viernes, 23 de septiembre de 2011

Los dilemas del postchavismo

por Carlos Alberto Montaner

Carlos Alberto Montaner es periodista cubano residenciado en Madrid.

Los gobiernos más alertas dan por descontado que el presidente Hugo Chávez morirá a corto o medio plazo. El corto plazo son 18 meses. El medio, 48. El diagnóstico más generalizado es que padece un severo cáncer de vejiga. Pronto se sabrá si la quimioterapia que ha recibido dio resultado o si continúa imparable el proceso canceroso. En todo caso, ante la incertidumbre, los actores principales de este drama juegan la carta de la muerte y examinan sus mejores opciones. Ninguno puede darse el lujo de dejarse sorprender.

Hugo Chávez, naturalmente, piensa que va a sobrevivir, pero sabe que las probabilidades estadísticas no lo favorecen. Si va a fallecer, su objetivo es que la revolución bolivariana no desaparezca tras su muerte, aunque casi nadie entiende muy bien en qué consiste ese engendro. Chávez quiere pasar a la historia. El problema es que sus trece años de gobierno no le han alcanzado para crear un partido político coherente dotado de un mecanismo razonable para escoger el sucesor y transmitir la autoridad. El chavismo es una olla de grillos dedicados al enriquecimiento ilícito y a gritar consignas. La selección del próximo vicepresidente resultará muy importante. Será una forma de elegir al heredero. Por ahora, ninguno le resulta capaz de calzar sus zapatos. Chávez, como buen caudillo, se cree irremplazable.

A la cúpula militar no parece importarle el aspecto ideológico de la revolución, sino el destino que le espera si se produce un cambio de régimen. A juzgar por la reciente denuncia del Departamento del Tesoro del gobierno norteamericano, la corrupción vinculada al narcotráfico ha calado hondo en la estructura castrense. En los círculos de Washington comienzan a referirse a Venezuela como un narcoestado. Los mexicanos han descubierto que muchos de los aviones que transportan la droga al país proceden de Venezuela. La inclusión oficial en la lista de cómplices de las FARC y de los carteles de la droga del general del ejército Cliver Alcalá, el oficial de inteligencia Ramón Madriz, el congresista Freddy Bernal y el parlamentario Amílcar Figueroa presagia una gran resistencia de los militares a cualquier evolución pacífica que los aleje del poder y del dinero y los acerque a la cárcel. La llegada al gobierno del antichavismo puede ser el fin de la impunidad.

Raúl Castro, además del complicado velorio de Fidel, que ya está previsto y planeado, ahora tiene que enfrentarse al de Chávez, mucho más incierto. Ha instruido a su poderoso servicio de inteligencia para que promueva y fortalezca un chavismo sin Chávez que continúe asignándole a la Isla el copioso subsidio venezolano que la mantiene a flote. Raúl pretende convertirse en el Gran Elector que coloque al sustituto en el trono, pero sabe que es muy improbable que el heredero, cualquiera que sea, asuma el grado de subordinación a “los cubanos” que Chávez exhibe. Por otra parte, Raúl, que en Cuba está dedicado a una cruzada contra la corrupción, no ignora que Venezuela es una pocilga en la que miles de chavistas se dedican al delito, incluido el narcotráfico. Todo eso es muy peligroso. Es verdad que Venezuela es una formidable fuente de subsidios, pero el vínculo entre los dos países puede arrastrar a la Isla a una catástrofe. Controlar a un narcoestado como Venezuela, sin un Chávez que sirva de correa de transmisión, probablemente sea imposible. Al fin y al cabo, esas mafias no abrigan lealtades políticas genuinas. Sólo intereses.

Estados Unidos tiene razones para estar preocupado. Chávez es un antinorteamericano empedernido, pero su desaparición, al menos por un tiempo, será una fuente de desestabilización. Aproximadamente, el 10% del petróleo que el país importa proviene de Venezuela (hace unos años era el 15%) y es posible que el suministro se interrumpa provisionalmente. Un súbito vacío de poder podría precipitar al país en el caos. Con los niveles de delincuencia que hoy existen en Venezuela, los motines callejeros del caracazo de 1989 pueden repetirse de forma incontrolable.

La oposición democrática tiene que hilar muy fino y con un gran sentido de responsabilidad. La mayoría del país es antichavista, pero las instituciones y casi todos los medios de comunicación están bajo control del entorno del coronel. Si éste muere, será esencial pactar y negociar la transición con una o varias de las facciones del chavismo que estén dispuestas a permitir que la sociedad manifieste sus preferencias. De esta triste historia se sale votando o matando. Lo sensato es votar y luego arreglar cautelosamente el desaguisado. Así son las transiciones.

Ban amonestó a Ahmadineyad por poner en duda Holocausto y el 11-S en la ONU

Foto: EMMANUEL DUNAND/AFP

Naciones Unidas, 24 sep (EFE).- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, que respete a Naciones Unidas y lo amonestó por haber puesto en duda en ese foro el Holocausto y las circunstancias de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Ban mantuvo hoy un encuentro con Ahmadineyad en el que, según un comunicado del organismo, subrayó que “Naciones Unidas debería ser respetada como un foro para promover la tolerancia, el respeto mutuo y el entendimiento entre culturas” y en el que lo reprendió por sus “inaceptables” comentarios ante el pleno de la Asamblea.

“Los comentarios que niegan o cuestionan dolorosos hechos históricos como el Holocausto o el 11-S son inaceptables”, le comunicó el máximo responsable de la ONU al mandatario iraní en referencia al discurso que Ahmadineyad ofreció ante en la Asamblea General.

En ese discurso volvió a poner en duda la autoría de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono en 2001, y arremetió con dureza contra Estados Unidos, Israel y las potencias occidentales, lo que provocó que todas esas delegaciones abandonaran el pleno.

El secretario general de la ONU también pidió a Ahmadineyad “más esfuerzos” relacionados con “la importancia de respetar los derechos civiles y políticos fundamentales” y le mostró su “tristeza” por la ejecución el miércoles en su país de un joven de 17 años.

Las autoridades iraníes ahorcaron ese día en público en la ciudad de Karaj, al oeste de Teherán, a un joven condenado por el asesinato de Ruholah Dadashi, un culturista local famoso, y a la ejecución asistieron más de diez mil personas.

Asimismo, Ban aseguró al mandatario que “el asunto nuclear iraní sólo podrá resolverse a través de una solución política negociada que restaure la confianza internacional sobre la naturaleza pacífica del programa nuclear” del país asiático, por lo que pidió “la completa colaboración” de Teherán con las resoluciones del Consejo de Seguridad en ese sentido.

El máximo responsable de la ONU expresó a Ahmadineyad su satisfacción ante la liberación esta misma semana “por razones humanitarias” de Shane Bauer y Joshua Fattal, los dos excursionistas estadounidenses condenados por espionaje en Irán tras ser detenidos hace 27 meses en un área montañosa del Kurdistán.

Ban y el presidente iraní también trataron distintos asuntos internacionales como la situación en Oriente Medio, Afganistán, Irak, Libia y Siria.

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