lunes, 3 de octubre de 2011

“Maduro convenció a Fidel que él garantiza el traspaso de los activos venezolanos a Cuba”

Foto: Noticias24/ Archivo

“El Presidente está cada vez menos capacitado para trabajar”, con esta frase comienza Rafael Poleo su “Corto y Profundo” de este lunes, publicado en el Diario El Nuevo País, donde critica la posible candidatura del Canciller Nicolás Maduro como sucesor del Jefe de Estado Nacional, en caso de que éste no pueda gobernar debido a su estado de salud.

En este sentido, el periodista titula su columna “Maduración” y sostiene que “Maduro convenció a Fidel de que nadie como él garantiza el traspaso de los activos venezolanos a las arcas cubanas. Adán y Diosdado se quedan con los crespos hechos. Aunque, del plato a la boca, se cae la sopa”.

A continuación la columna completa de Rafael Poleo:

Imagen El Nuevo País

James Bond en México (I)

R A Y M U N D O R I V A P A L A C I O
Estrictamente personal
James Bond en México (I)

Después de más de dos años de alertas públicas, finalmente se abrió el debate en México sobre grupos paramilitares vinculados a la guerra contra el narcotráfico. La discusión mexicana no se ubica en el contexto de los grupos paramilitares que nacieron y florecieron en Colombia creados originalmente por los terratenientes para defenderse y combatir a la guerrilla, y que después, con vida autónoma, entraron al narcotráfico. Lo que se plantea hoy en día en México, es la existencia del Agente 007, James Bond, en versión tropicalizada.

Bond, el personaje de Ian Fleming, el autor inglés que reflejó en el inmortal Agente 007 de novelas y filmes su experiencia en la Inteligencia Naval británica, es la versión más cruda –envuelta en su carácter mujeriego y bon vivant- de los recursos que tiene un Estado para enfrentar a sus enemigos cuando las herramientas de la justicia no les alcanzan.

El caso de Bond –con licencia para matar-, tuvo su secuela en Hollywood con la laureada serie "24", donde se violaban todas las convenciones internacionales de derechos humanos suscritas por Estados Unidos. La serie mostraba los abusos con un fin único: defender al Estado de sus enemigos –terroristas y narcotraficantes-, que al tiempo de despertar críticas por sus violaciones a la ley, oficiales y soldados comisionados en Iraq, a quienes se les transmitía de manera regular, se caían en aplausos y gritos en cada programa.

Bond y Jack Bauer, sus protagonistas ficticios, son interpretaciones de lo real. Lo último evidente fue el equipo de SEALs de la Marina estadounidense que entró sin aviso a territorio paquistaní –técnicamente una invasión- y realizó una operación secreta –clara violación de la soberanía nacional- para eliminar a su enemigo Osama bin Laden –que fue una ejecución-. El presidente Barack Obama declaró que "se había hecho justicia", con lo cual justificó la atrocidad política y diplomática con la que actuó su gobierno.

Prácticamente no hubo nación que lo cuestionara. Lo entienden claramente. En la guerra contra el terrorismo, la ley resulta insuficiente. Guantánamo y el programa de rendición –torturas en países con leyes laxas-, fueron históricamente redimidos. El jefe de la CIA para combatir el terrorismo pasó de estar en el umbral de la cárcel por los abusos en los cuales incurrieron sus hombres en el mundo, a ser héroe de la guerra que declaró George W. Bush.

Estas prácticas, sin embargo, se salen siempre de control. Incluso en Estados Unidos y Gran Bretaña, estados con elevados sistemas de procuración de justicia, arrastrarán consigo a Guantánamo y Abu Ghraib. En Centroamérica, los paramilitares no sólo combatieron a la guerrilla en los 80, sino aniquilaron –como el notorio caso de Guatemala-, a una amplia capa de clases medias educadas, ante el temor que tomaran las armas. En Colombia se volvieron narcotraficantes, y en el Cono Sur, bajo la doctrina de la Seguridad Nacional impuesta por Washington,

Juan Pueblo le puso el cascabel al gato

GUILLERMO FÁRBERdencial, y terminó como candidato impuesto.

Mintió cuando dijo que nunca haría nada que dañaría a Cárdenas, y cometió parricidio político contra su mentor y destruyó a todo su grupo político; mintió cuando dijo que nada sabía de las transas de Bejarano y Ponce, cuando era el promotor de esas transas; mintió cuando dijo que iba diez puntos arriba en las encuetas, cuando sus cercanos sabían que se había derrumbado en los últimos dos meses de la contienda presidencial de 2006; mintió cuando inventó un fraude electoral que nadie probó; mintió cuando ordenó invadir el corredor zócalo-reforma, dizque para evitar una rebelión...

Y hoy miente cuando dice --durante la oficialización del club familiar motejado como Morena--, que "no seré candidato sin el apoyo de las fuerzas progresistas". El truco está en eso, en "las fuerzas progresistas". ¿Cuáles son las fuerzas progresistas, según San Andrés? Está claro que esas fuerzas están en el ala radical y transa del PRD, que encabezan la dupla Bejarano-Padierna, y en los no menos transas grupos familiares de Alberto Anaya y Dante Delgado, dueños del PT y Convergencia.

Y es que todos saben que AMLO tiene hasta el 70 por ciento de preferencias de esos grupos radicales --las llamadas fuerzas progresistas--, en tanto Marcelo Ebrard no alcanza ni el 30 por ciento de simpatías en ese nicho. En el otro extremo, entre la población abierta y no identificada con ese sector de la geometría electoral, Marcelo Ebrard tiene el 70 por ciento de las preferencias, contra 60 por ciento de la intención del voto que tiene AMLO, como potencial candidato presidencial.

Sin embargo, la gran diferencia está, precisamente, en los altísimos negativos que tiene AMLO. Es decir, según todas las encuetas realizadas para análisis interno de los partidos –encuetas no públicas--, al comparar a AMLO en su calidad de candidato presidencial, frente a otros potenciales aspirantes, como Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Ernesto cordero, Santiago Creel o Manlio Fabio Beltrones, las preferencias del tabasqueño se desploman. Son más los potenciales electores que nunca votarían por él, que los que le darían su voto. En cambio, Marcelo Ebrard es un candidato competitivo, que aparece en el pelotón que sigue al puntero, que es Peña Nieto.

En otras palabras, todo indica que las mentiras sepultarán a AMLO.

Al tiempo.salían escuadrones de la muerte en la oscuridad de las noches a sembrar el terror, integrados muchas veces por los cuerpos de élite de la Marina.

Los grupos paramilitares no tienen salidas. Nacen y mueren en la contradicción de que no importa qué tan puro sea su objetivo, siempre tienen que pagar por lo que hicieron. No importa cuán importante sea su misión, la justicia tocará en algún momento la puerta.

En México hay un caso preciso que no se ha explorado en esa dimensión, el de Miguel Nassar Haro, legendario director de la Dirección Federal de Seguridad, que cerró el gobierno de Miguel de la Madrid por la corrupción, la penetración del narcotráfico y su permanente actuación más allá de la ley. Nassar Haro fue acusado y encarcelado por violaciones a los derechos humanos durante el periodo de la guerra sucia.

El policía de policías nunca ha admitido haber violado ley alguna. Su papel lo ubica en el contexto de la Guerra Fría y la lucha contra el comunismo. Aunque afirma que jamás torturó o asesinó, que es la acusación central en su contra, su lógica es aquella donde la ley, muchas veces, es insuficiente. Nassar Haro resolvió decenas de secuestros de empresarios –muchos de ellos no publicitados-, por lo que tiene más de 90 agradecimientos de ellos. ¿Cómo lo hizo? Para ellos es irrelevante.

El resultado de salir con vida fue lo importante para las víctimas. Por eso, cuando estuvo preso a mediados de esta década en la cárcel de Topo Chico en Monterrey, diariamente llegaban viandas en tal abundancia que se repartían por todo el penal entre los presidiarios, enviadas por los empresarios en muestra de agradecimiento por lo que había hecho por ellos. Una vez se le preguntó sobre los enfrentamientos con las guerrillas, y Nassar dijo que para el gobierno, aquellos jóvenes llenos de sueños, eran meramente delincuentes.

Nassar Haro se dice un hombre institucional que actuó bajo las órdenes de un gobierno. Su trabajo era salvaguardar la seguridad del Estado Mexicano, y él fue un soldado que cumplió con el mandato. La justicia hoy en día no lo reconoce como tal. En los parámetros de la ley, antes y ahora, las detenciones extrajudiciales, torturas y ejecuciones de delincuentes, son violaciones a los derechos humanos.

Las coyunturas, aún en los estados de Derecho más sólidos, suelen esconder tras el ruido de la violencia, los abusos de los gobiernos. No importa cuánta ilegalidad cometió una persona, si se vulneran sus derechos, tarde o temprano es un tema que se dirimirá en público. La discusión en México en estos días no es sobre la inocencia o culpabilidad de quienes han muerto en las calles, sino si hubo o no alguna autoridad que, en ejercicio de su licencia para matar, comenzó a limpiar delincuentes y presuntos delincuentes, por encima de la ley.

Los resultados de cómo terminan estas historias de horror no son iguales. En algunos casos particulares, como ahora en Estados Unidos, quien organizó y ordenó todas las prácticas extralegales para enfrentar a Al Qaeda, ha sido reivindicado. En otras naciones, como México, están pagando su involucramiento. Un ex presidente, Luis Echeverría, y Nassar Haro, que siguen en proceso, son ejemplos de lo que puede suceder una vez más si no se aclara quiénes son y de dónde vienen los grupos que han venido matando criminales hace ya buen tiempo.

Escuadrón de la muerte

M I G U E L Á N G E L G R A N A D O S C H A P A
Plaza pública
Escuadrón de la muerte

Presentados a sí mismos como matazetas, los probables asesinos de 35 personas en Boca del Río, Veracruz, parecen tener el perfil de un escuadrón de la muerte. Es decir, un grupo dedicado a privar de la vida a indeseables, al margen de la ley, dizque para hacer más eficaz el combate a la delincuencia.

El Gobernador de aquel estado, Javier Duarte lo anunció claramente el veinte de septiembre mismo. Lo hizo tan sin equívocos que parecía haberse equivocado. Pero cada día es más claro que su gobierno ha organizado, o consentido, a este escuadrón de la muerte. Duarte dijo que los 35 cadáveres esparcidos en la calle de la zona metropolitana de Veracruz eran muestra de que se combatía eficazmente a la delincuencia.

Un hecho concreto refuerza el vínculo entre la Policía Intermunicipal de Veracruz-Boca del Río con ese asesinato. El 14 de septiembre, una semana antes de que fueran arrojados como basura los cuerpos de 35 individuos, el jovencito Alan Michel Jiménez Velázquez fue capturado por uniformados a bordo de la patrulla 717. Su madre trató de impedir el arresto, que se producía sin ninguna orden judicial y en los días siguientes se dedicó a buscar al adolescente. Llegó al extremo de acudir al servicio forense donde se hallaban los 35 cuerpos y uno de ellos era el de su hijo. La policía no ha explicado cómo una persona detenida por sus agentes aparece después asesinada. Tiene que exhibir el parte del día 14 para que se conozcan las razones de la captura de Alan Michel y su destino: si fue dejado en libertad, si quedó a disposición del Ministerio Público.

Esperar que eso ocurra es ingenuo (aunque no por ello haya que dejar de demandarlo. Proporcionar tal informe y explicación rompería la lógica con que el Gobierno veracruzano ha querido presentar el caso. El procurador Reynaldo Escobar dijo que todos los asesinados tenían antecedentes penales. El polémico diario Notiver publicó el viernes pasado una lista de las víctimas, cuyos antecedentes contradicen la información oficial. Veinticuatro muertos no aparecen ligados de ninguna manera a la delincuencia.

Todos ellos fueron detenidos, quizá, del modo en que ocurrió a Alan Michel. Después de la captura, o los propios agentes policiacos, en un desdoblamiento de su personalidad se invistieron de matazetas y lo asesinaron, o lo entregaron al grupo que se mostró en un video como un núcleo que trabaja en pro de la seguridad en Veracruz. Claro que en ese mensaje videograbado los matazetas se abstienen de decir de sí mismosPresentados a sí mismos como matazetas, los probables asesinos de 35 personas en Boca del Río, Veracruz, parecen tener el perfil de un escuadrón de la muerte. Es decir, un grupo dedicado a privar de la vida a indeseables, al margen de la ley, dizque para hacer más eficaz el combate a la delincuencia.

El Gobernador de aquel estado, Javier Duarte lo anunció claramente el veinte de septiembre mismo. Lo hizo tan sin equívocos que parecía haberse equivocado. Pero cada día es más claro que su gobierno ha organizado, o consentido, a este escuadrón de la muerte. Duarte dijo que los 35 cadáveres esparcidos en la calle de la zona metropolitana de Veracruz eran muestra de que se combatía eficazmente a la delincuencia.

Un hecho concreto refuerza el vínculo entre la Policía Intermunicipal de Veracruz-Boca del Río con ese asesinato. El 14 de septiembre, una semana antes de que fueran arrojados como basura los cuerpos de 35 individuos, el jovencito Alan Michel Jiménez Velázquez fue capturado por uniformados a bordo de la patrulla 717. Su madre trató de impedir el arresto, que se producía sin ninguna orden judicial y en los días siguientes se dedicó a buscar al adolescente. Llegó al extremo de acudir al servicio forense donde se hallaban los 35 cuerpos y uno de ellos era el de su hijo. La policía no ha explicado cómo una persona detenida por sus agentes aparece después asesinada. Tiene que exhibir el parte del día 14 para que se conozcan las razones de la captura de Alan Michel y su destino: si fue dejado en libertad, si quedó a disposición del Ministerio Público.

Esperar que eso ocurra es ingenuo (aunque no por ello haya que dejar de demandarlo. Proporcionar tal informe y explicación rompería la lógica con que el Gobierno veracruzano ha querido presentar el caso. El procurador Reynaldo Escobar dijo que todos los asesinados tenían antecedentes penales. El polémico diario Notiver publicó el viernes pasado una lista de las víctimas, cuyos antecedentes contradicen la información oficial. Veinticuatro muertos no aparecen ligados de ninguna manera a la delincuencia.

Todos ellos fueron detenidos, quizá, del modo en que ocurrió a Alan Michel. Después de la captura, o los propios agentes policiacos, en un desdoblamiento de su personalidad se invistieron de matazetas y lo asesinaron, o lo entregaron al grupo que se mostró en un video como un núcleo que trabaja en pro de la seguridad en Veracruz. Claro que en ese mensaje videograbado los matazetas se abstienen de decir de sí mismoslydiacachosique se dedican a otras actividades delincuenciales, no sólo a proveer tranquilidad a los veracruzanos.

El escuadrón de la muerte procedió con extrema crueldad, con barbarie, para asesinar a sus víctimas. Las privó de la vida en Santa Fe, poblado a unos 30 kilómetros de Veracruz. Según informó el diario Reforma el viernes pasado, ninguno de los muertos fueron ultimados a balazos. Los mataron a golpes asestados con objetos contundentes, como tubos y palos. Otros murieron asfixiados pues se les mantuvo encerrados en un contenedor.

"Los cuerpos presentaban quemaduras de metal en el torso y las piernas debido a que fueron recargados en el contenedor para ser atados de manos con precintos de seguridad de plástico". Con información obtenida "en fuentes cercanas a las investigaciones", Reforma dice que "los precintos de plástico han sido usados por cuerpos de seguridad institucionales y por efectivos de la Marina y el Ejército.

"Esos precintos sólo los tienen en Estados Unidos o los usan fuerzas especiales de aquí: Marina o el Ejército´, consideró la fuente estatal que tuvo acceso a las primeras indagatorias y que pidió omitir su nombre".

La información añade que "los cuerpos tenían también rastros de tierra, al parecer por haber sido arrastrados y para luego subirlos a las camionetas de redilas", de donde se les arrojó al arroyo en la plazoleta de los Voladores de Papantla.

Reforma concluye, en información que ratifica el que no eran zetas los asesinados, que "entre los cuerpos había taxistas y policías locales, así como personas dedicadas a la prostitución y al narcomenudeo".

Como queriendo exorcizar con palabras este nuevo aspecto de la violencia, el Gobierno federal negó que los matazetas sean un grupo paramilitar, y más ampliamente consideró que "no existen ningunos indicios (sic) de que exista este tipo de fenómeno". Las palabras de Alejandra Sota, la vocera presidencial quizá corresponden a la formalidad doctrinal. Un grupo paramilitar es una banda de asesinos que, organizados por el Ejército, con aquiescencia o no del Gobierno, y dotados de entrenamiento y equipo propios de las fuerzas armadas, realizan acciones al margen de la ley que el Ejército no puede asumir. Ciertamente, no tenemos noticia de que militares hayan optado por crear estas pandillas de asesinos. Las hubo en Chiapas durante el gobierno del presidente Zedillo, en la guerra sucia contra el zapatismo armado y sus bases de acompañamiento.

Pero la denominación es lo de menos. Lo ocurrido en Veracruz muestra todos los visos de una agrupación asesina solapada y aun organizada por un gobierno. Se pretendería que su acción contribuya a disminuir la violencia que hierve y crece en Veracruz. Y como el hartazgo hace que se prefiera el orden sobre los derechos humanos, el activismo de un escuadrón de la muerte sería recibido, si no con aplausos porque no es políticamente correcto, sí con silencioso beneplácito, en el entendido de que es sano "que se maten entre ellos"

Macanazo

D E N I S E D R E S S E R
Macanazo
Golpes como los que siete ministros de la Suprema Corte acaban de propinarle al país

Hay golpes en la vida, tan fuertes. Golpes como del odio de Dios, escribía César Vallejo. Golpes como los que siete ministros de la Suprema Corte acaban de propinarle al país. Heridas como la que el máximo tribunal acaba de infligirse a sí mismo al declarar que las mujeres no tienen derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. Al sugerir que la última instancia a la que una mujer puede recurrir para proteger sus derechos no funciona para ella. Al transformar el sufrimiento de adolescentes violadas y embarazadas en una anécdota más. Al convertir su veredicto en confabulario de católicos vengativos, legisladores irresponsables, partidos oportunistas. Y así como la legislación en Baja California y San Luis Potosí ha llamado criminales a las mujeres que abortan, la Suprema Corte manda el mismo mensaje. Ustedes y yo, desamparadas por quienes deberían proteger nuestros derechos, pero han decidido que no les corresponde velar por ellos.

Al votar como lo ha hecho, la mayoría de los ministros acaba de darle una estocada a la Corte de la que tomará años en recuperarse, si es que alguna vez logra hacerlo. Porque su resolución va a ocupar un lugar deshonroso en la historia constitucional de México. Una mancha imborrable, una vergüenza compartida, una herida auto-infligida. Un sablazo que producen siete magistrados que se vanaglorian de empatía y sensibilidad, pero en sus argumentos públicos no la demuestran. Ingenuos o cínicos cuando sugieren que la protección de la vida desde la concepción no corre en contra de los derechos de los mujeres. Contradictorios o deshonestos cuando argumentan que la constitución local de Baja California y su definición de la vida no se contrapone a la Constitución Federal ni a los tratados internacionales suscritos por México. Insensibles o autistas cuando argumentan que la validez de las constituciones locales no necesariamente conducirá a la criminalización del aborto. Cómplices involuntarios o activos de la Iglesia católica cuando afirman actuar en función de "la Constitución" y la interpretación de ésta, resulta coincidir con los intereses más retrógradas del país.

Siete magistrados de nuevo destruyen la magnífica ilusión de que la Corte opera en un plano moral e intelectual superior a la mayoría de los mexicanos y se aboca a defender a las mujeres de México. Cómo creer que ponen lo mejor de sí mismos para servir correctamente al país si allí están las posturas morales y no legales del Ministro Ortiz Mayagoitia. Las descalificaciones del Ministro Aguirre. Los vaivenes argumentativos de Margarita Luna Ramos. La certidumbre – debatible – del Ministro Pardo Rebolledo de que la Constitución Federal sí protege la vida desde la concepción. El consenso de la mayoría sobre la Constitución puesta al servicio del óvulo y no de la mujer que debería decidir sobre su destino.

Quizás sólo se respete el derecho de una mujer a decidir sobre su propio cuerpo en México cuando a la esposa de algún Ministro la violen y quede embarazada. Cuando la hermana de algún magistrado importante su esposo la obligue a tener un hijo más. Cuando a la hija de algún abogado la encarcelen por un aborto cometido en circunstancias desesperadas. Cuando a la nuera de algún político acabe en una clínica clandestina, muerta de frío, muerta de miedo. Cuando a la nieta de alguna procuradora la viole un pederasta y se vea obligada a dar a luz dado que la Constitución insiste en ello. Cuando alguna de ellas – lamentablemente -- sea víctima de una Suprema Corte alejada de las mujeres y sus derechos. Sólo así.

Y bueno, la Suprema Corte se pega a sí misma, pero el peor golpe se lo da al país al demostrar cuan lejos está de ser un garante agresivo e independiente de los derechos constitucionales de las mujeres. Cuan lejos se encuentra de entender el maltrato sistemático de millones de mexicanas vejadas por el sistema judicial y aplastadas por las alianzas inconfesables del sistema político. La Suprema Corte acaba de decir que no la molestemos con asuntos tan poco importantes como la defensa de las garantías individuales de las mujeres, porque está demasiado ocupada validando los intereses de Felipe Calderón y sus aliados en otras ramas del gobierno y de la Iglesia.

Quizás por ello hoy las mujeres caminan cabizbajas, dolientes, desprotegidas. Sienten pena por su país y por quienes tienen el poder para cambiarlo pero optan por perpetuar el statu quo. Y lloramos juntas pero rehusamos rendirnos aunque siete magistrados de la Corte nos hayan dado un macanazo. Porque México es más que un puñado de gobernantes retrógradas, de legisladores paternalistas, de jueces autistas. México es el país de quienes luchan terca e incansablemente por devolverle un pedacito de su dignidad. Y aunque la Corte rehúse asumir el papel que le corresponde ante esta causa común, hay muchas ciudadanas que comparten la convicción – junto con el Ministro Arturo Zaldívar – de que este asunto tiene una gran trascendencia para millones de mujeres y es no sólo injusto, sino abiertamente discriminatorio y por lo tanto inconstitucional.

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