domingo, 12 de febrero de 2012

“En Ciudad Juárez sabemos cuándo salimos, no si vamos a volver”


Norma Andrade, madre de una joven asesinada en Ciudad Juárez, en un café en la Ciudad de México. / SAÚL RUIZ
RAQUEL SECO
Norma Andrade, de 51 años, mira con desconfianza la acera y se encoge de miedo cuando los camareros pasan cerca de la mesa. Ha sufrido dos ataques en apenas dos meses. El último, hace una semana en la capital de México. Allí vive desde que huyó desde su hogar, Ciudad Juárez, donde le dispararon el 2 de diciembre pasado. Lleva una década recordando que a su hija de 17 años, Lilia Alejandra, la asesinaron presuntos narcotraficantes cuando volvía de trabajar en una fábrica. Y que nadie ha ido a la cárcel por ello. Tras los dos atentados, el Gobierno federal no asume su protección, por lo que el próximo paso para ella, como para otros activistas, es salir de México.

Capturado en Perú el último líder histórico de Sendero Luminoso


Artemio, líder de la guerrilla de Sendero Luminoso, capturado por las autoridades peruanas. / AFP
JAIME CORDERO
Artemio, cabecilla histórico de la guerrilla peruana de Sendero Luminoso en el valle del río Huallaga, fue capturado ayer con vida. Tras cuatro días de intensa búsqueda en la selva, patrullas combinadas del Ejército y la policía lograron esta mañana ubicar al líder terrorista, último miembro de la cúpula senderista que permanecía en libertad. Según las primeras versiones, estaba refugiado en una choza, gravemente herido, pero consciente. “Está vivo, se le están brindando las atenciones médicas correspondientes”, manifestó el ministro de Defensa, Alberto Otárola. De inmediato fue trasladado a la base militar de Santa Lucía, en la zona de Tocache, según informó la web IDL-Reporteros.

“Mataron a mi amor de 23 años y deserté”. Mayte Carrasco


Rebeldes armados sirios marchan por una calle de Idlib. / AP
“No sabía cómo fabricar un explosivo. Puse ‘bomba’ en Google, me salieron los ingredientes, pedí que me los trajeran de Líbano y me salió bien”, explica Hafez con una sonrisa infantil, sentado en una de las casernas del Ejército de la Siria Libre (ESL), en la provincia de Homs. Este informático es el único artificiero de las fuerzas rebeldes sirias de esta zona, salpicada de lugares secretos al abrigo de las tropas de Bachar el Asad. “Somos pobres y no tenemos nada, solo nuestras mentes. Estamos aprendiendo rápido, ¡es nuestra primera revolución!”. Por la puerta entra Aneshma, nombre de guerra de este coronel desertor del Ejército, con una bolsa de plástico negra llena de teleobjetivos para sus M16. Hay un pequeño revuelo y una decena de jóvenes, todos entre 25 y 35 años, comienzan a toquetearlos con la ilusión de un niño con zapatos nuevos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario