Internacional
Con sus ataques en Egipto y Libia, los revolucionarios muerden la mano que les dio de comer en Occidente
Una
película ruin y ofensiva contra el islam colgada en internet ha sido el
pretexto de los islamistas radicales, en dos de los paìses árabes donde
triunfó la llamada Primavera Árabe,
para advertir de modo violento a Occidente que son ellos a partir de
ahora quienes marcan las normas en las nuevas sociedades «liberadas».
Tres países árabes, Túnez, Egipto y Libia, han concluido la revolución y otros tres —Siria, Yemen y en cierta medida Bahréin— la mantienen abierta desde hace un año.
La fuerza del islam
Túnez,
el más desarrollado y culto, abrió la serie. Egipto, el más poblado y
en apariencia tolerante, fue en pocos meses el alumno más aplicado. La
victoria de los islamistas en las primeras elecciones democráticas de
esos países produjo otra de las grandes paradojas: la presunta
revolución de las libertades —alentada y financiada en el caso libio por
Europa y por Estados Unidos— condujo a la victoria de opciones hasta el
año pasado clandestinas, que abogan por un Estado fundamentalista en
diversos grados, y abiertamente hostil a los valores democráticos y
liberales por antiislámicos.
Crisis de autoridad
Desde
el triunfo de la Primavera Árabe, ciudades como El Cairo, Túnez,
Trípoli o Bengasi se han convertido en altamente inseguras. Sus calles
respiran falta de autoridad por parte de los gobiernos provisionales y
desmoralización de las fuerzas policiales y militares. La plaza cairota
de Tahrir ha degenerado en un mercadillo de los violentos de cada día,
en Libia las milicias armadas establecen territorios, en Túnez los
barbudos atemorizan en los campus a las estudiantes sin velo.
Un
elemento esencial, la aplicación de la ley, parece en suspenso,
mientras se buscan cabezas de turco para cualquier altercado: un vídeo
en Youtube, una caricatura en la prensa europea, una célula de Al Qaida o
los fantasmas del clan Gadafi a lomos de un Land Rover artillado. Cayó
la dictadura y con ella el control de las prédicas de los viernes en las
mezquitas o de las páginas web radicales, que instan a la guerra santa.
La
nueva anarquía instalada en los países de la Primavera Árabe contrasta
con el férreo control que aplican las monarquías absolutas del Golfo.
Las manifestaciones convocadas para este viernes en protesta por el
vídeo contra Mahoma producido en Estados Unidos se realizarán en Túnez,
El Cairo y Saná, pero son impensables en Riad.
La manipulación de la religión
Internet
convierte hoy en imposible o muy difícil de evitar la manipulación de
los sentimientos religiosos para obtener beneficios políticos. El
Gobierno afgano ha anunciado que intentará bloquear Youtube para evitar
que se propaguen a Kabul las manifestaciones contra Estados Unidos. Pero
en la actual sociedad de la información es como intentar poner puertas
al campo.
Los
atentados contra las embajadas norteamericanas en El Cairo y Bengasi
son sólo el penúltimo capìtulo de un intercambio de golpes —dialécticos
en Occidente, físicos en Oriente— que amenazan con ir a más mientras los
islamistas piloten la transición post-revolucionaria.
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