viernes, 14 de octubre de 2011

Freud y Halsted: dos pioneros de la experimentación terapéutica con cocaína

Una publicación reciente examina las primeras experiencias que Sigmund Freud y William Halsted tuvieron con la cocaína y sus efectos terapéuticos. Freud logró desengancharse de su “curiosidad” científica, pero Halsted no.

Uno de los enigmas todavía irresolutos de la vida de Sigmund Freud es el llamado “episodio de la cocaína”: los años en que el eminente médico vienés vivió una relación más o menos cercana con la cocaína, para algunos una adicción en toda forma y para otros un hábito única y profundamente inspirado por su curiosidad científica.

Freud comenzó a experimentar con la cocaína entre 1883 y 1884, es decir, cuando contaba con 27 o 28 años, una edad bastante apropiada para hacer de su cuerpo el laboratorio vivo de sus pruebas. Según relata en su Presentación autobiográfica —con prisa, como si quisiera pasar pronto a otro tema—, en 1884 solicitó la sustancia a una casa farmacéutica local con miras a indagar sobre sus propiedades y efectos en contra del dolor físico y algunos padecimientos mentales. No sabemos si su interés fue genuino o circunstancial, pero sí que se mostró sospechosamente entusiasmado con los resultados de su experiencia: en ese mismo año escribió un célebre reporte, «Über Coca» [“Sobre la cocaína”], casi un panegírico en el que exaltó las bondades del alcaloide; tampoco dudó en prodigar entre sus pacientes no solo las alabanzas, sino las recetas correspondientes que les permitirían acudir a su droguería más cercana en busca de la supuesta cura de sus males. En fin, una respuesta curiosamente febril, acelerada incluso, con una notable urgencia por comunicar a todos su descubrimiento.

Sin embargo, en un libro publicado recientemente, An Anatomy of Addiction, su autor, Howard Markel, hace notar el poco rigor científico de dicho estudio, sobre todo por el hecho de que Freud, al escribir sobre la cocaína, dio mayor importancia a sus “sentimientos, sensaciones y experiencias” que a observaciones netamente científicas.

Con todo, Freud supo resolver esta aparente contradicción con un recurso que, a la postre, haría de él uno de los escritores más importantes del siglo XX (incluso sin tomar en cuenta sus discutibles aportes científicos): su extraordinaria capacidad para tender un puente entre ese cúmulo confuso de oleadas subjetivas y un pretendido marco de objetividad. «En esencia, “Über Coca” presenta un personaje literario que se convertiría en una característica estándar en la obra de Sigmund: él mismo. A partir de este punto, Freud a menudo utiliza sus propias (y más tarde las de sus pacientes) experiencias y pensamientos en sus escritos conforme trabaja para crear una teoría universal de la mente y la naturaleza humanas. Un método que en la época se probó científicamente audaz, imprudente incluso, pero, en términos de la creación del psicoanálisis, sorprendentemente productivo», considera Markel en su libro.

El autor estudia también a otro científico pionero en las investigaciones con la cocaína: William Halsted, un cirujano estadounidense que, como Freud, su contemporáneo, se acercó a la sustancia en busca de un analgésico eficaz. Curiosamente, Halsted comenzó a experimentar el mismo año que Freud, en 1884, cuando trabajaba en el Bellevue Hospital de Nueva York; ahí un pequeño grupo de jóvenes médicos intentaba encontrar el anestésico idóneo para seccionar las extremidades y otras áreas del cuerpo sin poner en riesgo el sistema nervioso. Pero, desafortunadamente, ninguno de los participantes de estas pruebas conocía cuán adictiva puede ser la cocaína y uno a uno terminó cubierto entre sus nieves.

Aunque el destino de Halsted fue un poco diferente. Continuó ejerciendo con bastante éxito su profesión como cirujano, aunque secretamente entraba y salía de clínicas de rehabilitación sin conseguir nunca sanar de su adicción a la cocaína. Pero, según parece, esta sustancia fue indispensable para que Halsted desarrollara nuevas técnicas de cirugía e incluso llegara a ser nombrado jefe de cirujanos en el recién inaugurado Johns Hopkins Hospital. De alguna manera la cocaína le ayudó a desarrollar un mejor control de sí mismo. Aunque no sin consecuencias, como dice Howard Markel:

«Siempre el mesurado cirujano trabajó mucho para calibrar su dosis para calmar su nerviosismo y su angustia sin que esta nublara sus sentidos ni interfiriera con su juicio; con todo, en no pocas ocasiones calculó mal y navegó hacia el olvido narcotizado, abandonando sus responsabilidades».

Un ejemplo extravagante y expresivo de ese “olvido narcotizado” podría ser un texto que, en 1885, Halsted redactó y envió para su dictamen al New York Medical Journal. Un discurso inconexo y sin sentido cuya publicación, a pesar de todo, se autorizó (¿para desacreditar al Dr. Halsted y exhibirlo en su adicción?).

Este es un fragmento de «Practical comments on the use and abuse of cocaine» [“Comentarios prácticos sobre el uso y el abuso de la cocaína”], de William Halsted:

«Neither indifferent as to which of how many possibilities may best explain, nor yet at a loss to comprehend, why surgeons have, and that so many, quite without discredit, could have exhibited scarcely any interest in what, as a local anesthetic, had been supposed, if not declared, by most so very sure to prove, especially to them, attractive, still I do not think that this circumstance, or some sense of obligation to rescue fragmentary reputation for surgeons rather than belief that an opportunity existed for assisting others to an appreciable extent, induced me, several months ago, to write on the subject in hand the greater part of a somewhat comprehensible paper, which poor health disinclined me to complete».

[“Ni indiferentes a lo que de cuantas posibilidades pueden explicar mejor, ni en una pérdida de comprender, ¿por qué los cirujanos, y que muchos, bastante, sin desacreditar, podría haber exhibido apenas interés en lo que, como un anestésico local, había sido supone que, si no se declara, por la mayoría tan seguro de demostrar, especialmente a ellos, atractivo, todavía no creo que esta circunstancia, o un cierto sentido de obligación de rescatar la reputación de fragmentos de los cirujanos más que la creencia de que existía la oportunidad de ayudar a los demás en una medida apreciable, me indujo, hace varios meses, a escribir sobre el tema que nos ocupa la mayor parte de un trabajo un tanto comprensible, que la mala salud inclinado que yo terminara”.]

El célebre Freud y el menos conocido William Halsted: sin duda dos mentes curiosas, activas, inquietas, misteriosamente coetáneas, gemelas en algunos aspectos, que consideraron la cocaína una esperanza de sanación o de escudo frente al dolor físico o mental, pero que, para pesar suyo y también de tantos otros, vieron suplantado el sueño por la pesadilla de la adicción no resuelta.

Nueva película sobre la muerte de la Princesa Diana muestra reveladoras pruebas de que fue asesinada

"Unlawful Killing", la nueva película sobre la muerte de la Princesa Diana, afirma que el supuesto accidente en realidad se trató de una emboscada y muestra una fotografía de Lady Di con vida después del accidente automovilístico.

A 14 años de su muerte aún se mantienen serias dudas sobre lo que realmente sucedió aquella fatal noche parisina en la que la Princesa Diana falleció aparentemente por un casual accidente automovilístico. Desde entonces han florecido múltiples especulaciones conspiracionistas que apuntan a que este “accidente” en realidad se trató de una emboscada, y muchos apuntan a miembros de la familia real británica como los autores intelectuales de esta obra. Y la polémica en torno a este suceso, incluido entre las 10 teorías de l conspiración más populares, seguramente se volverá a calentar con la película “Unlawful Killing”, a estrenarse próximamente en cines alrededor del mundo (exceptuando los del Reino Unido).

Respaldada por Mohamed al-Fayed, el magnate árabe cuyo hijo, y entonces prometido de Diana, Dodi al-Fayed, también murió esa noche, y quien se ha encargado de promover la teoría de que el accidente en realidad se trató de un asesinato minuciosamente orquestado. Entre las nuevas “pruebas” que presenta, se incluye una fotografía que supuestamente muestra a Diana viva y estable justo después del accidente, sugiriendo que algo sucedió entre el choque y el momento en que fue dada oficialmente por muerta en un hospital de la capital francesa. Además, esta especie de documental presenta entrevistas con diversos personajes que apoyan la hipótesis de una funesta agenda oculta, o a la misma Diana hablando prediciendo las circunstancias de su muerte.

A pesar de que “Unlawful Killing”, dirigida por Keith Alan, no profundiza en las teorías más tenebrosas sobre esta posible conspiración, las cuales incluso consideran este suceso como parte de un ritual ocultista organizado por una poderosa sociedad secreta, lo cierto es que al menos avivará, una vez más, la discusión en torno a la dramática muerte de esta mujer que se convirtió en un ícono de clase, independencia, y buena voluntad, entre millones de británicos, muchos de los cuales aprueban por completo la versión oficial de los hechos pero que, luego de ver la película, podrían cambiar de parecer.

¿Qué hay detrás del teatro de la guerra en Libia? Petróleo, agua, la CIA, Al-Qaeda, manipulación masiva

La guerra contra Libia parece haber sido planeada desde tiempo atrás y preparada por la inteligencia estadounidense para agenciarse el petróleo de este país o estratégicamente dentro de la agenda política global

En materia de guerras, el ciudadano de este planeta ha perdido la inocencia y seguramente no puede ya creer en que estas recurrentes empresas bélicas son orquestadas, como retóricamente se sostiene, en pro de la democracia o de la ayuda humanitaria, como se busca suavizar en nuestros tiempos. Es una lástima perder la inocencia, pero acaso queda la posibilidad de la conciencia. Conciencia de que los conflictos bélicos que vemos en el mundo, actualmente Afganistán (y un poco Pakistán), Irak y ahora Libia son sofisticadas manipulaciones de la opinión pública que encubren oscuros intereses imperialistas, ocultas agendas geopolíticas o simplemente redondos negocios para grupos elitistas en el poder. El caso de Libia probablemente no sea distinto al de Irak, y Gaddaf, dentro del guión, es el nuevo dictador desequilibrado del cual las grandes potencias -como superhéroes- deben de proteger al pueblo de Libia y al mundo.

Existen numerosos factores que llevan a pensar que la guerra de Libia no se trata de lo que han manifestado la ONU y la OTAN: impedir que Gaddafi reprima un movimiento de protesta democrático y desencadene un río de sangre inocente. Habría que ser, no inocentes, sino totalmente ingenuos, para creer que el país del reciente Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, y sus aliados están dispuestos a gastar miles de millones de dólares an armas solamente para proteger a los desamparados ciudadanos de Libia, un país en el norte de África, que ha sido históricamente objeto de la explotación occidental (los generales de Mussolini cometieron sendas atrocidades en este país hace 90 años). Asimismo, es de una lógica perversa querer proteger a la población civil y luego arrojar mísiles y bombas a los lugares donde viven.

Libia es el país que más petróleo produce de África, lo cual le da cierta solvencia económica, siendo que es un país con un extenso territorio pero con poca población. La ONU coloca a a Libia como el país #53 en su índice de desarrollo, el primero en África, arriba de países como México y Brasil (sospechosamente, Bahrein, otro país donde se está gestando una revolución, antecede a Libia, en el lugar 39) . Gaddafi, pese a su incuestionable excentricidad y notable corrupción, ha hecho de Libia un país relativamente desarrollado, aprovechando sus enormes recursos naturales, que también incluyen grandes (y valiosas) reservas de agua (y un impresionante río artificial).

El movimiento de rebelión de Libia desde occidente es visto como parte del contagio revolucionario que se ha esparcido por el mundo árabe como fuego silvestre. Básicamente dentro de la diálectica polarizada de la democracia que vemos en todas estos movimientos de protesta (cuyo antecedente fallido es Irán en el 2009), donde existe un dictador maligno y un pueblo oprimido que busca liberarse utilizando las herramientas que occidente ha puesto en sus manos, clamando por ser liberado y conquistar la mítica democracia. Aunque uno se podría preguntar si este contagio revolucionario es un contagio orgánico o más bien un virus -un caballo de troya- diseñado en los laboratorios de inteligencia de la CIA y demás dependencias de este estilo. Una ola preparatoria para llegar al punto donde es necesario intervenir porque las condiciones así lo obligan (el Nobel de la Paz, Barack Obama, justificó su pronta intervención -posiblemente ilegal- diciendo que las circunstancias lo obligaban a intervenir).

El movimiento de rebelión en Libia -aunque sea editado bajo la la óptica polarizadora de los medios occidentales- no es en el fondo un movimiento del pueblo oprimido que busca liberarse a como dé lugar ( después de todo Libia es el país al que mejor nivel de vida tiene en África). Aunque existe un obvia rebelión y un resentimiento ante la dictadura de 40 años de Gaddafi que podría encendesre ante lo sucedido en su frontera este, en Egipto, el movimiento de protesta en Libia es más una guerra civil entre distintos grupos de poder. Hay que recordar que Libia había sido dividido en Tripolitana, con Tripoli como capital y en Cirenaica, con Benghazi como capital. Igualmente hoy el gobierno interino de los rebeldes ha hecho su capital en Benghazi y según diferentes analistas, entre ellos Alfredo Jalife-Rahme, lo que se está buscando es balcanizar a Libia. ¿Pero si lo que ocurre y preocupa es una guerra civili sangrienta, por qué Estados Unidos y la marioneta de la ONU no han intervenido antes en sangrientas guerras civilies en África, como las de Somalia o Rawanda?

Pero lo más interesante del asunto es que el noreste de Libia, donde se han resguardado los rebeldes y donde han recibido armas de Egipto, es la zona donde más terroristas de Al-Qaeda per capita fueron reclutados para luchar en la guerra de Irak, ciudades como Darnah y Benghazi siendo las que más aportaron, como queda constatado en el reporte del 2007 del Centro para el Combate al Terrorismo de West Point. Lo que significa que Estados Unidos, quien ha suministrado armas a este grupo rebelde a través de Egipto y Arabia Saudita, está armando a grupos extremistas islámicos relacionados con Al-Qaeda. Algo que parecería completamente equizofrénico, si no supieramos que Estados Unidos creó a este grupo en los ochenta bajo la batuta de Robert Gates y la CIA en Afganistán. Por lo cual valdría preguntarnos si Al-Qaeda no es el brazo militar secreto de Estados Unidos en el mundo. Los mercenarios del terror y el caos, cuya avanzada luego Estados Unidos se encarga de poner en orden.

El mismo Gadafi, según información de Reuters del 3 de marzo, culpó a Al-Qaeda de las revueltas en su país y a Estados Unidos de orquestar una conspiración para obtener su petróleo.

Inquietantes reportes de la inteligencia francesa muestran que el MI6 y la CIA pagaron a una célula de Al-Qaeda en 1995 para que matara a Muamar Gaddafi y obstruyeron intentos de llevar ante la justicia a Osama bin Laden. Pero al parecer Gaddafi, quien se sospechaba (o sabía) había tenido que ver en el bombardeo de Lockerbie, pactó con Estados Unidos y sus aliados, relativamente comportándose, hasta que decidieron que habían tenido suficiente.

El ex comandante de la OTAN, Wesley Clark, relata en la siguiente entrevista cómo apenas 10 días depués del 11 de septiembre del 2001 se le informó en el Pentágono que se iría a guerra contra Irak, sin habérsele dado una razón. Y un par de semanas también se le informó que se iría progresivamente a guerra con Libia, Sudán, Siria, Libano y finalmente Irán. Curiosa o sincromísticamente, la guerra contra Irak inició un 19 de marzo, al igual que la Operación Odisea del Amanecer contra Libia que también inició un 19 de marzo (una fecha que posiblemente este relacionada con Minerva, la diosa romana de la guerra simbolizada por un búho, el símbolo del Bohemian Grove y también del billete de 1 dólar).

El periodista Stephen Lendman hace eco de lo que se mencionó antes, la posibilidad de que se hayan infiltrado agentes de la CIA y que se haya fondeado a los grupos rebeldes para desembocar en la actualidad de la guerra y señala que Estados Unidos no salta a una guerra de improviso, prepara por meses, al menos, un conflicto así, pese a que supuestamente las fuerzas aliadas no tienen un plan sobre cuánto tiempo durará la operación o si el objetivo es solamente deponer a Gaddafi y si ocuparán el territorio de Libia. Por otra parte lo que está sucediendo en Libia podría verse como una insurrección, por lo cual no es soprendente que Gadaffi haya respondido con violencia a esa violencia, algo que haría cualquier país.

Es probable que Gadafi se haya salido fuera de control y se implementara el plan de su derrocamiento. Desde los documentos de WikiLeaks esto parece gestarse; unos de los cables más difundidos por los medios occidentales fueron los que hablaban de las delirantes extravagancias de Gaddafi -sus enfermeras ucranianas, su uso de botox, su corrupción – como si se estuvieran sentando las bases para construir de manera depurada el personaje del psico-dictador, al cual luego, después de este masaje mediático, podrían bombardear con la mínima legitimidad requerida.

Ya en esta conferencia de la ONU en el 2009, Gadafi había dado una muestra de estar fuera de control señalando que la gripe H1N1 es un arma de bioterrorismo artificial.

Michel Chossudovsky, director del Center for Global Reserach, menciona que los aliados han violado la resolución de las Naciones Unidas que ellos mismo han forzado a la mal llamada Comunidad Internacional. El artículo 19 de la resolución dice que se pondrá un embargo de armas a Libia al mismo tiempo que ellos mismos traen armas a Libia o suministran a los rebeldes con armas. La resolución especifica que ningún tipo de armas se deben meter al país.Por lo cual esta guerra sería un acto ilegal apoyado por los países de la OTAN, pero no por los países del BRIC.

El mismo Vladimir Putin llamó a esta guerra una cruzada, haciendo veladamente eco de la teoría de que se está librando una guerra santa contra el mundo árabe por parte del cristianismo y el zionismo; Fidel Castro y Hugo Chávez, predijeron semanas antes de la guerra que Estados Unidos invadiría Libia para obtener el petróleo de este país (el 3.5% del petróleo de todo el mundo). El ejército de Rusia señala que los ataques aéreos que supuestamente perpetró Gaddafi a los rebeldes el 22 de febrero, reportados por la BBC y Al Jazeera, no sucedieron, así como varios ataques más que los medios han reportado, esto monitoreando satélites. ¿Estaremos viendo un nuevo simulacro, como el que denunciaba Jean Baudrillard en la Tormenta del Desierto?

Juan Chaneton escribe en el sitio Red Voltaire:

“Samira Rajab, diputada de Barhein, entrevistada por la RIA Novosti, declaró el miércoles en Manama, capital de aquella base estadounidense que los medios insisten en llamar Barhein, que “las protestas en los países árabes, por las que ya cayeron los regímenes en Túnez y Egipto, son una etapa de realización del plan estratégico de EE.UU. conocido como Nuevo Oriente Próximo”. Agrega la legisladora que su primera fase fue Iraq y que luego siguió el Líbano. Desde 2011 comienza una nueva etapa, cuya realización llevará al menos un decenio”, —reafirmó Rajab—. En su opinión, EEUU pretende debilitar a los regímenes dictatoriales de la región e introducir grupos opositores en los gobiernos. La inestabilidad política de la región es su negocio. El negocio del imperio”.

Aunque se puede argumentar que los costos de la guerra son demasiados simplemente para obtener el petróleo de un país, este argumento generalmente se esgrime desde la perspectiva de que los intereses que se están manifestando al buscar obtener ese petróleo son los de un país -una entidad hasta cierto punto abstracta- por ejemplo Estados Unidos buscando el petróleo de Libia y no desde la noción de que un gobierno y todo el aparato militar, mediático y político esté trabajando para los intereses de unas pocas personas de ese país o incluso de otros países -donde los potentados británicos, estadounidenses e isarelíes trascienden sus fronteras georgráficas- o de una serie de corporaciones controladas por un reducido grupo de personas. En Libia, compañías chinas tienen la mayor participación en la industria petrolera de este país, tal vez un reacomodo beneficie a las petroleras de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. O, si hay que reconstruir el país ¿qué constructoras recibirán los contratos?

El antecedente de la administración Bush y los vínculos de Dick Cheney con compañías que se beneficiaron de la guerra no debe de obviarse -particularmente Halliburton-. En este sentido a estos individuos poco les importa su país o la economía de este, lo que importa es mantener el estado de las cosas en el que se pueda seguir controlando el mundo y beneficiando a ciertas familias empostradas en lo más alto de la pirámide. Que la guerra contra Libia o Irak sea un mal negocio para Estados Unidos -para los contribuyentes, para la macroeconomía- poco importa si es un buen negocio para los banqueros, petroleros, y los fabricantes de armas y fármacos que desde hace décadas controlan los gobiernos del mundo. Y sobre todo si sirve para avanzar esa oscura agenda que parece guíar al poder político en el mundo y llevar a los ciudadanos al abismo.

Queda por verse si los aliados logran agenciarse el petróleo o el agua de Libia -recursos que, ante su escasez, cada vez más pueden otorgar hegemonía- o si la guerra tiene como fin desencadenar otros conflictos. Lo que seguramente si podemos concluir es que los aviones bombarderos de los aliados no están ahí para salvar a los civiles y que cada vez más, pese a la manipulación de los medios, las personas del planeta dejan de creer en este teatro bélico que convierte a la muerte en un simulacro a través del cual se oculta el Plan que atraviesa toda la historia.

William Burroughs: Political conflicts are merely surface manifestations. If conflicts arise you may be sure that certain powers intend to keep this conflict under operation since they hope to profit from the situation. To concern yourself with surface political conflicts is to make the mistake of the bull in the ring, you are charging the cloth. That is what politics is for, to teach you the cloth. Just as the bullfighter teaches the bull, teaches him to follow, obey the cloth.

Ex analista de la CIA revela en CNN qué hay detrás del teatro de guerra en Libia

En una notable e inesperada participación en CNN, Michael Scheuer, quien trabajara para la CIA por 22 años, dice las cosas como son en torno a lo que está sucediendo en Libia


CNN sería uno de los últimos lugares donde esperarías escuchar lo que en realidad está pasando en la guerra contra Libia (la cadena de TV que ha servido en los últimos 20 años como el escenario para montar el teatro de guerra), pero tal vez por un mal cálculo de sus productores, al invitar al ex analista de la CIA y profesor de la Universidad de Georgetwon, Michael Scheuer, tenemos en este video un notable testimonio que además es un momento televisivo imperdible.

Ante la pregunta sobre la participación de la CIA armando a los rebeldes en Libia, Scheuer responde que es evidente que Obama tiene a la agencia en el noreste de Libia intentando infiltrar a los rebeldes y obtener información, algo que es sospechosamente peligroso, ya que esta zona es una zona de radicales islamistas, muchos de los cuales participaron con Al-Qaeda y que combatieron en Iraq, por lo que deducimos dos posibilidades: que el regimen que se se instaure sea aún más radical y descontrolado que el de Gaddafi o que este regimen extremista sea controlado (pero lo que significaría que Estados Unidos pactaría con los terroristas que supuestamente combate en todo el mundo, algo que quizás nos lleve a darnos cuenta de que Estados Unidos es el que alimenta y ha alimentado a estos extremistas como parte del teatro de guerra).

Scheuer apunta a que, si no se acepta perder la guerra, será inminente que Estados Unidos envíe tropas terrestres a Libia, aunque esto signifique que se admita que se equivocaron al entrar a la guerra. No podría ser más concreto, cuando dice:

“Es el Oese liderado por Estados Unidos atacando a una nación islámica que tiene petróleo”.

A lo que la ingenua conductora de CNN de voz chillante lo reconviene, diciendo que “debemos de ser cuidadosos al decir que es el Oeste liderado por Estados Unidos” ya que “la OTAN ha tomado control de las operaciones y es una coalición que cuenta con países árabes”. Scheuer la saca de su ilusión: “Eso puede engañar a algunos estadounidenses, pero no engañara a los islamistas, es una operación liderada por Estados Unidos, y hablas de los países árabes que participan, bueno estos países árabes son tiranías odiadas por su propio pueblo, este es un pedazo de teatro, montado por la Sra. Clinton y McCain y el grupo bipartisano al que le encanta intervenir en el extranjero, en el mundo musulmán esto es otra vez estadounidenses matando a musulmanes y parece ser por petróleo”.

Escandalizada e histérica, la conductora de CNN intenta razonar que ”en Libia eran las personas las que pedían a Gaddafi afuera, que estaban cansadas”, así que “estamos ayudando a democracias islámicas”.

“Ambos partidos aman intervenir donde no hay intereses de Estados Unidos en un momento en el que estamos casi en bancarrota”… dice Scheuer. A lo que la conductora de CNN le contesta que la economía y la guerra de Libia no tienen nada que ver y Scheur de forma notable le dice “Tú solo estás llevando el agua para el Sr. Obama”, lo que puede interpretarse como decir que CNN sólo esta transmitiendo la versión oficial de los hechos producida en la Casa Blanca.

Michael Scheuer fue despedido de la Jamestown Foundation en el 2009 por decir que “el estado actual de la relación entre Estados Unidos e Israel pone en peligro la seguridad nacional”, una declaración que hace refrencia a la enorme injerencia que tiene Israel en Estados Unidos.

CIA aumentará presencia en México, siguiendo modelo usado en Afganistán

El New York Times reporta que el gobierno de Estados Unidos planea incrementar su participación en la guerra contra el narco en México, desplegando un modelo de inteligencia conjunta basado en uno previamente usado en Afganistán e Irak.

El New York Times reporta que Estados Unidos intensificará su papel combatiendo el narcotráfico en México, enviando nuevos operativos de la CIA y personal militar retirado a territorio mexicano. Anunció, también, que podría desplegar contratistas privados (¿como Blackwater?) en esperanza de dar vuelta al multimillonario, pero poco efectivo, esfuerzo que se realiza supuestamente para acabar con los cárteles de la droga en México e impedir que inunden Estados Unidos de narcóticos (actualmente se calcula que el 80% de la droga que entra a Estados Unidos llega por México).

El gobierno de Estados Unidos está asistiendo a las fuerzas policiales mexicanas en tareas de espionaje, inteligencia e interrogación. En las últimas semanas por primera vez se ha movilizado un trabajo conjunto en la recolección de información.

Asimismo se busca infiltrar contratistas militares estadounidenses dentro de unidades antinarcóticos de la policía mexicana.

Oficiales de ambos países, según informa el New York Times, están diseñando un plan para poder implementar este esquema de participación burlando la ley que prohíbe que militares y policías extranjeras operen en territorio mexicano. Esto, señalan, para impedir que la tecnología avanzada de vigilancia que provee Estados Unidos acabe en manos del narco debido a la histórica corrupción de las agencias de seguridad mexicanas.

Este plan ha sido diseñado conforme al modelo de “fusión de centros de inteligencia” que Estados Unidos opera en Irak y en Afganistán para monitorear grupos insurgentes (el nuevo embajador de Estados Unidos en México tiene precisamente experiencia con este tipo de operaciones en Afganistán). Para su ejecución Estados Unidos ha establecido un centro de inteligencia dentro de una base militar mexicana en el norte del país, cuya ubicación el gobierno de Estados Unidos pidió al New York Times no revelar.

Mientras tanto en México existe la creciente percepción de que la ayuda estadounidense para combatir el narco es un montaje destinado a movilizar un estado de vigilancia y desestabilizar el país. Después de la revelación de que la operación gubernamental Rápido y Furioso vendió armas a los narcos mexicanos con conocimiento de causa y con los antecedentes que persiguen a la CIA, la agencia de inteligencia que ha participado en el negocio de la droga en Colombia y Afganistán según reportes de oficiales estadounidenses que presenciaron directamente esta operación, es difícil no sospechar de esta guerra contra el narcotráfico. Se ha acuñado el término de “invasión silenciosa” y se habla de la preparación de un “estado fallido”, una estratégica escalada de la intervención estadounidense y de la descomposición voluntaria de la instituciones y del tejido social que agluntina a México… hasta que sea casi inevitable la participación frontal militar de Estados Unidos en México. Todo esto podría ser solo una teoría de la conspiración más. O no.

El negocio de encarcelar inmigrantes ilegales y drogadictos en Estados Unidos

Prisiones privadas se benefician de tener un mayor número de prisioneros y cabildean entre los legisladores para tener leyes más duras que aseguren un flujo creciente de internos.


Más allá del resentimiento racial o el proteccionismo, una de las razones por las cuales Estados Unidos mantiene una serie de duras leyes contra los inmigrantes es que esto alimenta un negocio multimillonario.

En este informativo video la asociación civil Cuéntame documenta cómo funciona el negocio de las prisiones privadas en Estados Unidos. El Departamento de Homeland Security paga entre 50 y 200 dólares —aportados por los contribuyentes— al día por cada prisionero, por lo cual estas prisiones son como hoteles que se benefician más si tienen más “huéspedes” y si estos se quedan por más tiempo. Esto significa un lobby para crear leyes más duras y una serie de penalizaciones arbitrarias de mala conducta para que la retención de los inmigrantes dure mucho más.

La compañía Corrections Corporations of America (CCA) maneja hasta el 60% de los 100,00 mil inmigrantes en prisión y tiene ingresos de 5 mil millones de dólares al año. Esta compañía fondea al American Legislative Exchange Council (ALEC), un grupo de presión que se dedica a proponer leyes que encarnan sus principios ideológicos de mercado libre, federalismo y anti-inmigración. Con aportaciones de compañías como Exxon Mobile, la Charles G. Koch Foundation, PhRMA y el mismo CCA, este grupo es una especie de brazo legislativo de empresas de ultraderecha. El 20% de sus propuestas se convierten en leyes, incluyendo la ley anti-inmigrantes de Arizona.

El negocio de los drogadictos o hasta usuarios ocasionales es incluso mayor al de los inmigrantes —aunque muchas veces ambos se mezclan: se mantienen inmigrantes ilegales por más tiempo en las prisiones con cargos de posesión de marihuana, por ejemplo. Y para incrementar las ganancias, empresas como CCA han implementado prisiones de alta tecnología que escatiman en el número de guardias y aumentan el número de prisioneros. Un estudio en prisiones de Nuevo México encontró que los reos de cárceles controladas por CCA perdieron su “tiempo por buen comportamiento” 8 veces más que los internos en prisiones estatales.

Generalmente detrás de las leyes, más que una ideología, yace un modelo de negocios: el gobierno es el negocio de las corporaciones, malversando los fondos de los contribuyentes para las arcas privadas. Y los inmigrantes y los drogadictos están en el suelo de la pirámide. No por nada Estados Unidos tiene cerca del 25% de la población total de los prisioneros del mundo.

Salvar a México: legalización de las drogas

Un artículo del Wall Street Journal plantea la legalización de la marihuana y la alteración de la ruta de la coca para salvar a México de las garras del narco

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La más grande lección que ha legado el combate al narcotráfico desde que Richard Nixon declaro la “guerra contra las drogas” hace cuatro décadas es que esta guerra, como tal, no tiene ninguna posibilidad de terminar con una victoria. La gradual profesionalización, la flexibilidad, pero sobre todo las enormes cantidades de dinero que fluyen por las arcas de los traficantes organizados, hace de este enemigo uno probadamente invencible mientras el juego se siga dando en la cancha del combate tradicional.

Sin embargo, desde que este combate comenzó, ha existido una alternativa permanente, un pulso contracultural que parece una gloriosa salida frente a este tenebroso escenario: la legalización. A pesar de que esta opción ha sido promovida por pequeños grupos desde hace décadas, las preocupantes circunstancias del actual escenario nos invitan a considerarla con más seriedad que nunca. Incluso, la prensa mainstream estadounidense, esta vez encarnada en el Wall Street Journal (una editorial del Washington Post ya había tocado el tema hace unos meses) publicó este 26 de diciembre un artículo titulado Saving Mexico.

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La fórmula es relativamente simple. Lo único que en realidad debilita al narcotráfico es golpear sus finanzas. El único camino para amenazar su esquema financiero, significativamente, es mermar su mercado, y para ello realmente sólo existe una opción certera y efectiva: la legalización de su materia prima.

En los últimos tres años han muerto en México más de 15,000 personas en hechos violentos alrededor del crimen organizado. Cada vez más oficiales tanto de Estados Unidos como de México opinan, al menos en privado, que el mayor paso posible en esta guerra sería el legalizar su más popular producto: la marihuana, que representa más del 50% de las ganancias de los cárteles mexicanos.

Un oficial mexicano con más de veinte años en el combate al narcotráfico, citado bajo anonimato protegido, asegura: “Económicamente sólo existe un argumento o solución que la legalización, al menos de la marihuana. El principal objetivo de México debería de ser la autosuficiencia de Estados Unidos en su consumo de marihuana”. Esto provocaría que la producción de esta planta se llevará de manera interna, en un esquema mucho más cercano al consumo final del producto y que permitiría una regulación minuciosa.

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Aunque para muchos esta propuesta aún parece escandalosa, la `postura se perfila cada vez más sólida, e incluso obvia. A principios del 2009 tres ex presidentes latinoamericanos, Ernesto Zedillo de México, Cesar Gaviria de Colombia y Fernando Enrique Cardoso de Brasil, declararon que la legalización de la marihuana debería de considerarse seriamente.

Sin embargo el artículo del WSJ no para ahí. También alude a como el bloque del flujo de cocaína desde Colombia hasta EU fortaleció directamente al narcotráfico en México, ya que este país constituía la segunda ruta menos costosa que separaba a los países productores, Colombia y compañía, del país consumidor por excelencia, Estados Unidos (en 1991 el 50% de la coca consumida en EU pasaba por México, en 2004, el 90%). Por esta razón, incluso se sugiere la posibilidad de que se “permita” el paso directo de cocaína desde el Caribe, saltándose a México, y con ello fortalecer el tráfico pequeños países caribeños y debilitar al crimen organizado en un país con el que EU comparte cerca de 2,000 kilómetros de frontera. Esta medida, sin duda, se traduciría en una mayor tranquilidad para la seguridad interna estadounidense.

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Los riesgos implícitos en la transportación de la cocaína y otras drogas determinan, en buena medida, su alto valor en el mercado. El precio de un kilo de coca en Colombia, su lugar de origen, es de $1,200 dólares, si ese kilo ya llegó a Panamá aumenta a $2,300, y si la coca logra sortear los obstáculos hasta México su valor alcanza los $8,300. Finalmente, el hecho de que ese kilo supere la seguridad en la frontera estadounidense detona su precio hasta los $20,000 dólares.

México es hoy el segundo productor de marihuana en el mundo, después de Estados Unidos, el mayor proveedor de metanfetaminas a ese país, la ruta casi obligada para el ingreso de cocaína, y el mayor productor de heroína del hemisferio. Pero además es un país envuelto en serios problemas de crimen e ingobernabilidad. Las mayores organizaciones de narcotráfico en el mundo provienen de este país, tiene un gobierno débil, y una economía frágil en la que el mercado de más $20,000 mdd que genera la venta de droga juega un rol contundente para su desesperanza. Y si México quiere salvarse, tendría que perseguir con estratégica habilidad y aguda perseverancia la legalización.

En Pijama Surf aplaudimos al editor del WSJ que aprobó la publicación de este artículo ya que estamos plenamente cosncientes del poder del mainstream media y celebramos que este tipo de medios ya este incluyendo la legalización como una propuesta incluida en su agenda editorial.

El campo de México en manos del narco

Tribunal Agrario de México advierte que el 30% del campo pertenece al narco; los traficantes suplantan al gobierno en el otorgamiento de créditos, protección, e infraestructura

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La larga pesadilla para un castigado campo mexicano continúa. En una alarmante declaración que refleja el sombrío narcoescenario de este país el Tribunal Agrario de este país declaró que un 30% del campo esta en control del crimen organizado dedicado al tráfico de drogas. Por si fuera poco, aparentemente no existe ninguna política estatal que se perfile a confrontar esta situación.

El narcotráfico no sólo se ha apoderado terrenalmente del campo mexicano sino que incluso ha detonado una dinámica en la que suplanta al propio gobierno de México en algunas de las labores fundamentales: el financiamiento de infraestructura y programas agrarios, el otorgamiento de préstamos y créditos para trabajar las tierras, y la protección de las tierras cultivadas.

En tres de cada diez hectáreas en México se cultivan, paralelamente, productos legales con plantíos de marihuana y amapola. Pero más allá de las escalofriantes agrocircunstancias mexicanas en relación a la narcoapropiación del campo, lo más alarmante de todo es que al parecer el gobierno de México esta más preocupado en responder al coqueto cabildeo de empresas trasnacionales para autorizar siembras experimentales de productos transgénicos.

Narco “La Barbie” en huelga de hambre; pide sexo

El narcotraficante conocido como La Barbie, que aguarda la extradición, ha iniciado una huelga de hambre; las autoridades dicen que se debe a que se le ha negado una visita conyugal, su hermano segura que quiere tendérsele una trampa mortal.

El narcotraficante Edgar Valdez Villareal, “La Barbie”, se encuentra en huelga de hambre en la prisión del Altiplano, en el Estado de México, donde aguarda la extradición a Estados Unidos. Según se dice, la protesta de LaBarbie se debe a que se le han negado visitas conyugales; las autoridades argumentan que existe una discrepancia en los documentos de su pareja, según informa el LA Times.

De 38 años y apodado La Barbie por su look frágil y estético (para los estándares de un narco), Valdez Villareal, nacido en Texas, lleva once días sin comer alimentos preparados por la prisión (aún recibe comida que puede comprar dentro de la prisión, ¿quizás solo es una protesta por la mala calidad de la comida?). Sin embargo, el hermano de La Barbie asegura que la huelga de hambre se debe a que piensa que las autoridades de la prisión le están tendiendo una celada esparciendo el rumor de que es un soplón.

La vocera de la prisión, Veronica Peñuñuri, dice que en realidad los alegatos de La Barbie , presunto miembro del cártel Beltrán Leyva (otros dicen que del cártel de la CIA), no tienen fundamento y su petición se debe a un chantaje, luego de que le negara una visita conyugal con una mujer cuyo nombre no fue revelado.

Este capo que también jugaba futbol americano en Laredo, se convirtió también en un inesperado ícono de la moda al aparecer iterado con una camiseta polo verde que decía “London” en letras grandes mientras se le fotografiaba con una cínica sonrisa, creando un veta de narcofashion fetichista.

Hipocresía nacionalista

Manuel Llamas

Duran tiene toda la razón. El conocido PER constituye un dispendio inaceptable, aberrante e inasumible desde su mismo nacimiento, allá por 1984, al tiempo que se ha convertido en un nido de corrupción política, fraude económico y compra de votos.

Nueva polémica, y ya van unas cuantas, acerca de cómo gestionar el dinero público. Josep Antoni Duran i Lleida, candidato de CiU a las elecciones generales, afirmaba el pasado sábado que los jornaleros andaluces y extremeños "reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo" a costa del dinero que anualmente aporta Cataluña al sistema de financiación autonómica, el mecanismo que supuestamente garantiza la llamada "solidaridad interterritorial".

La reacción de los políticos afectados no se hizo esperar. Destacados líderes del PSOE tildaron a Duran de "elitista, clasista y hasta cierto punto xenófobo", mientras que los del PP calificaron de "lamentable" su mensaje. Así pues, ambas formaciones coincidieron en reprobar duramente al político catalán. Y, sin embargo, Duran tiene toda la razón. El conocido PER (Plan de Empleo Rural) constituye un dispendio inaceptable, aberrante e inasumible desde su mismo nacimiento, allá por 1984, al tiempo que se ha convertido, tal y como era de esperar, en un nido incesante de corrupción política, fraude económico y compra de votos electorales.

En 1996, el PER pasó a denominarse Acuerdo para el Empleo y la Protección Social Agrarios (AEPSA). En la actualidad, los jornaleros de hasta ocho comunidades autónomas (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Murcia, Comunidad Valenciana, Canarias y Aragón) siguen contando con el privilegio de cobrar un subsidio de seis meses acreditando tan sólo 20 jornadas de trabajo efectivo (peonadas), aunque en función de una serie de condiciones, tales como la edad, la situación familiar y un nivel mínimo de ingresos. Esta partida presupuestaria superará los 216 millones de euros en 2011, un 3% más que el pasado año, de los que casi el 86% se concentran en Andalucía y Extremadura. En definitiva, la sopa boba del siglo XX y XXI en forma de rentas públicas.

Y aunque Duran acierta en cargar contra este gasto injustificable, su argumentación contiene dos errores básicos. Por un lado, no sólo Cataluña sufraga el PER. Otras comunidades ricas, como Madrid o Baleares, aportan igual o más fondos a este auténtico despilfarro anual como contribuyentes netos del modelo de financiación autonómica. Por otro, Duran cae en la trampa de ver la paja en el ojo ajeno y no en el propio. Y es que, la Generalidad cuenta, igualmente, con su particular PER a costa del dinero del contribuyente catalán. No en vano, por citar tan sólo algunos ejemplos, su televisión pública (Tv3) es una de las más costosas de España, con cerca de 330 millones de euros sólo en 2010; a ello se suma, además, la lluvia de subvenciones que perciben los medios privados impresos en catalán (más de 10 millones); los 159 millones destinados a política lingüística, un mero instrumento político para defender el nacionalismo; o los 35 millones dedicados a la Acción Exterior, en donde se incluyen las famosas mini-embajadas y oficinas comerciales que mantiene la Generalidad en países extranjeros. En total más de 530 millones de euros, equivalentes al PER de dos años y medio.

Por último, el mensaje de Duran sobre el PER trasluce, una vez más, el típico discurso de confrontación propio de todo nacionalismo. CiU trata así de demostrar a sus votantes el expolio que sufre Cataluña por culpa de España, de ahí que exija ahora la puesta en marcha de una especie de "concierto económico" al estilo del País Vasco y Navarra. De este modo, Cataluña gozaría de potestad para recaudar el 100% de los impuestos en su territorio, al igual que las regiones forales, y a cambio tan sólo pagaría al Estado una cuantía anual por los servicios prestados en su comunidad. Este cambio rompería el actual modelo de financiación interterritorial, lo cual no es malo per se siempre y cuando se extienda al resto del país.

Y es aquí, precisamente, en el trasfondo de la crítica al PER, donde la hipocresía nacionalista alcanza sus máximas cuotas: CiU denuncia el expolio, pero reclama al Gobierno central la creación de "hispabonos" para superar su situación de quiebra técnica, es decir, que todos los contribuyentes españoles cubran su agujero fiscal; asimismo, Cataluña reclama el "concierto", pero exige la implantación de ciertos límites mínimos a fin de evitar la "competencia fiscal" entre regiones, en referencia a las rebajas tributarias aprobadas por Aguirre en Madrid... ¿Conclusión? "No" al PER, pero también un "No" rotundo a la hipocresía nacionalista.

Indignados en Wall Street

José Berdugo 1

Lo confieso. Estoy de acuerdo con los que quieren ocupar Wall Street. Si aún no ha dejado de leer la columna permítame que me explique, no he perdido la cabeza del todo.

Lo confieso. Estoy de acuerdo con los que quieren ocupar Wall Street. Si aún no ha dejado de leer la columna permítame que me explique, no he perdido la cabeza del todo. Hasta hace unas horas pensaba que los del 15-M, los de Wall Street o los de los disturbios en Londres de este verano no eran más que un montón de vagos y/o delincuentes en contra de un sistema que exige un mínimo nivel de esfuerzo para salir adelante. Digo mínimo porque las cosas no son como antaño cuando había que ser excepcional para que las cosas te fueran muy bien. Pero me he cambiado de bando. Esta panda de bandarras que vive en la utopía del gratis total tiene más razón que un santo.

¿Por qué? Pues porque acabo de leer que los gobiernos de Francia, Bélgica y Luxemburgo han llegado a un acuerdo para rescatar a Dexia. Este banco ya fue rescatado hace tres años porque su modelo de negocio no tiene sentido alguno. Se dedica –dedicaba– a prestar dinero al sector público para que continuase con su desesperada carrera de endeudamiento con un dinero que no era suyo –aunque con dueño señora ministra­–.

¿Existe alguna otra solución posible para el problema de Dexia? No, rotundamente. Categóricamente, no. Es una pescadilla que se muerde la cola. Los estados necesitan dinero, luego los bancos se lo prestan. La calidad de la deuda de los estados empeora porque aumenta el déficit, luego los bancos tienen problemas y hay que rescatarlos. Por tanto, si quebrase Dexia le seguirían los demás bancos franceses y a éstos los alemanes y todos los demás de la zona euro, arrastrados por un sector público incapaz de pagar sus deudas y, finalmente, la ola saltaría el charco y los americanos tampoco se librarían. No hay otra solución que proteger el sistema financiero, base del sistema de mercado y bienestar en el que vivimos. Dexia será, pues, rescatado, y lo será a un gran coste para las arcas públicas. Curiosamente, en Bélgica no son capaces de ponerse de acuerdo para tener gobierno durante año y medio, pero tardan un día en gastarse 4.000 millones de euros de los belgas y nacionalizar un banco en quiebra.

Pero, en realidad, sí que cabe otra solución. La que llevaron a cabo con AIG, y esta aseguradora sí que era demasiado grande para caer, y cayó. Se llevó a cabo una quiebra controlada y, aunque nos acordamos de Lehman, ya se nos ha olvidado aquella suspensión de pagos. El mundo sigue adelante. En el caso de la parte francesa de Dexia parece que podrían estar haciendo algo parecido desmontando la entidad y vendiéndola por partes. Lo malo es que el Gobierno belga dice que como han llevado a cabo una buena política fiscal y el programa de recorte del gasto público va viento en popa se pueden permitir el lujo de comprar la filial belga de Dexia. En todo caso, leyendo este argumento me acuerdo de lo que me decía mi padre tiempo ha, cuando le pedía alguna cosa argumentando que estaba barata o rebajada y que eso suponía un ahorro: "Hijo, con lo que nos hemos ahorrado hoy no comprando, un Rolls me voy a comprar...".

Hace algo más de tres años, en la primavera de 2008, un banco de inversión americano llamado Bear Stearns fue rescatado in artículo mortis y regalado a JP Morgan, que recibió unas generosas líneas de financiación y liquidez por parte del Tesoro americano. Esto era sólo el principio, y de aquéllos polvos aquí nos vemos. Entonces dije, y lo mantengo, que fue un gravísimo error. Nunca debimos rescatar a ningún banco, y ahora ya es demasiado tarde para remediarlo. Del mismo modo que hace un par de semanas decía que los problemas de un país se tienen que repercutir en sus ciudadanos –por elegir incorrectamente a sus dirigentes– y en sus acreedores, cuando una entidad tiene que caer, tiene que caer. Creo que con Bear Stearns se rompieron las reglas del juego y se dio comienzo a la espiral "demasiado grande para caer". Si entonces hubiera caído Bear Stearns lo habríamos pasado mal, algún banco o empresa más se habría ido al garete y, en general, nos habría entrado miedo al ver las barbas de nuestro vecino cortar. Nos habríamos puesto las pilas y habríamos dejado de pensar que papá estado nos iba a salvar siempre de nuestros problemas.

Lo que les gusta a los inversores –no deje de pensar en ellos como abuelitos que han ahorrado un puñado de euros a lo largo de toda su vida– son pocas reglas y que sean claras, estables y estrictas. El problema está en que cambiamos las reglas con demasiada facilidad y a nuestros abuelitos ahorradores (inversores) les entra el pánico y prefieren tener su dinero a buen recaudo. Al final, de un modo u otro, papá estado siempre ha estado detrás de los que lo hacían mal cambiando las reglas a placer. La pregunta es quién salva ahora a papá estado de sus problemas. No lo dude, usted.

Entonces, ¿qué pasa con los que quieren ocupar Wall Street? Pues que tienen razón al decir que si los banqueros son rescatados, si los gestores recompensados por quebrar una caja –por muy legal que sea esa indemnización–, si los políticos malgastan como si sobrara, no hay razón para que ellos no pidan que no se recorte un Estado de Bienestar como el que tenemos aunque sea nuestra ruina y la de nuestros hijos. De hecho, creo que se quedan cortos en pedir. Yo, personalmente, pido un sueldo más alto, una casa más grande, un buen clima soleado todos los fines de semana y, sobre todo, políticos con preparación y visión de Estado. Porque está claro que soñar, al fin y al cabo, sí que es gratis.

El debate sobre la educación

CHILE

Por Hernán Büchi

El debate sobre educación tiene hoy un fuerte componente ideológico y voluntarista. La preocupación por la calidad y los costos que muestran los estudiantes es correcta. Pero sus propuestas son inadecuadas y sus métodos, reprochables.

Un joven que conoció el inicio de los movimientos sociales en la plaza Tahrir de El Cairo se molestaba cuando su épica se pretendía comparar con la de los que han aparecido después en Occidente.

Es insultante. Es una falta de respeto a los miles de individuos brutalmente asesinados en Medio Oriente y el Norte de África en su verdadera lucha por libertad.

En realidad, los actos y propuestas de nuestros estudiantes buscan cercenar la libertad de otros. Se dejan acompañar por la violencia, con daño a muchos. Usando la fuerza y sin un razonable proceso democrático, toman escuelas e impiden que quienes lo desean terminen el año.

Pero más grave es que buscan reestructurar el sistema educacional estatizándolo aún más. Millones de personas que hoy eligen escuelas privadas o educación terciaria distinta de la tradicional saldrán perjudicadas. La municipalización, con sus defectos, fue una mejora sobre un sistema central ineficiente. Las escuelas privadas subvencionadas, con sus distintas organizaciones, son hoy en promedio mejores que las estatales y reciben menos aportes. Las cifras de la OCDE muestran el avance que Chile está consiguiendo. Mientras en EEUU, desde hace mucho tiempo, el número de personas con educación terciaria es de 40 por cada 100, en Chile es de 35 entre quienes tienen entre 24 y 35 años, una mejora sustancial si se tiene en cuenta que sólo posee ese tipo de estudios el 17% de sus compatriotas con entre 54 y 65 años.

Cuando miramos con detalle la cuestión de la desigualdad, vemos que se ha venido mejorando en este rubro en las últimas generaciones. Curiosamente, otros países sudamericanos que nos superaban de lejos están estancados, y eso que son países que supuestamente cuentan con acceso libre y gratuito a la universidad.

Lo anterior no significa que no se pueda hacer nada. Si la preocupación es la calidad, debieran retomarse, para la educación primaria y básica, las propuestas que facilitaban la evaluación de profesores y directores, dando incentivos para que mejoren. En vez de más aportes sin rendición de cuentas a las universidades tradicionales, se debe avanzar en que compitan por ellos.

El problema del costo de la educación superior es el que más interés suscita en la opinión pública. Educar a los hijos es una de las responsabilidades más grandes que se asumen. Pero la educación no es gratis: tiene un costo. Hay que pagar a profesores, a funcionarios, costear infraestructuras y servicios. La pregunta no es si debe ser gratuita o no, sino quién la paga. Un mínimo de equidad dice que los que la reciben tienen que asumir responsabilidades, y un buen sistema de becas y créditos lo hace posible. Los cambios que el gobierno propone en estas materias mejoran lo que hoy existe.

No es cierto que para bajar los costos baste con eliminar la posibilidad de ganancias. Si fuera tan fácil, ¿por qué no hacerlo en los sectores alimentario, textil, sanitario? Los totalitarismos marxistas intentaron eliminarlas, con consecuencias desastrosas.

La realidad es que las ganancias, o posibles pérdidas, son un costo más... e indispensable. Lo que sí ayudaría sería ampliar el tipo y el número de instituciones que pueden competir en tal sector, no reducirlo, así como ofrecer un buen sistema de información, para facilitar la decisión de los alumnos.

Es mal presagio que, discutiendo de calidad y costos, cientos de miles de jóvenes terminen con un pésimo año escolar, o incluso lo pierdan. Los costos serán enormes y los pagarán toda la vida. Nuestros líderes políticos no debieran amedrentarse o caer en el oportunismo. Desgraciadamente, algunas propuestas y proyectos muestran que lo están haciendo. Si prosperan, el costo para los jóvenes será aún mayor.

Adiós Trichet: no te añoraremos... o sí

ECONOMÍA

Por Juan Ramón Rallo

Trichet.
La semana pasada, el gran inversor Edouard Carmignac decidió colocar un anuncio a toda página en algunos de los principales periódicos europeos (Financial Times, El País, Le Figaro y Le Monde) donde podía leerse: "Hasta la vista, Trichet; ¡desde luego, no te añoraremos!".

Aprovechando los últimos días de Trichet al frente del Banco Central Europeo (BCE), Carmignac mostró por enésima vez su desacuerdo con la gestión de aquél en estos últimos años.

Sin duda, hay sólidas razones para lanzarse al cuello del banquero francés: entre 2004 y 2006 los tipos de interés de ese monopolio estatal llamado BCE se colocaron a niveles artificialmente bajos para impulsar el salvaje proceso de expansión crediticia de los bancos privados que terminó degenerando en la crisis actual. En estos momentos, en los que se reparten culpas sin más criterio que el ideológico –que si la desregulación, que si los especuladores, que si la codicia, que si la amoralidad occidental...–, conviene recordar lo fundamental: el ciclo económico de ficticio auge y cruenta depresión lo causaron los bancos centrales al promover un crecimiento del crédito barato que no guardaba relación alguna con el ahorro real.

Si Trichet hubiese sido responsable y diligente, en lugar de reducir los tipos durante la primera mitad de la década, favoreciendo la explosión de la deuda pública y privada en toda la Eurozona, los habría aumentado de manera implacable (aun asumiendo la enorme apreciación del euro que ello hubiese conllevado). Pero ya se sabe, esos eran tiempos en los que quienes hoy se rasgan las vestiduras por la burbuja, por el ladrillo y por el sobreendeudamiento proclamaban que los bajos tipos de interés eran la única vía para reanimar la economía (ironías de la vida, lo mismo que hacen hoy: exigir que los bancos centrales bajen tipos y moneticen deuda pública en cantidades ilimitadas sin considerar el creciente riesgo de suspensión de pagos y de colapso del sistema monetario que ello acarrea). Las subidas de tipos eran, como lo son hoy, antisociales y reaccionarias, de modo que Trichet, aunque hubiese querido, probablemente no hubiese podido comportarse como le era exigible.

Mas lo que Carmignac y otros reprochan a Trichet no es su gestión del auge artificial, sino de la subsiguiente y consecuente crisis. Por un lado, muchos consideran incoherente que el francés subiera los tipos de interés a mediados de 2008 para rebajarlos al 1% apenas unos meses después. Por otro, les habría gustado que Trichet monetizara deuda pública periférica de manera mucho más agresiva de la que lo ha hecho. Vamos, lo que habrían deseado es un sosias de Bernanke. Pero se equivocan. Afortunadamente, desde 2007, Trichet, tutelado hasta principios de este año por el alemán Axel Weber, trató de minimizar los disparates que cometía y sigue cometiendo su par estadounidense.

En 2007 y 2008 la política monetaria correcta era la que no relajara todavía más un crédito que ya había distorsionado sobremanera las economías. Tocaba entrar –sí– en recesión para comenzar a amortizar la deuda y reajustar la estructura productiva. Por eso Trichet no sólo no bajó los tipos, sino que los subió marginalmente. Bernanke, en cambio, optó por retrasar al máximo ese inexorable y muy saludable proceso de saneamiento: decidió bajar los tipos para que los bancos pudiesen refinanciarse de manera muy asequible en lugar de proceder a liquidar sus malas inversiones. Pero ello sólo contribuyó a agravar de manera muy notable los desajustes de fondo: el precio de las materias primas se disparó desde mediados de 2007 a mediados de 2008. Lo que consiguió Bernanke fue redistribuir parte de las pérdidas: desde quienes estaban muy endeudados a corto plazo y deberían haber refinanciado sus pasivos a tipos de interés más elevados hacia quienes usaban de manera muy intensiva las materias primas. Nada de ello evitó la crisis y Lehman Brothers terminó quebrando: con independencia de lo que Bernanke pudiera hacer al respecto.

Tras la bancarrota del banco de inversión estadounidense, el sistema financiero colapsó y el mercado interbancario se cerró. Los bancos privados ya no se fiaban en absoluto entre sí y pasaron a prestar sus saldos excedentarios de caja a sus respectos bancos centrales; estos, inundados de liquidez, procedieron a hacer aquello que sí se espera que hagan: actuar como intermediarios financieros en momentos de pánico. Tanto Trichet como Bernanke se comportaron con relativo acierto a finales de 2008: dado que nadaban en liquidez, establecieron líneas de crédito a corto plazo a bajos tipos de interés para los bancos. Probablemente las cosas se hubiesen podido hacer mejor, pero no se cometieron las suficientes barbaridades como para que merezca la pena criticarlos.

A partir de ahí comenzaron los disparates. Bernanke inauguró las dos rondas de Quantitative Easing: compró 2,1 billones en deuda pública y privada con la esperanza de rebajar los tipos de interés y estimular una nueva ronda de endeudamiento. Vano y contraproducente intento que sólo ha sido capaz de rematar con una nefasta Operación Twist.

Por su lado, Trichet, supervisado por Weber, intentó contener esos dislates monetarios: la oposición de la institución a monetizar deuda pública y bancaria en grandes cantidades ha sido una de las señas de identidad de la política del BCE frente a la de la Fed. Es cierto que esa postura aparentemente firme lo ha sido más de boquilla que de obra: desde 2008 el BCE ha monetizado más de medio billón de euros en deuda bancaria y en deuda pública periférica de alto riesgo; y, sobre todo, lo ha hecho desde el pasado mes de febrero, cuando el serio y solvente halcón Axel Weber dimitió y dejó a sus aires a la paloma Trichet. Pero aun en ese momento la influencia del Bundesbank siguió gozando de cierto peso, por lo que el banquero central francés se cuidó mucho de desmelenarse por completo: para que nos entendamos, el BCE no ha abierto ninguna barra libre a la monetización de deuda periférica, y las únicas compras las ha efectuado más por presiones políticas que por convicción económica (a diferencia de lo que sucede con Bernanke, principal instigador de las flexibilizaciones cuantitativas).

Pero Trichet se va y el futuro del BCE puede ser bastante diferente al pasado. No tanto por la figura de Trichet, que a la postre ha sido un títere algo revoltoso del Bundesbank, sino porque la marcha de Trichet parece coincidir con una mutación del BCE: cada vez los consejeros alemanes tienen un menor peso (el último en dimitir fue su economista jefe, Jürgen Stark) y, en cambio, los intereses inflacionistas de los periféricos van cobrando más fuerza. No es dato anecdótico que el próximo presidente del BCE vaya a ser el gobernador del Banco de Italia –el país más interesado en que el BCE monetice tanta deuda pública como puedan digerir los tenedores de euros– y exvicepresidente de Goldman Sachs Europa –el banco que durante una década contribuyó a manipular el déficit de Grecia–. O que Trichet se haya despedido del cargo preparando una ronda de liquidez ilimitada para los bancos a cuenta de la previsible suspensión de pagos helena.

Pintan bastos para el futuro del euro. Trichet se va, y con él es muy probable que concluyan cuatro años de gestión monetaria bastante decente en tiempos de crisis; una gestión motivada en lo fundamental por la ortodoxia económica del Bundesbank y no por los intereses inflacionistas de los políticos europeos. Veremos si Draghi se atreve a hacer aquello para lo que se le ha nombrado: ser el Bernanke europeo. O, más bien, veremos si los alemanes le consienten que termine de enterrar lo que queda de su viejo marco.

Mi apuesta: al final se impondrá la carta inflacionista –monetización generalizada de deuda pública periférica– como manera de diluir la insolvencia de una España y una Italia que se negarán a optar por la austeridad. Y eso, a medio y largo plazo, sólo significará que Alemania será la primera interesada no en expulsarnos del euro, sino en expulsarse a sí misma.

¿Existe en verdad alguien llamado Alan Greenspan?

Francisco Cabrillo

Aunque Greenspan es, sin duda, un liberal, su forma de gestionar la política monetaria norteamericana estuvo más próxima a las ideas de Keynes que a las de, por ejemplo, Milton Friedman.

Cuando estalló la última crisis financiera, muchas miradas se volvieron hacia Alan Greenspan quien, entre 1987 y 2006, fue Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos. No cabe duda de que Greenspan dirigió el banco central norteamericano con éxito durante mucho tiempo; y contribuyó a salvar situaciones difíciles, la principal de la cuales fue la que se produjo tras el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York el día 11 de septiembre de 2011. Su habilidad para navegar en aguas difíciles hizo que llegara a ser conocido como el "maestro" (así, en español); y al estallar la actual crisis hubo quién se preguntó: ¿nos hubiesen ido mejor las cosas si, en 2007-2008, Greenspan hubiera seguido al frente de la Reserva Federal? Pero otros pensaron, más bien; ¿no es este hombre uno de los principales responsables del desastre que ha sufrido el mercado financiero?

Aunque Greenspan es, sin duda, un liberal, su forma de gestionar la política monetaria norteamericana estuvo más próxima a las ideas de Keynes que a las de, por ejemplo, Milton Friedman. Y lo estuvo en el sentido de que aplicó una política discrecional en función de la coyuntura de cada momento, en la confianza de que un gestor inteligente – es decir, él mismo– podría obtener los mejores resultados del manejo de las variables monetarias sin reglas previamente establecidas. Con esta estrategia algunas crisis se evitaron, ciertamente. Pero el resultado final fue, como se ha dicho muchas veces, una política demasiado expansiva durante demasiado tiempo, que creó fuertes distorsiones en los mercados financieros que terminaron como todo el mundo sabe.

Gustaba a nuestro personaje envolver su política en un lenguaje que, a menudo, era poco inteligible. ¿Qué habrá querido decir Greenspan? Era la pregunta que se hacía mucha gente tras no pocas de sus intervenciones públicas sobre la situación de la economía norteamericana y la estrategia de la Reserva Federal. En ciertas ocasiones buscaba, seguramente, esta oscuridad a propósito. Pero parece que en ella había algo más, ya que el brillante economista tampoco era muy claro en otras circunstancias. Y es conocida la anécdota de que tuvo que declararse tres veces a la que hoy es su mujer, no porque ésta lo rechazara al principio, sino, simplemente, porque, en las dos primeras ocasiones la futura señora Greenspan no entendió lo que le decía.

Pero, antes de ocupar el cargo por el que se haría famoso, Greenspan tuvo una vida tan interesante como compleja. Nacido en Nueva York en 1926, estudió economía en las universidades de Nueva York y Columbia; actividad que compaginó durante algún tiempo con la de tocar el saxofón en una orquesta en un club de Times Square. Con tanto éxito, por cierto, que llegó a pensar seriamente, en hacerse músico profesional. Por aquellos años formó parte, además, del grupo de jóvenes liberales constituido en torno a Ayn Rand, la novelista y ensayista ruso-norteamericana, autora de obras de tanto éxito como El manantial o La rebelión de Atlas. Por entonces Greenspan no era un hombre especialmente optimista. Y el apodo que recibió en aquel círculo fue nada más y nada menos que "el funerario".

Parece que, un día, Greenspan se puso a meditar seriamente sobre sí mismo. Y es bien sabido que tal cosa puede ser bastante complicada y tener efectos impredecibles. De hecho, el joven economista, filósofo y saxofonista llegó a la conclusión de que no sabía si existía o no. ¿Tenía acaso alguna prueba de que realmente estaba allí y no era, por ejemplo, una creación de las mentes de otros?

Serias preguntas, sin duda, que no tenían para él una respuesta fácil. Pero, al fin, no sabemos muy bien cómo ni por qué, decidió que Alan Greenspan era un ser real. "¡El funerario existe!" le dijo un día a Ayn Rand Nathaniel Branden, que compartía en aquellos años los papeles de secretario y amante de la ilustre escritora.

Solucionada, pues, la ardua cuestión, el tema quedó olvidado durante mucho tiempo. Pero la última crisis económica volvió a poner el asunto de actualidad; esta vez con algunos matices particulares. Y algún mal pensado comentó: caramba, si Greenspan hubiera decidido que no existía, no habría llegado a presidir la Reserva Federal; y, a lo mejor, nos habíamos ahorrado la crisis. ¿Por qué diablos, no llegó a la conclusión contraria?

Contra los estabilizadores automáticos

Juan Ramón Rallo

El problema de fondo de los estabilizadores automáticos es el de pensar que un agente que copa el 40% o el 50% de toda la economía podrá aislarse y no sufrir los achaques de la gestación y el pinchazo de una burbuja que impregna a toda esa economía.

Uno de los logros de los que se encuentran más orgullosos todos los keynesianos es de haber instaurado un sistema de "estabilizadores automáticos" que actúen como contrapeso contra los movimientos cíclicos de la economía. Dentro de esta categoría se incluyen los impuestos vinculados a la actividad económica, especialmente cuando son progresivos (IRPF y en menor medida Sociedades o IVA) y los subsidios de desempleo. Así las cosas, cuando la economía va bien, los ingresos fiscales aumentan y el gasto en prestaciones de paro se reducen, y cuando la economía va mal, los ingresos fiscales se hunden y el gasto asistencial aumenta. En definitiva, en tiempos de bonanza, el Estado amasa un superávit presupuestario y enfría al sector privado retirándole "poder adquisitivo", mientras que en tiempos de depresión el Estado incurre en déficit para recalentar al sector privado cobrándole menos tributos y otorgándole más subsidios de desempleo. Desde el punto de vista del gasto el asunto es muy sencillo: sube el gasto privado, el Estado lo rebaja; cae el gasto privado, el Estado lo incrementa. Asunto terminado: como el Estado contribuye a estabilizar la demanda merced a estos instrumentos no discrecionales, también contribuye a estabilizar la economía. Son, pues, estabilizadores automáticos. Sencillo, ¿no? No tanto, pues el marco keynesiano es lo que tiene: que es falso.

Empecemos por los felices tiempos de bonanza. Si nos encontramos en la cresta de un ciclo económico causado por la excesiva expansión crediticia de los bancos, es verdad que la economía privada tiende a recalentarse y a inmovilizar los recursos en una dirección que más adelante se nos revelará como errónea, de modo que a priori podría parecer una buena idea que el Estado les arrebatara parte de esos recursos para prevenir su despilfarro. Sin embargo, es un poco ingenuo pensar que mientras el sector privado se encontrará sumergido en un clima burbujístico, nuestros gobernantes serán capaces de mantener la cabeza fría y, en lugar de utilizar esos ingresos tributarios extraordinarios para iniciar nuevos programas de gasto que dilapiden el capital tanto o más que en el sector privado, los destinarán íntegramente a incrementar su ahorro, minorando su endeudamiento anterior. Los políticos son personas que, como todas, pueden caer bajo el influjo de la orgía crediticia, consolidando una estructura de gastos que, para más inri, puede extenderse en el largo plazo y que luego puede resultar mucho más complicada de adelgazar y reajustar que en el caso del sector privado.

Por el contrario, en el foso de la depresión, la economía privada debe reajustarse creando nuevos modelos de negocio que permitan amortizar la acumulación de deuda privada pasada y satisfacer las necesidades más urgentes de los consumidores. Si en esos momentos el Estado comienza a endeudarse masivamente para impedir que decaigan las demandas de quienes han dejado de producir riqueza y deben proceder a reajustarse, no sólo se ralentiza el proceso de recomposición del sector privado, sino que se ceba el endeudamiento público, añadiendo todavía más pasivos a una sociedad que necesita minorar el monto de sus obligaciones totales. En otras palabras, el inconveniente de los estabilizadores automáticos durante la depresión es el mismo que el de todo programa estatal para incrementar el gasto en esa coyuntura, pero con un agravante: obran de oficio, sin necesidad de que nadie los ponga en marcha como si de un Plan E se tratara, lo cual los vuelve bastante más rígidos e inflexibles ante la nueva situación económica. Ni siquiera aquellos políticos que se dan cuenta de que la explosión del endeudamiento público no contribuye a superar la crisis sino sólo a enquistarla y agravarla, tienen margen para volverse austeros; lo deseen o no, las cuentas se les descuadran por defecto y en unos volúmenes elevadísimos.

El problema de fondo de los estabilizadores automáticos es el de pensar que un agente que copa el 40% o el 50% de toda la economía como el Estado podrá aislarse, primero, y no sufrir los achaques, después, de la gestación y ulterior pinchazo de una burbuja crediticia que impregna a la práctica totalidad de esa economía. La Administración será igualmente víctima de la euforia irracional, primero, y del deterioro de su crédito, después. No puede estabilizar la economía porque forma parte muy sustancial de esa economía (y menos de manera automática... como si el gasto por el gasto sirviera para descubrir cuáles son los nuevos modelos de negocio que necesitamos), de modo que si aquélla entra en crisis, él también lo hará por necesidad, y si aquélla se sobredimensiona, éste se verá impelido a hacer lo propio. Con una diferencia fundamental: el sector privado, gracias al mecanismo de los precios y al instituto de las quiebras empresariales, es mucho más ágil que el sector público tanto a la hora de detectar los errores cometidos como a la hora de corregirlos.

La solución última a dinámicas crediticias distorsionadoras no vendrá de la planificación ingenieril de expansiones o contracciones automáticas del gasto (público o privado), especialmente cuando esa planificación tiene su fundamento en una teoría económica deficiente como la keynesiana. Si queremos evitar de verdad los auges expansivos artificiales y salir lo antes posible de las depresiones, basta con que nos concentremos en que, en su origen, el crédito no se expanda desligándose del ahorro real y que, en su destino, las malas inversiones puedan reajustarse lo antes posible sin el sostenimiento artificial del crédito estatal. Los estabilizadores automáticos son más bien desestabilizadores automáticos.

Juan Ramón Rallo es doctor en Economía y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos y en el centro de estudios Isead. Puede seguirlo en Twitter o en su página web personal. Su último libro es Crónicas de la Gran Recesión (2007-2009).

El servicio exterior como método de pagar favores

El servicio exterior hondureño es de sobra conocido como uno de los instrumentos principales a la hora de pagar favores a los tontos útiles (siempre necesarios en un sistema político como el de Honduras) por una parte y por la otra como el mecanismo para “becar” a los miembros de las familias de los “patricios” que manosean Hibueras como si de su rancho particular se tratase.

El servicio exterior ha servido para que algunos sacasen y sigan sacando sus estudios de forma gratuita (aunque no es el dinero lo que les falta) y para que otros hiciesen y hagan turismo de altos vuelos a costa de los sufridos hondureños que pagan sus cuentas a pesar de pasar grandes penalidades.

Por una parte, amable lector, le invito a que eche una ojeada a esta lista de funcionarios y de los sueldos que devengan por ¿servir? a Honduras. Yo conozco a algunos, pero seguro que Ustedes conocerán a muchos más de los que aparecen ahí y que viven la “dolce vita” con el sudor de su frente, … ¡la de los ciudadanos hondureños de a pie, claro!.

Vean como simples oficinistas ganan más que un Agregado y vean las exageradas nóminas de personal de algunas Embajadas y Consulados (pareciera que Honduras en lugar de ser Honduras fuese un país rico), pero es lógico si tenemos en cuenta que la filosofía que prima es la de “enchambar amiguetes”.

Yo me pregunto para que hace falta un agregado de prensa en Atlanta, me pregunto como es que un asistente administrativo en Nicaragua gana casi 5.000 dólares, veo lo bien que este Gobierno a recompensado al Sr. Oscar Alvarez con un sueldo de 11.263 dólares, me pregunto que es un agregado civil que devenga un sueldo de 5.193 dólares en Argentina, me pregunto porqué aparece un oficinista en Filipinas/Tailandia con un sueldo de 4.074 dólares (¿será que Honduras hace muchos negocios con esos países o será que hay que organizar los viajes de “relax” de los funcionarios?), etc. …

Como una muestra final de todo lo anterior resulta que se va a celebrar una exposición en Bruselas y el artista elegido para la misma es un perfecto desconocido en las lides artísticas; sin embargo, no es un desconocido en la nómina de familias adineradas de Honduras.

Me refiero al hijo del Sr. Fiscal General Rosa Bautista y de Irma Violeta Suazo de Rosa Bautista (leer aquí). Además da la ¿casualidad? de que es hermano de una ministra de la Embajada de Honduras en Bruselas, Irma Alejandrina Rosa Suazo (qué bien colocan en el Ministerio de Relaciones Exteriores a los hijos de papá, aunque no es la única ya que el hijo de Ramón Custodio es nada más y nada menos que el flamante Embajador trasladado desde su anterior destino en Washington).

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Comisión Ferrero-Waldner patrocina una exposición en Berlaymont bajo sospecha de nepotismo

Tráfico de influencias en la elección de un artista para una exhibición de arte hondureño.

La comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, ha patrocinado una exposición en el edificio principal de la Comisión Europea que está bajo sospecha de tráfico de influencias y de nepotismo en su organización. La elección de Federico Antonio Rosa Suazo, hermano de una ministra de la embajada de Honduras en Bruselas, Irma Alejandrina Rosa Suazo, para la realización de una exhibición de arte en Berlaymont ha destapado una posible trama para conseguir la promoción de este joven fuera de su país y en Europa a cargo de el erario público de su país y de la Unión Europea. La noticia de la exposición apareció en la prensa local del país asegurando que la embajada había “comisionado al artista Federico Antonio Rosa Suazo para que cree obras inspiradas en el tema de la inmigración”; o sea, que la embajada pagaba a este artista, prácticamente desconocido en el panorama artístico del país, para exponer en Berlaymont.

Fuentes de la embajada hondureña en Bruselas confirmaron, a petición de este diario, la celebración de este acontecimiento asegurando que “habían trabajando durante largo tiempo para conseguir este hito histórico que un artista hondureño expusiese en la sede de la Comisión”. Fuentes oficiales de la embajada aseguraron también que habían hecho los trámites que exige el Ejecutivo comunitario para poder exponer en Berlaymont y buscaron el apoyo de la comisaria Benita Ferrero-Waldner, ya que es imprescindible un patrocinio de un comisario para poder exponer. Además, también confirmaron que “efectivamente la embajada corre con todos los gastos de la exposición y la comisión sólo facilita la sala”. Según fuentes de la Comisión Europea, los miembros de la embajada hondureña obviaron en su petición cualquier relación entre la ministra de la embajada y el artista. A pesar de eso, fuentes de Berlaymont aseguran que cualquier persona o institución pública que desee exponer allí puede hacerlo tal y como marcan las normas. Las muestras de arte no son abiertas al público y sólo son accesibles con normalidad a los funcionarios de la institución y a todas aquellas personas que permita la institución según las normas de seguridad de la Comisión. Además, las mismas fuentes aseguran que para los funcionarios la zona es también de acceso complicado, poco frecuentado y afirman que es necesario ir expresamente para verlo.

Multiplicación de la corrupción en Honduras

Estos casos no acostumbran a escandalizar a este pequeño país centroamericano, ya que la corrupción es algo a que los ciudadanos de este estado ya están acostumbrados y que las autoridades políticas y judiciales no tan solo no persiguen, sino que las obvian en muchos casos, según explican especialistas en este tema. La multiplicación de los casos de corrupción en los últimos años es tan evidente que incluso las organizaciones internacionales han alertado de este hecho. En poco más de cuatro años, la corrupción en este país se ha igualado a la que tienen muchos países africanos, según explican diversos expertos consultados por este diario. Si en el año 2002, Honduras ocupaba el lugar 71 en el listado de países corruptos, en el último listado de la percepción de la corrupción de 2007 hecho por la organización Transparency International, Honduras figura en el lugar 137 del mundo, obteniendo solamente 2,5 puntos de los diez posibles, según las metodologías de los expertos de esta entidad. Estas informaciones verifican que este país centroamericano ha bajado más de sesenta lugares en poco más de cuatro años, algo que, para esta entidad significa que Honduras es uno de los países del planeta donde la corrupción ha avanzado de forma muy importante en los últimos años.

Honduras

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