debemos de saber cuál es el destino que anhelamos, luego, cómo debe ser la jornada. Creo que el destino todos lo conocemos; un país libre, próspero, justo, plural, democrático, en paz, con oportunidades para todos los que las quieran y las busquen. Pero no todas las jornadas nos llevarán a ese destino.
He ahí la gran confusión, no sabemos por donde, no sabemos cómo. Lo único que sabemos es que las diferentes recetas aplicadas no han funcionado, es hora de cambiar de hábitos. Por primera vez los mexicanos sentimos que nuestro voto cuenta ¿el destino del país está realmente en nuestras manos? ¿qué vamos a hacer?
La década de los 80 fue testigo del regreso de las ideas liberales clásicas que impulsaron la formación de las economías más prósperas del mundo. Sin embargo, esa filosofía liberal de Smith, Locke, Jefferson, degeneró hasta llegar a los excesos que ahora se conoce como capitalismo salvaje, que nada tuvo de capitalismo, mucho de salvaje. Pero eso fue hace más de 20 años, el mundo ha cambiado. La cibernética ha emparejado a los participantes y tales políticas se han restablecido en algunos países del mundo con gran éxito (China, Brasil, Nueva Zelanda).
La mexicanos nos hemos dedicado a la crítica sin presentar otras alternativas, cambio por cambio, muera el PRI, el PAN y PRD, viva no sabemos quién, muera el estatismo, el mercantilismo, el comunismo, “el neoliberalismo,” viva no sabemos qué. “Somos la consciencia” de la nación mas no el credo de la misma, sabemos que las estructuras del país están sobre bases falsas, pero no sabemos cómo reconstruirlas o lo peor, están podridas, pensamos que gente nueva pero con las mismas herramientas podrá salvarlas.
México necesita libertad, mercados libres, libre comercio, libertad personal, libertad de credo y religión, libertad política, todo ello empaquetado en un estado de derecho moderno. México necesita menos gobierno y más sociedad civil, necesita un verdadero capitalismo democrático. ¿QUE ES ESO? Pero tal vez lo que más necesite el país es un estadista, un líder con la autoridad moral de convencer a los mexicanos para que entiendan y luego abracen esa ruta, después, como sociedad civil en libertad, tomar el timón de la nave para llevarla finalmente a su destino.
En 1926 el economista austríaco Von Mises escribió: “Los EU se han convertido en el país más grande y poderoso sobre la faz de la tierra a través de la implementación de un sistema económico que no establece límites a la libertad del individuo para perseguir el logro de sus sueños, por lo que se provoca el desarrollo del gran aparato productivo de la nación. La riqueza sin precedentes de los EU no fue el resultado de sus recursos naturales, sino de las políticas económicas que se establecieron para mejor aprovechar las oportunidades que esas riquezas ofrecen. Las políticas económicas americanas por mucho tiempo rechazaron cualquier tipo de protección para proyectos inferiores, débiles y faltos de competitividad, sobre eficiencia y productividad.” El éxito de las políticas había sido tal que jamás se pensó se cambiarían. Pero las han cambiado.
Socialismo, comunismo, fascismo, nazismo fueron los grades fracasos del siglo pasado. Pero han sido remplazados por otra forma de colectivismo; el Intervencionismo, y ahora es el sistema económico predominante en el mundo y su gran amenaza, su gran peligro.
Von Mises en 1929 afirmó:
¿QUÉ ES REALMENTE ECONOMIA DE MERCADO? Es un sistema económico en el cual se dan las siguientes condiciones:
En primer lugar, para definir el rumbo debemos de saber cuál es el destino que anhelamos, luego, cómo debe ser la jornada. Creo que el destino todos lo conocemos; un país libre, próspero, justo, plural, democrático, en paz, con oportunidades para todos los que las quieran y las busquen. Pero no todas las jornadas nos llevarán a ese destino.
He ahí la gran confusión, no sabemos por donde, no sabemos cómo. Lo único que sabemos es que las diferentes recetas aplicadas no han funcionado, es hora de cambiar de hábitos. Por primera vez los mexicanos sentimos que nuestro voto cuenta ¿el destino del país está realmente en nuestras manos? ¿qué vamos a hacer?
La década de los 80 fue testigo del regreso de las ideas liberales clásicas que impulsaron la formación de las economías más prósperas del mundo. Sin embargo, esa filosofía liberal de Smith, Locke, Jefferson, degeneró hasta llegar a los excesos que ahora se conoce como capitalismo salvaje, que nada tuvo de capitalismo, mucho de salvaje. Pero eso fue hace más de 20 años, el mundo ha cambiado. La cibernética ha emparejado a los participantes y tales políticas se han restablecido en algunos países del mundo con gran éxito (China, Brasil, Nueva Zelanda).
La mexicanos nos hemos dedicado a la crítica sin presentar otras alternativas, cambio por cambio, muera el PRI, el PAN y PRD, viva no sabemos quién, muera el estatismo, el mercantilismo, el comunismo, “el neoliberalismo,” viva no sabemos qué. “Somos la consciencia” de la nación mas no el credo de la misma, sabemos que las estructuras del país están sobre bases falsas, pero no sabemos cómo reconstruirlas o lo peor, están podridas, pensamos que gente nueva pero con las mismas herramientas podrá salvarlas.
México necesita libertad, mercados libres, libre comercio, libertad personal, libertad de credo y religión, libertad política, todo ello empaquetado en un estado de derecho moderno. México necesita menos gobierno y más sociedad civil, necesita un verdadero capitalismo democrático. ¿QUE ES ESO? Pero tal vez lo que más necesite el país es un estadista, un líder con la autoridad moral de convencer a los mexicanos para que entiendan y luego abracen esa ruta, después, como sociedad civil en libertad, tomar el timón de la nave para llevarla finalmente a su destino.
En 1926 el economista austríaco Von Mises escribió: “Los EU se han convertido en el país más grande y poderoso sobre la faz de la tierra a través de la implementación de un sistema económico que no establece límites a la libertad del individuo para perseguir el logro de sus sueños, por lo que se provoca el desarrollo del gran aparato productivo de la nación. La riqueza sin precedentes de los EU no fue el resultado de sus recursos naturales, sino de las políticas económicas que se establecieron para mejor aprovechar las oportunidades que esas riquezas ofrecen. Las políticas económicas americanas por mucho tiempo rechazaron cualquier tipo de protección para proyectos inferiores, débiles y faltos de competitividad, sobre eficiencia y productividad.” El éxito de las políticas había sido tal que jamás se pensó se cambiarían. Pero las han cambiado.
Socialismo, comunismo, fascismo, nazismo fueron los grades fracasos del siglo pasado. Pero han sido remplazados por otra forma de colectivismo; el Intervencionismo, y ahora es el sistema económico predominante en el mundo y su gran amenaza, su gran peligro.
Von Mises en 1929 afirmó:
“Políticos, pensadores, economistas buscan un sistema ideal el cual no será puramente capitalista, tampoco socialista, no se basará en un concepto irrestricto de propiedad privada de los medios de producción, tampoco será totalmente propiedad del estado. Ellos buscan un sistema de propiedad privada confuso, regulado y dirigido mediante la intervención del gobierno y otras fuerzas sociales. Nosotros le llamamos Intervencionismo y es el que provoca el estancamiento inclusive de las economías más desarrolladas del mundo, pero sobretodo, la pérdida de la libertad del individuo, pobreza, su dependencia del estado.”Con el fracaso de los sistemas socialistas, colectivistas, el mundo está de regreso a donde lo dejó Von Mises hace 80 años. Aun cuando el control de los medios de producción de parte del Estado así como la economía planificada, tienen ya pocos admiradores aun en los grupos de izquierda. Ahora, a pesar de que por todas partes se ha cantado el fracaso del mercado, lo que se define por libre mercado contiene un grado ridículo de intervención estatal y, eso, es lo que provoca las grandes confusiones que nos abaten en estos momentos en México.
¿QUÉ ES REALMENTE ECONOMIA DE MERCADO? Es un sistema económico en el cual se dan las siguientes condiciones:
- Todos los medios de producción y distribución son propiedad privada y se ha llegado a ello a través de un proceso natural y democrático de participación en los mercados que en sí son naturales.
- El uso de los medios de producción está bajo el control de propietarios privados que pueden ser personas físicas o morales.
- La demanda de los consumidores es la que determina cómo serán usados los medios de producción, no leyes o decretos o los divinos evangelios de los señores feudales (gobernadores), presidentes o ministros.
- Las fuerzas competitivas de oferta y demanda determinan los precios de los bienes en el mercado y otros factores de producción como salarios, no Fidel Velázquez, La Quina, el Secretario de Comercio, el delegado fulano, o los congresos estatales como lo ha sugerido un buen amigo mío.
- El éxito o fracaso de las personas físicas o morales es determinado por las pérdidas o ganancias que sus proyectos produzcan, basado en sus habilidades para satisfacer la demanda de los consumidores en competencia con sus rivales en el mercado, no en las sociedades que sean capaces de establecer con los políticos de moda, las ayudas de mi compadre el gobernador, los rescates financieros de parte de Hacienda para proyectos destinados a morir desde su nacimiento.
- El mercado no se limita simplemente a transacciones domésticas, incluye la libertad de comerciar internacionalmente sin restricciones.
- El sistema monetario debe de basarse en algún producto determinado por el mercado (oro, plata), y el sistema bancario es privado y competitivo, no debe de ser controlado o regulado por el gobierno.
- Las actividades del gobierno deben limitarse a la protección de vida, libertad, propiedad y contratos. El árbitro de la nación.
- Las regulaciones y los impuestos son realmente mínimos para alentar las actividades económicas y dejar el curso natural de los mercados.
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El libro del año
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La biografía de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson debería ser un libro de texto para entender qué hizo posible el mundo en que vivimos.
Como casi todo genio, Jobs fue intratable: tuvo dificultad para compaginar su condición de creador con las relaciones humanas y fue capaz de mucha crueldad. Pero fue un genio. ¿Cómo, dónde y por qué nace el genio?
Como casi todo genio, Jobs fue intratable: tuvo dificultad para compaginar su condición de creador con las relaciones humanas y fue capaz de mucha crueldad. Pero fue un genio. ¿Cómo, dónde y por qué nace el genio?
El plan de la élite para un nuevo orden social mundial
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by Richard K Moore
Cuando comenzó la Revolución Industrial en Gran Bretaña, a fines de los años 1800, se podía ganar mucho dinero invirtiendo en fábricas e industrias, abriendo nuevos mercados, y obteniendo el control de fuentes de materias primas. Los que tenían más dinero para invertir, sin embargo, no se encontraban tanto en Gran Bretaña sino más bien en Holanda. Holanda había sido la mayor potencia occidental en los años 1600, y sus banqueros eran los principales capitalistas. A la busca de beneficios, el capital holandés fluyó hacia el mercado bursátil británico, y así los holandeses financiaron el ascenso de Gran Bretaña, que luego eclipsó a Holanda económica y geopolíticamente.
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