martes, 25 de septiembre de 2012

La oportunidad perdida de Romney

Andrés Oppenheimer

La presentación del candidato republicano Mitt Romney en el foro Univision/Facebook televisado para todo el país desde Miami la semana pasada fue su mejor oportunidad de llegar a los votantes hispanos y de aumentar su escaso 30 por ciento de apoyo entre los votantes latinos. Sin embargo, la desperdició.
Hay que admitir que Romney se mostró mucho más relajado y cordial hacia los hispanos que durante las primarias, cuando en un esfuerzo por ganarles a sus rivales de la extrema derecha republicana adoptó posturas contra los indocumentados que a veces sonaban como descalificadoras de todos los inmigrantes.


El en foro de Univisión, Romney enfatizo repetidamente que quiere una “solución permanente” para la inmigración. Pero si uno escucha lo que dijo —y lo que omitió decir—, debe llegar a la conclusión de que Romney desperdició la mayor oportunidad que ha tenido hasta el momento para tomar distancia de la extrema derecha de los republicanos, cuyas políticas antiinmigratorias podrían dar lugar a un clima hostil contra todos los latinos en este país.
Veamos los hechos: durante las primarias, Romney dijo que la draconiana ley de inmigración de Arizona debería ser un “modelo” para toda la nación; dijo que él vetaría el Dream Act —el proyecto de ley apoyado por el presidente Obama que permitiría la nacionalización de hasta 1.7 millones de estudiantes indocumentados— y que fomentaría la “autodeportación” de los 11 millones de inmigrantes ilegales, una estrategia que según sus críticos implica volverle la vida imposible a los sin papeles hasta que decidan voluntariamente abandonar el país.
A pesar de su sonrisa compradora y de los entusiastas aplausos que recibió de una audiencia en su gran mayoría integrada por republicanos cubanoamericanos, Romney no se apartó de sus posturas de línea dura anteriores.
Es más, se refirió a los inmigrantes ilegales repetidamente como “illegal aliens”, un término deshumanizante que usan los sectores antiinmigración para esconder el hecho de que muchos indocumentados ingresaron al país por la puerta trasera debido a un sistema de visas obsoleto que no les permite ingresar por la puerta principal para ocupar empleos que requiere el mercado laboral.
Cuando se le preguntó a Romney si sigue pensando que ley de Arizona debería ser un “modelo” para el país, Romney eludió la pregunta.
Al responder preguntas sobre el Dream Act, Romney pareció suavizar su anterior oposición total al proyecto de ley al elogiar la propuesta del senador Marco Rubio de otorgar a los estudiantes universitarios indocumentados una vía para obtener la residencia legal, pero no la ciudadanía. Pero Romney no contestó varias preguntas sobre si renovaría la reciente decisión de Obama de suspender temporalmente las deportaciones de estudiantes indocumentados.
Una y otra vez, Romney se escudó en su promesa de encontrar una “solución permanente” para la inmigración, pero no explicó cómo sería esa solución, lo que equivale a ofrecer una “no-solución”.
Y la “solución permanente” a la que se refirió Romney no incluyo la palabra “integral”, que es la palabra clave que Obama y los demócratas y republicanos moderados usan para referirse a una solución que resolvería simultáneamente la seguridad fronteriza, las sanciones a los empleadores que contratan a indocumentados, la actualización del sistema de visas y la legalización de los indocumentados que cumplan con ciertos requisitos.
Cuando se le preguntó por su propuesta de “autodeportación” de indocumentados, Romney no modificó su postura anterior respecto de que los inmigrantes indocumentados —incluso los que llevan varias décadas aquí— deberían volverse a su país de origen y ponerse en la cola de quienes están pidiendo visas para entrar al país.
“Mucha gente esperaba que después de las primarias, Romney tomaría distancia de esas políticas de extrema derecha, pero no lo hizo”, señala Frank Sharry, jefe del grupo liberal pro inmigración America’s Voice. “Lo que hizo el pasado miércoles es enfatizar unas partes de su discurso para tratar de disimular otras, con la esperanza de engañar a los votantes latinos”.
Mi opinión: Romney podría haber reducido la brecha si hubiera aprovechado la oportunidad para distanciarse de algunos sectores xenófobos de su propio partido que acusan a los indocumentados hispanos, entre muchas otras cosas, de estar trayendo el crimen y enfermedades peligrosas al país.
Podría haber dicho que después de intensas conversaciones con el senador Rubio y con otros republicanos moderados en el tema de la inmigración, y considerando el hecho clave de que la inmigración ilegal ha caído casi a cero, ha llegado a la conclusión de que la ley de Arizona ya no debe ser un “modelo”, y que la solución al problema inmigratorio debe ser integral.
No lo hizo, tal vez por temor a que lo vuelvan a acusar de ser un político que cambia de posturas constantemente. Tal vez lo haga durante los debates presidenciales, pero desperdició la mejor oportunidad que tal vez tendrá de hacerlo frente a una audiencia nacional de hispanos.

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