martes, 11 de septiembre de 2012

La deuda que tenemos con el comercio

Autor:
Era el año 1600 y el café se había hecho enormemente popular en toda Europa, igual que había sido popular en todo el mundo musulmán desde su descubrimiento 900 años antes. El papa del momento era Clemente VIII. Sus consejeros le pedían que hiciera algo para acabar con la manía del café que entonces se extendía por toda la cristiandad. Probó el café, reflexionó sobre sus propiedades y luego, ante el asombro de sus consejeros, lo bendijo como bebida cristiana.
¡Larga vida al papa!
Las cosas no eran tan sencillas en el mundo protestante. La bebida seguía siendo controvertida en partes de Alemania en el siglo XVIII, como demuestra la jocosa “Cantata del Café” de J.S. Bach.

Gravando el consumo “darwiniano”

Autor:

[The Darwin Economy: Liberty, Competition, and the Common Good • Robert H. Frank • Princeton University Press, 2011 • Xvi + 240 páginas]
Un espectro persigue al último libro de Robert Frank: el espectro del libertarismo. Para él, es una visión doctrinaria con poco que recomendar; aun así parece una y otra vez tratar de refutarlo y desviarlo. Supone equivocado al libertarismo, pero incluso quienes lo acepten, piensa, tendrían que ver que sus propuestas de impuestos progresivos y variadas medidas sociales son razonables. Uno podría al principio inclinarse por explicar el comportamiento de Frank diciendo que responde a la mala influencia, tal y como la ve, que las posturas libertarias tienen en las discusiones sobre políticas públicas. Sospecho, sin embargo, que hay algo más. El libertarismo ejerce una peculiar fascinación en él.
Dice acerca del libertarismo:

Si D’Souza tuviera razón

Autor:

Fui a ver 2016: Obama’s America. Dinesh D’Souza escribió, protagonizó, dirigió, narró e hizo la investigación original para la película. Si la vemos desde el punto de vista de su éxito como documental, creo que es eficaz. Está ganando dinero en los cines. Esto es asombroso para un documental. Es un documental de un año de campaña y es bueno.
También está completamente equivocado. Porque olvida el hecho político esencial de los últimos doce años: la administración Obama es la sucesora operativa de la administración Bush. En Iraq, en Afganistán, en Guantánamo, en Wall Street, Barack Obama es George W. Bush con rostro negro. Obama es la estrella de un espectáculo de juglares del siglo XXI.
Este hecho ha sido ignorado deliberadamente durante cuatro años tanto por la derecha neoconservadora como por la izquierda con tragaderas. Ningún bando admitirá lo que considero el hecho esencial de este documental. En un largo encubrimiento de las políticas de George W. Bush.

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