lunes, 10 de septiembre de 2012

PROHIBIR ENCUESTAS... PROPUESTA DE LA "ULTRAIZQUIERDA".



Por Ricardo Alemán.

Luego del supuesto mal manejo de las encuestas durante la campaña presidencial, un par de legisladores de izquierda propusieron usar la ley para prohibir el uso y la distribución de éste tipo de herramientas en tiempo de campañas.
Es decir, que Martí Batres y Gerardo Villanueva –los responsables de este disparate– pretenden echar abajo un instrumento legal, válido y legítimo, porque –según ellos– las encuestas habría servido como "herramientas para la imposición del próximo Presidente".


Se antoja evidente que los señores Batres y Villanueva no han tenido la oportunidad –o no la han sabido aprovechar– de conocer el uso que se da a las encuestas en otras latitudes.

Y es que en democracias sanas –como la mexicana– las encuestas son uno más de los termómetros que usan los partidos, los políticos y los medios para perfilar el recibimiento de quienes compiten por un cargo de poder.

En otras palabras, que las encuestas favorecen la competencia, retroalimentan a los candidatos y son una muestra de la llamada "voluntad popular".

Por eso, pedir que se castigue a quien realice y/o difunda encuestas en temporada electoral es una sinrazón. Se trata de una petición que deja ver el radicalismo de algunos sectores de la izquierda y su nulo entendimiento de los fenómenos políticos y de comunicación.

Sin duda, estamos ante una muestra más de que el conservadurismo exacerbado no es exclusivo de la derecha, como algunos han querido hacer ver.

Viene a cuenta aclarar que, como han apuntado algunos actores políticos, fallaron las encuestas de la elección más reciente. No obstante, eso no debiera implicar que el ejercicio se pierda o incluso se "satanice".

En todo caso, lo que estos legisladores podrían --y deberían-- hacer, es proponer metodologías más severas, auditorías e incluso revisiones constantes. De ninguna forma sería sensato prohibir las encuestas.

Además, de seguir en su camino al ridículo político, Martí Batres y Gerardo Villanueva tendrían que recordar que impulsar su propuesta sería como escupir hacia arriba.

¿O es que ya no tienen en mente que Andrés Manuel López Obrador fue el primero en utilizar encuestas trucadas con fines electorales?

En 2006, López Obrador habló de una encuesta en la que –según él– tendría varios puntos de ventaja con respecto a su más cercano competidor, Felipe Calderón.

Sin embargo, hoy día sabemos que la supuesta ventaja de AMLO era una falacia y que las encuestas de las que habló son –según reveló Ana Cristina Covarrubias, directora general de la casa encuestadora predilecta de Obrador– un arreglo entre las partes que poco o nada tenía que ver con la realidad.

Luego entonces, viene a cuenta preguntar, ¿será consciente la izquierda de lo que pide?; ¿tendrán idea Batres y Villanueva del "papelazo" que están haciendo?

Seguramente no.

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