lunes, 10 de septiembre de 2012

EE.UU. y América Latina: El mismo cortejo cuatrienal

EE.UU. y América Latina: El mismo cortejo cuatrienal

EE.UU. - LatamPor Juan David Escobar Valencia
El Colombiano, Medellín
“América Latina, que siempre ha sido importante para nosotros como mercado para nuestros productos, como fuente de abastecimiento en cuanto a una amplia variedad de materias primas, artículos de primera necesidad, como campo para nuestras inversiones y, finalmente, como colectividad de amigos y vecinos, es hoy de mayor importancia para nosotros que antes en la historia, y continuará siendo de importancia cada vez mayor en los años venideros”.
Esta cita parece tomada de algún discurso leído recientemente por la Secretaria de Estado de EE.UU. de visita en algún país latinoamericano, con excepción de México, que al parecer ya dejó de hacer parte de Centroamérica; o por alguno de los encargados de América Latina, si los hay, de las campañas demócrata y republicana que desesperadamente andan cazando votos. Pero en realidad hace parte de un discurso pronunciado en Bogotá por el entonces embajador de EE.UU. en Colombia, Dempster McIntosh , a principios de 1960, cuando Fidel amenazaba por esos días con expropiar a las compañías estadounidenses y convertir a la isla, hoy cárcel, en el peón de brega de los soviéticos y en el portaaviones soviético anclado a pocas millas de su enemigo desde el cual exportar la revolución comunista. Cosa que algunos ahora quieren olvidar.

La semana anterior en Washington, en la conferencia anual que organiza la Corporación Andina de Fomento, CAF, en asocio con el Diálogo Interamericano y la OEA, se presentaron, aunque no oficialmente, representantes de las dos campañas en disputa, como Dan Restrepo, el colombiano que todo parece suponer que de ganar Obama tendría un papel importante en el Departamento de Estado, así como el exembajador en Brasil, Clifford M. Sobel, colaborador de la campaña republicana.

Ambos parecían haberse aprendido el discurso de McIntosh, o al menos tomarlo como esqueleto para los suyos. En los dos, el cortejo a los votos latinos se basó en el intento de convencerlos de que ésta sí va a ser la década de América Latina, que los latinos son definitivos y valiosos para el candidato de su partido, y por el contrario, el candidato de la oposición no los quiere, les ha incumplido las promesas y los ha despreciado sin compasión.

Pero la mayoría de la argumentación fue floja y no muy convincente. Por ejemplo, la preocupación del candidato republicano de no entender cómo era que China fuese más importante que América Latina, si esta estaba apenas a unas millas de distancia, es muy loable, pero no resuelve nada. Y la contabilidad de reuniones de Obama con presidentes latinos, no deja de ser un hecho numérico sin mucha importancia que no representa un interés efectivo.
En la misma reunión se le hizo un reconocimiento al expresidente Carter, a quien Claudia Palacios, tan bella como inteligente, le preguntó sobre qué debería pasar en América Latina para que EE.UU. decidiera ponerle nuevamente atención. Como si alguna vez la hubiese tenido. ¿Adivinen qué dijeron? Nada importante.
Esto no lo escribo para deprimir a nadie, ni para criticar a EE.UU. sino para saber de dónde partimos, qué nos falta y qué tenemos que hacer.

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