viernes, 14 de septiembre de 2012

El Presidente que quiere México



El Presidente que quiere México

Manuel Espino Barriento

 Más que a un partido, más que a una ideología, durante la reciente jornada electoral se dio la bienvenida a un proyecto con visión de Estado, con un enfoque de paz y una clara orientación hacia la inclusión democrática.
 
Por contraste, los votantes rechazaron, justo, el tipo de Ejecutivo que hemos visto durante este sexenio.

 
Se dio la espalda al mandatario que se pelea con sus propios compañeros de partido y los acusa de solicitarle apoyos electorales ilegales.


Se dijo adiós a una Presidencia colérica, de exabruptos y regaños a los ciudadanos, que utilizó la violencia como herramienta de legitimación política.


También se lanzó un “ya basta” a un gabinete que privilegió la lealtad al Presidente sobre la lealtad a México, así como a un equipo de gobierno que no representó a los diversos grupos de ciudadanos, sino que tan sólo reflejó una concepción sectaria y patrimonialista del ejercicio del poder público.


Estas preocupaciones siguen vivas en la sociedad nacional, como lo hemos podido constatar los integrantes de Volver a Empezar durante el periodo poselectoral.


No hemos dejado de trabajar intensamente, pues nuestro objetivo nunca fue electoral: El 1 de julio no nos significó un punto final, sino un punto de partida en nuestro objetivo de alcanzar, durante el sexenio siguiente, las metas del plan que firmamos con el Presidente electo.


Por ello, en nuestras giras, en nuestros foros y encuentros, cada vez que un liderazgo más se suma a ese plan, y estampa su firma junto a la de Enrique Peña Nieto, escuchamos el justo reclamo por contar, ahora sí, con un Presidente que sea educado, que se comporte con sencillez, que sea cumplidor y trate bien a los ciudadanos, decidiendo, junto con ellos, lo mejor para todos.


Un mandatario, asimismo, que con transparencia acuerde con los legítimos representantes de la sociedad y no pacte en secreto con líderes de mafias o grupos de poder.


Recorriendo el país no sólo hemos constatado que está firme el ánimo de cumplir con el plan que, por escrito, se trazó junto con el Presidente electo, sino también el trabajo que en las diversas regiones se hizo para apoyar su proyecto.


Es tanto el sentido que hace a los ciudadanos un esfuerzo que se eleve sobre partidos e ideologías que las adhesiones se multiplican, cotidianamente, como proyección de ese anhelo social de que haya un cambio en la concepción y el ejercicio del poder del Ejecutivo federal.


Ese cambio pasa, primordialmente, por contar con un gobierno tan plural como lo es México y un Presidente tan sencillo y trabajador como lo son sus ciudadanos.


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