martes, 11 de septiembre de 2012

Venezuela: Entre civilización y barbarie

Venezuela: Entre civilización y barbarie

Civilización y barbariePor Asdrubal Aguiar
No especulo al señalar el grave dilema que recoge el título de Sarmiento. Es ese y no otro el que hemos de resolver los venezolanos.
El asunto va más allá de considerar lo anecdótico, a saber, que el presidente colombiano negocia la paz con las FARC luego de derrotarla su antecesor, Álvaro Uribe, ya que éstas poseen un aliviadero vecino sin pagar costos. En él reciben protección gubernamental, y en su guerra para la expansión internacional del narco-negocio que hoy más le interesa al marxismo residual, las víctimas son otras. Unos 161.383 venezolanos han muerto por homicidio desde 1999, cuando el candidato a expresidente pacta un modus vivendi con los terroristas ahora interesados en pacificarse. Me refiero, pues, a las alternativas de Venezuela según los programas de sus aspirantes presidenciales.

El inquilino del Palacio de Miraflores identifica el suyo como Propuesta del Candidato de la Patria: Comandante Hugo Chávez, en tanto que el joven Henrique Capriles, rotula el propio Comprometidos con el Progreso de Todos. Uno centra el porvenir en su persona de soldado, en tanto que éste apuesta por la obra de sus compatriotas, para que todos y de conjunto progresen como individuos.
El programa de aquél, en lo político, ofrece "fortalecer y defender los poderes públicos del Estado", "potenciar las capacidades de los organismos de seguridad para garantizar la estabilidad política", en suma, "consolidar el control hegemónico de la orientación política, social, económica y cultural de la nación". El de éste, con sobriedad republicana y ajeno a los adjetivos del comunismo, promete un Estado descentralizado, transparente, plural, respetuoso de la Constitución, los derechos humanos, las atribuciones de los otros poderes, y sobre todo "promotor de la diversidad política"; "despolitizar el acceso a la información pública" y "eliminar las barreras gubernamentales ilegítimas a la participación política y social" es un desiderátum.
En lo económico, el primero vuelve por los fueros de su fallida reforma constitucional, a cuyo efecto anuncia radicalizar el "socialismo", el "fortalecimiento de la planificación centralizada", la estatización de "los medios de producción", y propiciar "nuevas formas de propiedad" social y "un nuevo modelo de gestión de las unidades productivas" bajo formas de propiedad social directa e indirecta, sosteniéndose "la hegemonía en la producción nacional de petróleo". El programa de Capriles propone "el progreso de todos los venezolanos" con acento "en quienes buscan empleo" y para ello reclama "un ambiente de confianza entre el sector público y privado" a fin de elevar el poder adquisitivo de todos y generarles empleos de calidad. Propone, al efecto, usar el petróleo para apalancar la transformación y diversificación productiva del país.
En lo social y educativo, el Comandante señala como prioridad la "aceleración de los sistemas comunales de agregación" y la forja de la "contraloría social" como medio de disciplina -"aprender a mandar obedeciendo". El pueblo ha de organizarse alrededor de "consejos comunales, salas de batalla social, comunas socialistas", pues de ello depende el provento alimentario, de salud y educación. Y anuncia la "creación -mediante el esfuerzo cultural, educativo y deportivo- de una conciencia generadora de transformaciones para la construcción del socialismo".

Para el candidato "correcaminos" cabe "una educación que nos ayude a ser mejores personas, nos prepare para tener un trabajo digno y alcanzar nuestra independencia como personas"; que nos haga "libres, productivos, responsables, y nos capacite para desarrollar el proyecto de vida que queremos". Y la iniciativa social ha de adquirir la forma de redes para la protección de derechos y no como cuadros sociales y geográficos subsidiarios del Estado socialista, e "integra a todas las instancias para la promoción de una cultura de la paz, el diálogo, y la atención inmediata para la atención de derechos sociales cercanas a las comunidades: jueces de paz, consejos de protección, casa de la mujer y defensorías".
Así las cosas, la alternativa del pasado aspira convertir a Venezuela "en un país potencia" capaz de contribuir con "el equilibrio del Universo y la paz planetaria". El pueblo ha de prepararse para la "guerra popular prolongada" y como infidente ha de procurar la búsqueda de "información útil" para la defensa de la patria; en tanto que Capriles ofrece "despartidizar nuestra Fuerza Armada y asumir como tarea propia del Estado el ofrecer a los venezolanos un "contexto" de paz.
En síntesis, el 7 de octubre decidiremos, por las generaciones futuras, entre 14 años de gendarmería más otros 6, y el progreso con libertad.

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