El primitivismo intelectual latinoamericano
El primitivismo intelectual latinoamericano
El Diario de Hoy
Yo tengo mucha fe en que las nuevas
generaciones se liberarán de la mentalidad tercermundista que está en la
raíz de nuestro atraso y logren desarrollar a este país. Estas
generaciones están menos inclinadas a la polarización política y son más
propensas al pragmatismo, que las generaciones anteriores. Hay un
aspecto, sin embargo, que me sorprende cuando lo veo en muchos jóvenes:
su vulnerabilidad a fantasiosas teorías de conspiración, promovidas por
caracteres como el millonario productor de cine Michael Moore, el
lingüista Noam Chomsky y Eduardo Galeano, autor de "Las venas abiertas
de la América Latina".
Estos y similares caracteres mantienen
que el mundo es un lugar controlado por unos cuantos capitalistas, que
conspiran continuamente para que nadie progrese. De acuerdo a ellos,
cualquier cosa que pasa en el mundo es atribuible a esa gigantesca
conspiración. Desde el calentamiento global hasta la gran crisis
económica que vive el mundo, son atribuibles no a errores colectivos
sino a decisiones explícitas de estos plutócratas que controlan el mundo
y que dicen, "hoy calentémoslo" o "ahora causemos una gran crisis
económica", para extraerles la riqueza a los pobres del mundo. Es como
un cuento de Batman.
Venezuela: el gran día
Este domingo se celebrarán por fin las elecciones internas de la oposición venezolana,
que no son internas porque tienen derecho a voto, como sucedió en
Argentina en su momento, todos los que quieran. Los sondeos juran que
el gobernador del estado Miranda, será el vencedor y que una oposición
férreamente unida bajo su mando se enfrentará a Hugo Chávez en las
presidenciales del 7 de octubre. Pero ni siquiera es esto lo primero que
se debe resaltar, sino la extraordinaria lección que han dado al mundo
los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática, como se llama a la sombrilla que cobija a los demócratas de ese país, en teoría desde 2008 pero el práctica desde 2010.
Hitler y Che Guevara, dos caras de la misma moneda
(Puede verse también La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista por Alvaro Vargas Llosa)
Resulta del todo aberrante observar
cómo, a día de hoy, la izquierda aún sigue aseverando las bondades del
comunismo, cuyo triunfo condenó a muerte a más de cien millones de
personas -sólo de forma directa-. El último ejemplo de tal barbarie
propagandística tuvo lugar recientemente en Ecuador, donde la Asamblea
Nacional aprobó una resolución para condenar el asesinato del terrorista Ernesto Che Guevara.
Más allá de esta anécdota, lo trágico de la cuestión radica en que
multitud de jóvenes, políticos e intelectuales continúan alabando las
virtudes de esta ideología totalitaria y genocida al tiempo que braman
con total soltura su espíritu "antifascista" cuando, en realidad,
comunismo, fascismo y nazismo configuran un frente común. Son, en
esencia, manifestaciones diversas del pensamiento anticapitalista más
extremo.
Las Malvinas: los límites de la solidaridad
Las Malvinas: los límites de la solidaridad
Por Alvaro Vargas Llosa
La presidenta argentina, Cristina
Kirchner, está decidida a malvinizar su política exterior y, por tanto,
su política doméstica, pero tiene en sus manos dos problemas cada vez
más complicados: la ausencia de opciones efectivas y un escenario
sudamericano, en el que empieza a incomodar la exigencia de tanta
solidaridad.
La escasez de opciones quedó en
evidencia de espectacular forma esta semana, cuando la mandataria
convocó, con urgencia y dramatismo, a las fuerzas vivas del país (como
se decía antes), incluida la oposición, a un acto público relacionado
con las Malvinas del que no se dio mayor información previa. Todos
pensaban que Kirchner usaría la última bala que le quedaba en la
cartuchera: prohibir el uso del espacio aéreo argentino al único vuelo
que conecta a Mount Pleasant con Sudamérica, lo que en la práctica
implicaba prohibir el vuelo entre Santiago y las Malvinas. Pero ni
siquiera eso puedo hacer: se limitó a anunciar que denunciará la
"militarización" ante la ONU, donde el Comité de Descolonización se
reunirá el 14 de este mes, y que desclasificará el "informe Rattenbach".
La sensación de anticlímax en el auditorio fue palpable y no careció de
cierta comicidad. La oposición, que se había dejado arrastrar a ese
evento para que no pareciera que se alineaba con el enemigo, acabó
sintiéndose embaucada. Lo que es peor, también quedó expuesta su
evidente inferioridad de condiciones ante la astuta presidenta.
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