jueves, 27 de septiembre de 2012

Colombia: Inconcebible burla a Bogotá – por Ernesto Macías Tovar

Aunque no era difícil saber cuáles eran los verdaderos propósitos del presidente Juan Manuel Santos con el nombramiento de la excandidata a la Alcaldía de Bogotá, Gina Parody, en el rimbombante cargo de Alta Consejera para Bogotá, no es fácil entender sus nocivos efectos.

Independientemente de ser cierto o no que a Parody la estén impulsando para un segundo esfuerzo de llegar a la Alcaldía y, de paso, preparándola para la campaña a la reelección del presidente Santos como jefe de debate en Bogotá, junto con el otro Consejero Lucho Garzón, este no puede ser el motivo que justifique causarle un perjuicio al desarrollo de la Capital, ni utilizarlo como juego político, anteponiendo una causa personal a los caros intereses de la ciudad.

El gobierno nacional anterior no solamente dejó concluidos los diseños de la Fase III de TransMlenio, sino que dejó financiado el proyecto de la Avenida 26, hasta el aeropuerto ElDorado inclusive. La construcción del terminal aéreo contempla las obras de las estaciones correspondientes. Además, el convenio quedó definido con la fórmula de financiación 60/40, es decir, que la nación aportaba el 60% y el Distrito (TransMilenio) el 40%. Sobre este acuerdo se presentaron objeciones de los organismos de control que debieron ser subsanadas con la gestión del gobierno nacional y, por supuesto la del Distrito de Bogotá.
Sin embargo, a principios de junio del presente año, en un Consejo para la Prosperidad, inexplicablemente el propio presidente Juan Manuel Santos anunció, con bombos y platillos, un acuerdo con la Alcaldía para la construcción del tramo de TransMilenio hasta el aeropuerto ElDorado; el cual tendría un costo aproximado de $100.000 millones, utilizando una fórmula de financiación distinta del 70/30.
El presidente Santos notificó en aquella oportunidad que apoyaba en su integridad el convenio entre el ministro Miguel Peñaloza y el Distrito, el cual establecía que el carril mixto quedaría a cargo de la nación a través de Opaín -consorcio constructor del aeropuerto-, y el carril exclusivo lo asumiría TransMilenio (Distrito).
Pues, al parecer, la nueva ministra de Transporte, Cecilia Álvarez, muy cercana a la consejera Parody, convenció al presidente Santos para desconocer los avances del gobierno anterior y el acuerdo de su antecesor y, tal vez, para cobrarle de nuevo el favor al Distrito, proyectando otro convenio que no puede ir más allá del anterior -Documento Conpes-, el cual, sin duda, retrasa aún más la obra. Pero muy seguramente se le atribuirá la “gestión” a la Alta Consejera, a manera de anticipo para su campaña.
Inexplicable que Santos, considere “inconcebible” que no se haya previsto que TransMilenio llegara hasta el aeropuerto de Bogotá”; a pesar de haber participado como ministro del gobierno que diseñó y dejó financiada la obra, y que después de dos años de su gobierno ande tan despistado; o fingiendo serlo. Inconcebible que hace tres meses hubiera anunciado un nuevo acuerdo que hoy ignora. Inconcebible que en dos años de gobierno no haya mostrado gestión para ejecutar una obra tan importante. Inconcebible que el gobierno se burle de Bogotá de esa manera.

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