domingo, 25 de septiembre de 2011

Usted puede ser un pobre en EEUU

Desde la cofa

José Carlos Rodríguez

La residencia media de un pobre en EEUU es más amplia que la de un europeo medio.Entonces, ¿es que no hay pobres en EEUU? Claro que los hay. Una de cada 70 personas es un homeless.

Los medios españoles apenas han comentado el aumento del número de pobres en Estados Unidos. Claro, la pobreza es, para ellos, una cosa de presidentes republicanos. Para una familia con dos hijos es necesario ganar menos de 22.374 dólares para que te consideren pobre. Al cambio actual, 1,38 dólares por euro, son 16.213 euros, lo que supone, para el mismo caso, doce pagas de 1.072 euros más dos extraordinarias de 1.158. Es decir, que un mileurista español entraría en la categoría de "pobre" en EEUU.

Pero no es sólo ni principalmente la renta, sino lo que puedas comprar con ella. Es característico de un país rico, como EEUU, que los servicios sean muy caros y los bienes muy baratos. Los pobres, allí, se preocupan por llenar la nevera. Pero también por elegir un proveedor de televisión por cable (dos de cada tres), o a qué temperatura ponen su aire acondicionado (tres de cada cuatro). Más de la mitad tiene un ordenador en casa. "La típica casa de un pobre tiene al menos dos televisiones en color", y uno de cada tres un plasma o LCD. Y entra en esa categoría un 15,1 por ciento de los estadounidenses. Es decir, que el 85 por ciento tiene mejor calidad de vida. La residencia media de un pobre en EEUU es más amplia que la de un europeo medio.

Entonces, ¿es que no hay pobres en EEUU? Claro que los hay. Una de cada 70 personas es un homeless. Al 99 por ciento de los niños no les faltó una sola comida durante el año 2009, pero todavía queda ese uno por ciento que, algún día de ese año, se quedó sin comer. El problema de los más pobres no es la falta de comida, sino la sobrealimentación.

Así es un país rico. Así es la riqueza que los socialistas desprecian. Dicen estar preocupados por los pobres, pero la pobreza sólo se aminora con riqueza, y el único sistema social que la produce es el capitalismo.

El problema de EEUU no son sus pobres, sino que ha abandonado el liberalismo que le hizo libre y próspero. La consecuencia es que su renta media es igual que la de 1996 (descontada la inflación). Década y media ganada por el socialismo y perdida para aquélla sociedad.

José Carlos Rodríguez es periodista y miembro del Instituto Juan de Mariana

La necesidad de liquidez hunde el precio del oro y la plata

LA MAYOR CAÍDA DESDE LOS 80

El oro se desplomó más de 100 dólares el pasado viernes y la plata un 18%. ¿El motivo? La contracción del crédito y la búsqueda de liquidez.

Toni Mascaró

El precio del oro a entregar en diciembre cayó en 101,90 dólares el viernes hasta los 1.639,80 dólares la onza en el mercado neoyorkino. El precio corriente (spot) cayó en 89 dólares. Es la mayor caída del precio del lingote desde la crisis financiera de 2008. Pero si se consideran los dos días, entonces se trata de la mayor caída desde 1983. Esto representa una caída del 15% desde los máximos alcanzados el 6 de septiembre (1.923,70).

El mercado de futuros sobre la plata cerró el viernes con una caída del 18%, la mayor desde 1987. Sin embargo, el precio del oro seguía estando un 22% más caro que a principios de año y la plata un 16%.

Contribuyeron a la caída los rumores de que los grandes hedge funds podrían vender para cubrir sus pérdidas en otros mercados. Además, el CME Group, que supervisa la compraventa de futuros sobre metales preciosos respondió elevando los requisitos sobre los márgenes, o depósitos, del oro en un 21%, de la plata en un 16% y del cobre en un 18%.

Las causas de la caída

Según el análisis de Mike Shedlock, un reconocido analista de EEUU, una de las razones ha sido que la Reserva Federal (FED) "no hizo lo que todo el mundo pensaba, es decir, algo más que la Operación Twist". Dicho de otro modo, "no imprimió, ni siquiera amenazó con imprimir". Y añade que "para los que esperaban drama, la falta de acción de la FED fue decididamente bajista para los mercados de commodities [materias primas] en general , incluso para el oro".

Juan Ramón Rallo también apunta a la contracción del crédito para explicar este comportamiento de los mercados de oro: "Los agentes están buscando liquidez para protegerse frente a la próxima contracción crediticia. Ahora mismo, es más que dudoso que la máxima liquidez (a corto y medio plazo) la proporcione el oro. Si uno desea poder acceder a bienes presentes o, sobre todo, poder atender al servicio de la deuda, necesita papel moneda. ¿Cualquier papel moneda? No, aquél que esté en mejor posición para sobrevivir, por ejemplo el dólar".

Dichos agentes han sido, principalmente, fondos de inversión y hedge funds. Las reservas de efectivo de estas instituciones se encuentran muy bajas, así que cuando se vieron en la necesidad de conseguir liquidez, según Shedlock, "en vez de vender basura como el Bank of America a 6 dólares, los fondos de inversión se deshicieron de cosas como el oro, obteniendo beneficios".

O, como declaró Michael A. Gayed, de Pension Partners, "la tendencia de los hedge funds individuales o de cualquiera es vender ganadores antes de vender perdedores. ¿Cuál ha sido uno de los pocos ganadores de este año? El oro". Los hedge funds tuvieron las mismas razones que los fondos de inversión para deshacerse de oro y plata, pero Shedlock afirma que, además, calcularon mal lo que haría Bernanke.

No hay burbuja en el precio del oro

Por otra parte, Rallo insiste en que no se puede "hablar propiamente de burbuja en el precio del oro", ya que las actuales compras de metal amarillo son fruto de la desconfianza que la gente tiene de la seguridad de los depósitos rivales al oro, como pueden ser las divisas, inmuebles, acciones, o títulos de deuda pública o privada.

Una diferencia crucial entre el oro y otros activos (como los inmuebles) es que su oferta es muy limitada, de modo que "cuanto mayor sea la demanda de oro para tal fin, mayor será su precio, sin que ese encarecimiento (a diferencia de lo que sucede con todos los otros bienes o activos) se traduzca en una merma de su demanda de inversión, pues su función como depósito de valor se desarrollada de manera óptima sea cual sea su nivel de precios".

Sin embargo, Rallo ya comentaba en julio la posibilidad de un abaratamiento del metal. Y se remitía al año 1980, "cuando los tipos de interés superaron el 15% para evitar la destrucción del dólar, y podría volver a pasar ahora. Pero el pinchazo se produciría, no porque haya una burbuja, no porque exista algo así como un precio objetivo del oro del que éste no pueda rebasar durante mucho tiempo, sino porque al igual que el ordenador dejó obsoleta la máquina de escribir, un buen dinero estatal esterilizaría temporalmente la demanda monetaria del oro".

El factor China

Donde sí hay burbuja es en el mercado inmobiliario chino, cuya "historia de crecimiento se está desvaneciendo", según Shedlock. Tanto las commodities como las divisas de los países productores se resienten cuando la economía mundial pierde fuelle.

Según este analista, "China no es un motor de crecimiento en ningún sentido real de la palabra. Por el contrario, China necesita desesperadamente la demanda de EEUU y Europa. Es más, China se está recalentando y encima tiene una enorme burbuja inmobiliaria, precisamente en el peor momento. Las commodities ya estaban condenadas a caer solamente con la historia china".

Los días previos al desplome

Curiosamente, el jueves, el día anterior a la caída fuerte, el inversor Marc Faber opinaba en una entrevista que, últimamente, el oro "se ha sobrecomprado mucho". Y observaba que había factores que impulsaban al alza al dólar, con la consiguiente presión potencial a la baja sobre el oro.

Según Faber, "la fortaleza del dólar significa, como en 2008, que la liquidez mundial se está contrayendo. Y cuando tienes una contracción de la liquidez mundial, digamos que perjudica mucho a las commodities industriales, fortalece el dólar y perjudica a los precios de los activos. Y en 2008, el precio del oro no bajó, pero las acciones del oro bajaron mucho. Así que es concebible que alguien diga vale, el dólar está bajo, el oro está todavía relativamente alto, voy a sacar algunos beneficios con mis posiciones de oro".

Sin embargo, Faber aclara: "Yo no estoy vendiendo mi oro porque pienso que, a largo plazo, imprimirán dinero. Tan pronto como los mercados mundiales bajen otro 10% o 20%, incluso los republicanos escribirán una carta a la FED: Tienes que relajar [la política monetaria]. ¿Comprende? Ahora pueden sentarse y decir no relaje, ya hemos hecho suficiente. Pero tan pronto como los precios de los activos bajen y la economía se debilite, todo el mundo volverá a aplaudir a la FED si imprime dinero".

Mientras, Mike Shedlock advertía el lunes anterior que "si todavía no lo ha hecho, considere la posibilidad de que no habrá donde esconderse excepto en dólares americanos y bonos del Tesoro americano a corto plazo (que no dan nada) en una nueva recaída fuerte [de la economía]". Y añadía: "Espero que, en una gran caída [de la economía], el oro se mantenga arriba, pero fácilmente podría estar equivocado".

El precio del cobre muestra recaída económica

Shedlock considera "una apuesta segura que Bernanke reaccionará, sólo que no sabemos cuándo. Las cosas pueden (o no) ponerse feas para los mineros (especialmente plata), mientras tanto." Y, de momento, ya ha habido caídas en las cotizaciones de diversas empresas mineras.

Otro metal que ha sufrido importantes caídas es el cobre, cuyo precio pasó de 4,20 a 3,25 dólares en tres semanas, una reducción de casi el 25%. A diferencia del oro y la plata, la demanda de cobre sí tiene un importantísimo componente industrial. Por lo tanto, una caída sostenida de su precio constituye un muy mal augurio para la economía mundial.

Para el analista Gonzalo Lira el abaratamiento del cobre es incluso más importante que el del oro y la plata. "El colapso continuado del precio del cobre señala que los mercados han decidido colectivamente que no habrá una recuperación de las economías mundiales, al menos, durante los próximos 9 a 18 meses".

Lira considera que Bernanke verá en la caída del precio del cobre una de esas tensiones deflacionarias que tanto le preocupan. "Según la visión deflacionista, la caída de los precios obliga a los productores a recortar su producción, lo que implica despedir trabajadores". Éstos, a su vez, "gastan menos, contrayendo todavía más la demanda, poniendo así más presión a la baja sobre los precios, obligando a los productores a recortar y despedir todavía más trabajadores, que a su vez gastan menos".

Bernanke, temiendo esta espiral deflacionista, se embarcaría entonces en una nueva estrategia poco tradicional de inyección de liquidez "tan grande y -tan controvertida- como el Quantitative Easing 2".

Israel-Palestina: la internacionalización

Oriente Medio

Abbás gana popularidad entre sus partidarios y siega –un poco– la hierba en los pies de la radical Hamas. Si la puja internacionalizadora le diese un nuevo impulso a las negociaciones directas finalmente la maniobra de Abbás podría resultar positiva.

No están las Naciones Unidas para reconocer estados, sino para admitirlos en su seno una vez se hayan constituido y hayan sido adecuadamente reconocidos. Una excepción se hizo en sus mismos orígenes, creando dos estados del mandato británico sobre Palestina, uno Israel y el otro, que se negó a constituirse, la Palestina árabe. El resultado ha sido un conflicto perpetuo.

Ahora el presidente de la Autoridad Palestina, creada por los acuerdos de Oslo, recurre al método internacional que derivó en el conflicto que llega hasta nuestros días, y que el gobierno de Jerusalén denuncia como una violación de dichos acuerdos, los cuales establecían que la marcha hacia la estatalidad había de realizarse mediante negociaciones bilaterales.

Mahmud Abbás –que sigue ocupando el puesto tras muchos meses sin haber convocado elecciones después del vencimiento de su mandato– dice que se ve impulsado por la desesperación ante el estancamiento de las negociaciones debido a que Israel se niega a desmantelar los asentamientos judíos en Cisjordania y a retornar a las fronteras de 1967. Los negociadores palestinos establecen esos puntos como condiciones previas, igualmente en contravención de Oslo. También se oponen de plano a reconocer a Israel como estado judío, y exigen el derecho de retorno de los que se fueron como consecuencia de la guerra de 1948, pretensiones inadmisibles para Israel.

El recurso a la internacionalización, que suscita el aplauso entusiasta de todos los enemigos del país hebreo, divide a sus partidarios, incluso a la propia población del estado judío. Desde el punto de vista jurídico el método es más que vidrioso, aunque como siempre en derecho los abogados de ambas partes se entrecrucen abundantes argumentos. Es sutil y complicada la política interna de cada bando que está detrás de sus respectivas posiciones públicas. Los líderes tienen las manos atadas por lo que sus opiniones aceptan o rechazan y por sus intereses políticos personales. En ese sentido el bando palestino padece muchos más constreñimientos y los intereses partidistas de Abbás y su formación política, el-Fatah, condicionan poderosamente su posición negociadora. Hamas –que gobierna Gaza, de hecho escindida, violentamente, de la Autoridad Palestina y que no se puede descartar que cuente con una mayoría de votos en Cisjordania, único ámbito de gobierno de la Autoridad– se opone a Oslo, a las negociaciones y al recurso a Naciones Unidas, porque rechaza cualquier forma de reconocimiento de Israel.

De inmediato Abbás gana popularidad entre sus partidarios y siega –un poco– la hierba en los pies de la radical Hamas. Si la puja internacionalizadora le diese un nuevo impulso a las negociaciones directas –como pretende con gran urgencia el cuarteto internacional que vela sobre las mismas y cuyo representante es Toni Blair– finalmente la maniobra de Abbás podría resultar positiva. Pero no se ve como esa jugada unilateral puede levantar los obstáculos que bloquean las negociaciones. Más bien al contrario. Utilizará el éxito propagandístico para endurecer más sus actitudes, con el peligro del recurso al desbordamiento callejero. Al final, ni estado ni paz.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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