domingo, 16 de septiembre de 2012

Colombia: Entre gallos y medianoche – por Angélica Mora

Cocinado “entre gallos y media noche”, el pacto  entre el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, tiene ese tinte siniestro de un aquelarre, tan propio de los conciliábulos fraguados por los mandamases de  Cuba y Venezuela.

Tan así que fue firmado en un escritorio cubano, en la Habana, con aspersiones de agua (no tan bendita) a cargo de  la cúpula gobernante en el documento.

Las simpatías de los hermanos Castro y el discípulo del Diablo, Hugo Chávez hacia las FARC, nunca han estado ocultas.  Abiertamente, el respaldo en armas y logística ha estado ahí, desde que la historia lo recuerde.
Sin embargo, los últimos contactos se hicieron envueltos en el mayor de los sigilos debido al amor al misterio, que tanto gustan en La Habana y Miraflores: “Si no es secreto, no es bueno”.
Por los guerrilleros firmó “el comandante  Mauricio”, conocido como “El Médico”, quien sucedió al asesinado Jorge Briceño, “Mono Jojoy”, al frente de la dirección del Bloque Oriental de las Farc.
Los vientos de fronda estuvieron del lado del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, quien había advertido  -justamente hace una semana-  sobre negociaciones secretas en Cuba entre el gobierno de Santos y las FARC.
Bogotá negó entonces tales conversaciones. Hoy el presidente colombiano queda como Pinocho… con la nariz larga.
Mientras tanto, Las FARC continúan masacrando civiles. Este pasado domingo, seis personas murieron, entre ellas dos niños, al estallar un artefacto en el interior de un taxi en el departamento del Meta.
Ilusos los que crean que este pacto -y otros compromisos- puedan cumplirse. Son los famosos respiros de oxígeno, tan necesarios para seguir existiendo y de los cuales conocen tan bien los hermanos Castro.
Santos les dará inmunidad y tiempo a los jefes de las FARC para que se reagrupen, se reorganicen y puedan continuar operando en el narcotráfico y los secuestros, con el beneplácito y bendición de los gobiernos de La Habana y Caracas.
Y recuerden, de yapa pedirán el Premio Nobel, para ustedes saben quién.

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