Rajoy claudica
Por Juan Ramón Rallo
Los presupuestos más austeros de la historia del Gobierno más austero
de la historia aumentan el gasto público en 9.000 millones de euros, un
5,6% más que en 2012, justo en unos momentos en los que el país se halla
a las puertas de la bancarrota o del rescate.
Esquizofrenia no menor, por cierto, a ésa que ha llevado a un Gobierno liberal, amigo de
los emprendedores y que cree en la economía privada a convertirse en el
Ejecutivo que, con diferencia, más ha rapiñado la propiedad privada de
los españoles. Si no tuviéramos que estar suficientemente agradecidos a
Montoro por ponernos el IRPF a los niveles más elevados de Europa,
suprimir casi todas las deducciones al Impuesto de Sociedades o subir el
IVA al 21%, el ministro de Hacienda vuelve a apretarnos las tuercas
para poder seguir despilfarrando a manos llenas. Anoten: prórroga del
Impuesto sobre el Patrimonio, reintegración de las plusvalías a corto
plazo en la base general del IRPF (lo que supone una subida del tipo
máximo del 27% al 52%), supresión de la deducción por compra de
vivienda, cancelación de la anunciada rebaja de las cotizaciones
sociales (por cierto, ya que el IVA se subió para financiar esto, ¿lo
bajarán ahora?), nuevo gravamen sobre las loterías y limitación de la
deducción de los gastos por amortización en el Impuesto de Sociedades
(vamos, que una empresa ganará 100 y pagará impuestos sobre 150). Nuevo
pack de rejonazos fiscales cuyo propósito es recaudar 4.000 millones de
euros, menos de la mitad de lo que este dispendioso Ejecutivo proyecta
elevar sus desembolsos en 2013.
Para colmo, las previsiones de crecimiento y creación de empleo están
absolutamente fuera de lugar: la economía española apenas decrecerá un
0,5% (Standard and Poor's preveía ayer una caída del 1,4%) y la tasa de
paro... ¡se reducirá! Así claro que nos salen las cuentas: como ya hacía
Zapatero, político modélico para Rajoy y Montoro, basta con inflar las
previsiones de ingresos y minusvalorar las de gastos para alcanzar,
sobre el papel, el objetivo de déficit propuesto.
¿Cómo pedir a los inversores internacionales o a los Gobiernos europeos
que confíen en un partido cuyo único propósito es seguir encaramado al
poder a través de una machacona propaganda proausteridad que luego
incumple incluso de manera más flagrante que el nefasto Zapatero? De
ninguna manera. Con estos presupuestos, Rajoy y su equipo económico han
demostrado no sólo que quieren situarse a la izquierda de Izquierda
Unida, sino que se niegan a afrontar la realidad y que claudican en su
obligación de sacar al país de la suspensión de pagos. Las
Administraciones Públicas tienen que recortar el gasto anual en 130.000
millones de euros para acabar con el déficit y Montoro lo incrementa en
casi 10.000 millones. Homenaje al esperpento que, ahora sí, nos condena a
la absoluta dependencia de la respiración asistida que Draghi tenga a
bien proporcionarnos.
La cuestión, empero, sigue siendo la misma que hace unos meses: ¿cuál
es el propósito de que, por imprudente que sea un banquero central, siga
prestando dinero a unos señores que ya han asumido que, si la
Providencia no lo remedia, jamás van a devolverlo? ¿Cuál es el
propósito, en suma, de mantener a flote una estructura parasitaria cuya
supervivencia exige un endeudamiento continuado y sin fin al que nadie
quiere poner coto?
No, no son los presupuestos más austeros de la historia, sino los
presupuestos más irresponsables de la historia. Zapatero, al menos,
tenía la excusa de que le seguían prestando dinero y, por tanto, de que
no sentía presión alguna para recortar. Rajoy no: si los presupuestos de
2012 fueron una vergüenza y una burla hacia nuestros acreedores, lo de
hoy es, simple y llanamente, un suicidio.
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