Internacional
«Me propongo encabezar un gobierno democrático y transparente a partir del 1 de diciembre», ha dicho el nuevo jefe de Gobierno
Apenas diez días después de que el Tribunal Electoral avalase su triunfo en las urnas el pasado 1 de julio, el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto,
ya ha puesto en marcha la maquinaria que allane su camino hasta el
cargo que asumirá el 1 de diciembre. Y también calienta motores con su
partido, el Revolucionario Institucional (PRI), que al no contar con mayoría absoluta en el Congreso deberá pactar con otras fuerzas políticas las propuestas del Ejecutivo.
De
momento, Peña ya ha entregado a sus senadores una iniciativa de reforma
constitucional para reforzar el Instituto Federal de Acceso a la
Información Pública (IFAI) y prepara otras acciones para combatir la
corrupción, «sambenito» que el PRI todavía arrastra después de haber
gobernado el país entre 1929 y 2000. «Me propongo encabezar un gobierno democrático y transparente a partir del 1 de diciembre», ha declarado Peña Nieto entre el escepticismo de los partidos de oposición.
La ley de transparencia
que planea el futuro presidente dará atribuciones al IFAI para
presentar recursos de inconstitucionalidad y en organismos
internacionales ante decisiones judiciales que impidan al ciudadano el
acceso a la información. También propone que la Suprema Corte decida
cuándo una información debe considerarse reservada por cuestiones de
seguridad nacional.
Peña Nieto ya anuncia otras propuestas dirigidas a que «las instituciones del Estado estén plenamente comprometidas con la rendición de cuentas».
Según el diario «Reforma», la más destacada sería transformar el
Ministerio de la Función Pública en una Comisión Nacional
Anticorrupción. Este organismo, de carácter autónomo, podría sancionar a
funcionarios corruptos y emprender contra ellos acción penal, pues
dispondría de amplias facultades para investigar a los tres poderes en
todos los niveles de la Administración.
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