martes, 11 de septiembre de 2012

Por qué queremos un debate hispano

 

El presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden saludan al público tras aceptar la nominación por el Partido Demócrata para un segundo período en la Casa Blanca, en Charlotte, el jueves pasado.
El presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden saludan al público tras aceptar la nominación por el Partido Demócrata para un segundo período en la Casa Blanca, en Charlotte, el jueves pasado.
ROBYN BECK / AFP/Getty Images
Terminaron las convenciones, y ahora todo apunta hacia los debates presidenciales. Serán cruciales. Pero no empezamos bien. Esos debates no reflejarán de una manera justa lo que es Estados Unidos en este 2012.
Todavía no entiendo como la Comisión de Debates Presidenciales no escogió a un periodista latino para moderar o participar en uno de los tres debates presidenciales. O, al menos, para estar presente en el único debate entre el vicepresidente Joe Biden y el congresista republicano, Paul Ryan. Así, dejaron fuera a un representante del sector de más rápido crecimiento entre los votantes de Estados Unidos. Imperdonable.

Los cuatro periodistas escogidos son, de verdad, extraordinarios. Personalmente admiro la labor y el profesionalismo de Jim Lehrer de PBS, Bob Schieffer de CBS, Candy Crowley de CNN y Martha Raddatz de ABC. Estoy seguro que harán un trabajo estupendo. Pero Estados Unidos es mucho más diverso que ellos cuatro.
La Comisión se quedó atorada en los años cincuenta. A principios del siglo XXI Estados Unidos no se divide únicamente entre mujeres y hombres blancos. Uno de cada tres habitantes de este país es miembro de una minoría, sin embargo, entre los moderadores de los debates no hay un latino o un afroamericano. No se trata de cuotas pero sí de hacer lo que es justo y que refleje correctamente a la nación.
Veintidós millones de latinos, potencialmente, podrán votar el próximo 6 de noviembre. Somos el 17 por ciento de la población. Y aun cuando solo 12 millones de hispanos salgan a votar, en una elección muy cerrada, seremos nosotros quienes escojamos al próximo presidente de Estados Unidos. Pero nos dejaron fuera de los debates. ¿Por qué?
La Comisión rechazó la solicitud de la cadena Univision –donde trabajo hace 28 años– de realizar otro debate sobre temas hispanos o de rectificar su decisión original e incluir a un periodista latino en uno de los cuatro debates que ya había aprobado. Así que no tuvimos más remedio que invitar a ambos candidatos a participar en un encuentro sobre asuntos latinos y, para sorpresa de muchos, tanto el presidente Obama como el gobernador Romney aceptaron rápidamente nuestra invitación.
Estos encuentros, que se realizarán en conjunto con Facebook, no serán debates o foros tradicionales. Haremos las preguntas en español y las respuestas de los candidatos en inglés serán inmediatamente traducidas a nuestra audiencia. (Aún estamos discutiendo con las campañas el formato, las fechas y el lugar.)
Barack Obama y Mitt Romney ya se comprometieron a participar pero no juntos. No importa. Lo importante es que ambos aclaren sus posturas sobre los temas que nos afectan particularmente a los latinos. Sí, desde luego, les preguntaremos (y mucho) sobre qué van a hacer con los 11 millones de inmigrantes indocumentados. Este es un asunto de una enorme carga emocional para nosotros; uno de cada dos latinos adultos nació en el extranjero. Pero hay otros asuntos que también nos preocupan.
El desempleo entre los latinos es superior al 10 por ciento, muy por arriba del promedio nacional. Uno de cada tres estudiantes latinos no termina high school o secundaria. Esa es una verdadera tragedia. Y un número desproporcionado de latinos son pobres y no tienen acceso a servicios de salud.
América Latina, para nosotros, no es la parte de abajo del mapa; ahí son nuestros orígenes y ahí están todavía nuestras familias. Queremos saber qué harán con la dictadura cubana, con Hugo Chávez, con la narcoviolencia en México y con las armas y drogas que cruzan la frontera. Estos son temas que posiblemente no sean tocados en los debates con la profundidad y el tiempo que requieren. Por eso queremos un debate hispano.
Si algo hemos aprendido los latinos es que cuando las cosas están mal no debemos esperar otros cuatro años para que se corrijan solas. La Comisión se equivocó y demostró una enorma falta de visión al no escoger a un periodista latino para los debates.
Los hispanos no son invisibles; son una creciente y poderosa fuerza política. La Comisión no nos pudo ver pero, afortunadamente, los candidatos si nos están viendo. Si no nos invitan a su fiesta entonces nosotros vamos a organizar la nuestra.

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