Bloomberg
Sheldon Adelson
"Es una buena noticia para España",
sostiene José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, en
un país que tiene una tasa de desempleo de casi 25% y considera
solicitar un rescate internacional.
Pero existe un inconveniente: el grupo estadounidense Las Vegas Sands
Corp., que preside Adelson, ha dicho que no planea aportar más de 35%
del costo estimado de US$22.000 millones del resort y que buscará
recaudar fondos adicionales en los mercados de capital. En su anuncio
del 7 de septiembre, la empresa enfatizó que el proyecto está en una
etapa preliminar y que su suerte dependerá de cómo se resuelva la crisis
de la zona euro.
El anuncio coronó seis años de negociaciones y una disputa de nueve
meses a puerta cerrada por el proyecto entre la comunidad de Madrid y la
región de Cataluña, que incluye a Barcelona, la segunda ciudad del
país. Se trata del plan de inversión más ambicioso en España desde la
debacle del mercado de bienes raíces en 2008.
La decisión de Sands de escoger una ubicación para el proyecto
constituye una clara señal de que el proyecto se realizará a pesar de la
incertidumbre en torno a su financiación, opina Carlo Santarelli,
analista de Deutsche Bank.
"La capacidad de convencer a los inversionistas de los méritos de un
resort integrado a gran escala en una región de relativamente baja
penetración se volverá más fácil con el tiempo a medida que Europa se
estabiliza o empieza a repuntar".
Las penurias económicas de España no deberían perjudicar el proyecto,
"dado su atractivo para toda Europa, como se espera", añadió
Santarelli.
Representantes de Sands aseguran que están conversando con decenas de
bancos internacionales y por lo menos un banco español sobre el
financiamiento para el proyecto.
Las objeciones locales podrían representar un mayor obstáculo que la
falta de dinero, dijo Javier Díaz Giménez, profesor de economía en la
Escuela de Negocios IESE, en Madrid.
Grupos cívicos y partidos de la oposición dicen que lo que España
obtendría con el megacasino no compensa las potenciales desventajas.
Argumentan que la iniciativa elevará el lavado de dinero y la
prostitución —una afirmación que Sands rechaza— y relajará las
restricciones a los fumadores en espacios públicos.
También hay temores de que las exenciones que Sands está buscando
podrían eliminar las ganancias económicas y que la mayoría de los
empleos que el proyecto crearía serían mal remunerados. Cualquier
exención requerirá la aprobación del Parlamento.
Y aunque el gobierno regional de Madrid afirma que no se usará ni un
solo euro de los contribuyentes en el proyecto, un grupo llamado
Plataforma EuroVegas No estima que España tendrá que invertir cerca de
1.000 millones de euros (US$1.280 millones) en mejoras de carreteras,
conexiones de metro y otra infraestructura para hacer viable el casino.
"Estaríamos hipotecando el país si dejamos que se realice este casino", dijo Ana Revuelta, líder del grupo.
La última vez que España coqueteó con inversionistas de megacasinos
no tuvo un final feliz. En 2005, Harrah's Entertainment, ahora conocido
como Caesars, exploró un plan para construir un casino-hotel al estilo
de Las Vegas cerca de Ciudad Real, 190 kilómetros al sur de Madrid, pero
el proyecto nunca se realizó y el aeropuerto aledaño que debía atender
el tráfico del casino permanece vacío.
Representantes de Sands y de la comunidad de Madrid prevén una
historia de éxito como el complejo de casino Marina Bay Sands que la
empresa abrió en Singapur en 2010. Las visitas de los turistas al país
crecieron 20% y los ingresos del turismo aumentaron 50% ese año, según
datos oficiales.
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