Bolivia: Por treinta monedas de corcho – por Alejandro Brown

En ese enredo aparece un felino muy pequeño digno de
estudio siquiátrico, por la incapacidad de entender que solamente es un
felino clinudo y pequeño, aunque se siga creyendo león, al igual que un
anciano hecho al loco, pensando que aún sigue gustando al pueblo las
actividades particulares que desarrolla y que ha abandonado las
aspiraciones del municipio que lo colocaron a él y ahora sálvense quien
pueda, estos personajes nos lleva a preguntarnos, ¿con cuál de los
bandos se irán?
Con Tensionador Jacobino o con Matonsísimo Kid, pues
no sabemos todavía con cual se identifican, lo cierto es que hay señales
que nos llevan a concluir que en lo global se pintan de azul, y que en
cualquier momento como el camaleón cambia de color según la ocasión,
tomarán el tono como sus intereses.
La máquina del tiempo que descubrimos en el oriente
debería ser sujeto de análisis de la prensa científica internacional.
¿Por qué? Pues si miramos con detalle qué tiene el oriente para sí, qué
queda de la lucha de Andrés Ibáñez, qué competencia se ejerce desde la
región, qué le deja el gobierno del MAS para su desarrollo, se podrá
comparar la situación actual con la primera mitad del siglo pasado,
quien o quienes de lo cruceño participa del manejo actual del poder, un
ministro de gobierno que se hizo con los grupos indígenas a los cuales
persigue, un ex ministro de las épocas de Goni, que les acomoda basura,
parque, jardines y pavimento, los capangas de fraternidades, eliminando
cualquier resabio de resistencia.
La máquina del tiempo la inventó el MAS y la trajo a Santa Cruz, bienvenidos al viaje 100 años atrás, no por nada
tenemos eventos y escenarios muy similares a los años del 1952, es
irrebatible, con diferentes actores y diferentes métodos de acuerdo a la
época, movilización del rencor y resentimiento indígena contra las
ciudades, alejar del poder al oriente y violencia a través de cercos con
ayuda de cruceños que se deshacen por hacer la corte a la naturaleza
centralista del gobierno.
Aunque ya es evidente que la ciudadanía no acepta una
corporación de carteles narcotraficantes como gobierno, el exceso de
egoísmo de los representativos de siempre en la oposición hace que este
modelo de gobierno tenga todavía algunos años por delante, hacemos un
voto sincero para que sea elaborado un proceso que respetando la
decisión de la ciudadanía que quiere legítimamente otro tipo de
gobierno, interpretando de manera adecuada los deseos del pueblo
proponga un único y fuerte candidato de la oposición.
El síndrome de la rana cocida
Si usted arroja una rana viva a una cazuela con agua
hirviendo, la rana con toda seguridad se salvará, pues ante la sensación
abrasadora del agua hirviendo, el batracio se impulsará sobre el agua
en centésimas de segundo y saltará fuera de la cazuela humeante.
Pero existe una pequeña variante del experimento.
Meta la misma rana en la misma cazuela, sólo que esta vez llena de agua
fría. La rana se sentirá cómoda en su elemento, y no saltará. Luego
caliente paulatinamente el agua, y verá como la rana termina su vida
cociéndose sin que apenas se entere.
¿Qué ha pasado? Simplemente que en el segundo
experimento la rana no detecta los pequeños cambios paulatinos, sino que
percibe una agradable tibieza que termina llevándole a la muerte, pues
cuando quiere reaccionar ya es tarde, bien porque carece de fuerzas,
bien porque no encuentra la base necesaria para apoyar un enérgico salto
o simplemente porque carece ya de la voluntad de salvarse.
El riesgo de mantenerse al margen de cualquier acción
de resistencia es el que la ciudadanía termina sin casas o cualquier
tipo de propiedad privada, con los hijos adoctrinados por el estado, y
en país que desde el exterior sea visto como un cartel de narcotráfico.
Pueblo querido: despierta, que están cocinando tus
derechos y lo que nos pasó a nosotros, quienes tomamos el camino del
exilio, es posible que seas tú o cualquiera de tus seres queridos
quienes transiten este camino triste de ausencia y expatriación.
* Alejandro Brown es un perseguido político.
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